Oportunismo y oportunidad en política: el momento Psoe

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PSOE

Oportunismo y Oportunidad no son la misma cosa, aunque pueden serlo, y, de hecho, suelen ser serlo habitualmente. Cuando se aprovecha un momento concreto, en este caso en Política, para obtener unos beneficios y no para establecer una sistemática que nos permita mantener esa mejoría en el tiempo, estamos ante el Oportunismo. Sin embargo, cuando esa misma situación nos sirve para iniciar procesos de cambio para la mejoría del sistema, tanto a nivel orgánico como a nivel social, entonces estamos ante una Oportunidad.

Partidos como Podemos, o Vox, han aprovechado, cada uno en su momento, el nicho político de desasosiego y descontento social para sumar votos y medrar a costa del caladero natural de otras formaciones políticas. Como en realidad no aportan nada nuevo, la gente se cansará de ellos más temprano que tarde (con Podemos ya está ocurriendo…), y los votos volverán donde han estado siempre, o al menos, últimamente. El de Podemos es un caso de Oportunismo que no ha sabido convertirse en Oportunidad al no haber encontrado un discurso específico. Lo mismo ocurrirá con Vox, pues sus postulados son viejos, ineficientes, y, sobre todo, equivocados.

El Psoe anda con el viento de cola en los últimos tiempos. Pero ¡ojo!, se trata de una situación de Oportunismo, pues hay una incertidumbre y disgregación del voto que denominamos “de derechas”, lo cual le da ventajas electorales al Psoe, al tiempo que partidos como el Partido de los Poderosos no encuentra un líder adecuado (obsérvese que no dice más que tonterías…), o Ciudadanos no sabe a qué carta quedarse y además va “recogiendo la basura” que otros partidos han tirado; por último, Vox presenta como argumentos aglutinar a lo peor de cada casa. Así se las ponían a Fernando VII. Las peleas internas de Podemos también ayudan al Psoe, todo hay que decirlo. Hay pues una extraordinaria situación de Oportunismo.

Sin embargo, esto no es suficiente; en realidad es “pan para hoy y hambre para mañana” si no somos capaces de entender que tenemos que reinventarnos en un Partido moderno, Progresista, Moderado, capaz de aglutinar el número suficiente de personas a su alrededor, primando el talento de las personas y la igualdad de oportunidades, real, a nivel interno, antes de intentar exportar el sistema a la sociedad. Necesitamos gobernar dieciséis años seguidos para arreglar esto. O vamos a una oferta ideológica de mayorías (en el sentido del Progresismo, y no del “izquierdismo”), o al final estaremos un tiempecillo efímero en el poder hasta que los partidos que defienden los intereses de los poderosos se organicen rápidamente y vuelvan con rabia furibunda a deshacer lo andado. Es decir, debemos convertir una situación de Oportunismo, en una Oportunidad para el cambio que este vetusto Partido necesita.

Pero ¿cómo hacerlo? Lo primero es la cuestión ideológica. Debemos redefinir quiénes somos y de qué manera nos vamos a relacionar con la sociedad. Quiénes debemos ser ya lo he dicho, Progresistas, y cómo debemos relacionarnos con la sociedad, a través de la Moderación. Ya explicamos en artículos anteriores el alcance de estos conceptos.

La constitución de los cuadros debe apoyarse en criterios de talento y perfiles adecuados, más la trayectoria y la sensatez (lo que hemos llamado en alguna ocasión amueblamiento de cabeza). A partir de aquí escuchar a la sociedad, pero no para reinterpretar sus aportaciones a la manera socialista, sino para llevar a cabo esas expectativas conforme a valores de intereses mayoritarios y principios de justicia social e igualdad de oportunidades. En realidad, el programa político debe escribirlo la sociedad, y, nosotros, organizarlo.

Debemos mejorar, y mucho, en transparencia, democracia interna, transversalidad, y valoración que la militancia hace (talento), y dar oportunidades a la ciudadanía para que se acerque a nosotros en igualdad de condiciones y no decirle “a la cola”. La militancia es, ante todo, un conjunto de deberes y de honores, no una sistemática de aprovechamiento. Si queremos incorporar talento debemos alejarnos del amiguismo y las “mesas de camilla” (conocida situación en la que unos determinados líderes llegan a acuerdos que les benefician a ellos a espaldas de la militancia). Si queremos crecer, debemos saber ser generosos.

Hay una situación de Oportunismo. Si sabemos aprovecharla para convertirla en Oportunidad, a este Partido le irá mejor, y de paso a España también.

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