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Otra cagada es posible

Gonzalo Osés
Gonzalo Oséshttp://www.gonzalooses.es
Soy abre puertas, se me da bien conectar necesidades con soluciones. Me rijo por tres frases: la de mi madre “la vergüenza pasa y el provecho queda en casa”; la de mi padre, “la persona más feliz es la que menos necesidades tiene”; y la mía, “para crear valor hay que tener valor”. En plan profesional, soy FEO (Facilito Estrategias Operativas), cofundador de Xaudable, conecto innovación con el mercado, mentor y docente en @eoi y @SEK_lab. Emprendedor con mi startup de comida rápida saludable. Autor libro “abre puertas, cómo vender a empresas”. Miembro de @Covidwarriors. En otras décadas organicé en IFEMA la feria Casa Pasarela y fui gerente de un concesionario oficial en Madrid de motos Honda. Licenciado en Dirección y Administración de empresas por CEU San Pablo, diplomado en diseño industrial por IED (Instituto Europeo Di Design), master de comunicación aplicada en Instituto HUNE.
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análisis

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En la columna anterior escribí mal el nombre de la startup Genially que me dijo Javier Sánchez-Marco, así como el de TravelPerk que me comentó Pablo Szefner y el de Capchase que me dijo Chema Nieto. También, escribí mal el nombre del blog de Héctor García, que es HectorGEO, y se me olvidó citar a Raúl Sánchez y a José Luis Vallejo por elegir Cabify y a Miguel Ángel Expósito por Carto. Esos fueron los fallos que se me pasaron, tras pedir el jueves por la mañana a Bea Talegón que corrigiera otros de cierto calado como cambiar de ciudad a algún inversor y startup…

El jueves a las cinco de la tarde, hice una justita presentación en la selección de la decena de startups de Foodtech en Food for Good y Ftalks Editions que organizaban el hub KM Zero y la feria Smart Agrifood Summit. El hecho de estar validando el modelo de negocio de Xaudable hacía que hubiera demasiadas cosas que contar en 180 segundos… Además, pienso más rápido de lo que hablo por lo que suelo pronunciar regular, o sea que, con prisas ya, telita, pobres espectadores. En casa de herrero, cuchillo de palo.

Por supuesto, nos ganó de calle la startup de nanotecnología Nucaps. Pero nosotros, sólo con estar en esa selección, ya habíamos ganado, recuperando el interés de un business angel y de una empresa referente de nuestro sector. Un oasis que ya abandonamos para seguir cruzando el desierto de toda startup disruptiva.

Al día siguiente, gracias a Sandra Hernández, la dueña de la taquería La Tentación del Mercado de San Fernando en Lavapiés, hicimos una cata de nuestros snacks saludables. Con el objetivo, por un lado, de dar a conocer que estábamos en Alter Café; y, por otro, de validar si podría ser una comida amigable para niños, ya que por la tarde suelen acudir padres tras recoger a los niños del cole. Esa tarde no llegaron ya que el buen tiempo invitaba al terraceo, así que habrá que crear otro escenario para validar a los niños como usuarios.

En cambio, vimos muy claro cómo los veinteañeros se están convirtiendo en el cliente recurrente, al atreverse a probar cosas que desconocen, al no tener almacenados en su disco duro tantos prejuicios como los de más edad que no se atrevieron de primeras a catarlos.

Como me dijo el estudiante Miguel, el lunes de esa semana, al pasar por la sala donde hacíamos una mini cata en la disruptiva Universidad Teamlabs: “no sé qué es eso, pero quiero probarlo”.

Lo que no acabo de comprender es por qué, en el caso de que una startup no consiga sobrevivir, se concibe como un fracaso de sus fundadores. Y lo mismo cuando una persona se propone aventurarse personal o profesionalmente en un nuevo proyecto.

La palabra fracaso no existe en el mundo que nos rodea, ¿qué montaña, río, mar o desierto ha fracasado? Es decir, esa palabra es un concepto inventado para mantenernos enjaulados en nuestros miedos, en el qué dirán, y estar quietos para aceptar mansamente que no debemos liderar nuestra vida.

No obstante, bien que nos venden en excelentes campañas de marketing que, si queremos ser Messi o Hamilton, con tesón y pasión llegaremos… Del fracaso no se aprende, se aprende de la experiencia de probar por primera vez algo.

Basta ya de enseñar y adoptar miedos impostados, como la dañina generación de expectativas: la vida es la que es, el ser humano se ha aventurado desde sus albores. Puede que cuando se hizo sedentario, se hiciera más productivo y más rentable con la rutina, escalando los beneficios de la comunidad; la contraparte es que dejó de escuchar a su ADN, dejó de atreverse, de crear empresas que descubran Las Indias personales.

Nos vemos en el camino de una nueva cagada o de la esencia de la vida, aventurarse.

GO!

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