La fundadora del Movimiento FEMEN se suicidó el pasado año pero su legado nos muestra el ejemplo del compromiso real con una causa. En el cierre de campaña de Vox la mujeres de este movimiento de lucha por los derechos de la mujer mostraron el compromiso de su herencia.

Oksana Sachko, indudablemente, fue una mujer valiente, brillante e innovadora. De profesión pintora. Fundó, junto con Oleksandra Shevchenko y Anna Hutsol, la forma de reivindicación  sin duda más revolucionaria del último siglo. El grupo Femen nació en abril de 2008 en Kiev, Ucrania, y, aunque sus demandas son antiguas y constantes, en las reivindicaciones de las mujeres, la segregación de las estudiantes, la explotación y el turismo sexual, lo que consideraban el estatus inferior en que se ubicaba al género femenino en la Ucrania postsoviética. Y la creencia, no alejada de la realidad, de que el destino de muchas de ellas era ser traficadas para prostituirlas en el extranjero u ofrecerlas como novias en internet.

Femen consiguió una visibilidad a nivel mundial, sin precedentes en las reivindicaciones femeninas, algo que dio a su grupo, con sede en la actualidad en muchos países del mundo,  una difusión generalizada y una visibilidad casi inaudita para unas desconocidas sin padrinos.  Y con ello visibilizaron las reivindicaciones silenciadas del feminismo mundial. Fue precisamente Oksana la que decidió un día mostrar su torso desnudo y pintado con lemas o frases reivindicativas. La repercusión de este acto las hizo concienciarse de que el cuerpo de la mujer podía ser usado como un instrumento para reclamaciones políticas, que proporcionaba la difusión masiva de las mismas.  Y “tod@s”, bien o mal, hablaron de Femen, y tod@s a favor o en contra comenzarón a hablar de feminismo y de las reclamaciones de las mujeres.

El feminismo pierde a una activista crucial para entender nuestro tiempo” afirmó Anna Hutsol, cofundadora de Femen. Entre sus declaraciones, Oksana contó que “a los quince años dejé a mis padres para dedicarme a pintar iconos. Hoy sigo pintándolos, pero para vivir. Estoy orgullosa de lo que hago por el bien de mi alma y mi conciencia, para mi desarrollo personal y, por supuesto, de mi trabajo como activista de Femen

Como refugiada política, tras ser perseguida en su país, residió en París desde 2013 hasta su fallecimiento. Donde se dedicaba a la pintura exclusivamente desde 2016. Anna Hutsol, su compañera cofundadora de Femen, dijo que la activista «había luchado ferozmente por lo que creía. Oksana siempre estuvo en primera línea. Lo más admirable de ella era que, entre 10 y 15 policías, nunca eran suficientes para arrestarla. Siempre necesitaban de 15 a 20 agentes para lidiar con ella. ¡Era increíble! Siempre peleaba hasta el final, resistiendo la captura, porque sabía que lo que estaba haciendo era por una causa justa», señaló.

Al final parece que se agotó antes de acabarse nuestra necesidad de ella. Se fue casi seguro sin saber que abrió una espita que hará cambiar el mundo para siempre. Que se iba a convertir en un icono del Feminismo del SXXI, el siglo de las mujeres.  «Eres falso», dejó escrito en inglés en una nota. No sé qué pensó que era falso Oksana, pero ella, su compromiso y su lucha han sido lo más verdadero de la última década.

A Oksana Sachko hay que recordarla como la mujer que un día declaró “Mi pasado en Femen ha repercutido por completo en mi pintura y mis ideas. Creo firmemente que podemos influir en la sociedad. Esto es la continuación de mi activismo, pero de una forma nueva. Sigo acusando a la religión de que da a las mujeres una mala imagen de obediencia”. Ella es el mejor ejemplo de lo que se puede lograr con un compromiso real.

 

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