Hasta ahora, el exceso de sal era considerado el enemigo principal para mantener una presión arterial saludable. Pero, paradójicamente, resulta que el azúcar es aún más peligrosa.

Las enfermedades cardiovasculares encabezan la lista de las muertes prematuras en los países desarrollados, contra todo pronóstico. En España mueren al año, según datos de la Fundación Española del Corazón (FEC), 117.400 personas al año. Este dato supone el 29% de todas las causas de muerte en nuestro país. Más que los accidentes de tráfico como la mayoría de la gente piensa, y más que el cáncer.

La evidencia científica, de los estudios sobre la población y de las pruebas clínicas, señalan directamente hacia el azúcar en general, y en especial a la fructosa como quien tiene un papel principal en el desarrollo de la hipertensión. La sacarosa (azúcar de mesa), compuesta de glucosa y fructosa, es un ingrediente común en los alimentos procesados industrialmente. Y mas común que la sacarosa es el jarabe de maíz, rico en fructosa, y que es el edulcorante más utilizado en los alimentos procesados, sobre todo en refrescos y zumos envasados.

Recientemente un estudio del Medical News Today  mostró evidencia científica suficiente como para afirmar que «beber regularmente refrescos o zumos envasados con altos niveles de azúcar puede dar lugar al envejecimiento prematuro de las células inmunes dejando el cuerpo vulnerable a enfermedades crónicas, un efecto similar al que produce fumar«. Otras pruebas realizadas al respecto, durante ocho semanas mostraron que un consumo más alto de azúcar añadida a los alimentos, aumenta la presión sistólica (alta) hasta 6.9 mm/Hg más de lo normal, y la diastólica 5.6 mm/Hg.

El consumo excesivo de fructosa aumenta la frecuencia cardíaca, el gasto cardíaco, la retención de sodio en los riñones y resistencia vascular. Todos estos factores interactúan para elevar la presión arterial y aumentar la demanda de oxígeno del miocardio (tejido muscular del corazón).

Las personas que consumen un 25% de las calorías de azúcar refinada, añadida a los alimentos o más, tienen un riesgo de fallecer debido a enfermedades cardiovasculares casi tres veces mayor.

Pero consumir azúcar (incluyendo fructosa) en su forma natural, como la que se encuentra en las frutas no perjudica al organismo, sino más bien lo beneficia. Por qué: porque esta mezclada con la fibra de la propia fruta y ésta hace que desciendan esos niveles de fructosa natural que lleva.

Entonces, como la hipertensión pocas veces da síntomas en sus primeras etapas, ¿qué puedes hacer aparte de controlarte la presión arterial regularmente para detectar si está elevada, y llevar una alimentación sana como mencionamos? Pues para empezar, seguir el consejo que desde la sociedades científicas de Hipertensión, Diabetes y Corazón, se transmite y que no es otro que: «reducir el consumo de azúcar añadida”. Sólo tienes que limitar los alimentos procesados que la contienen. Está claro no…? pues ya tenemos la solución.

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