Las fuerzas de seguridad del Estado han recibido órdenes de intensificar la lucha contra los narcotraficantes que introducen inmigrantes sin papeles en España. Que el narcotráfico y el contrabando de personas son ya dos negocios íntimamente unidos y conectados es algo de lo que Diario16 venía alertando en las últimas semanas. La importante operación policial llevada a cabo el pasado fin de semana en Ceuta, donde han sido arrestados los máximos responsables de una red que introducía ciudadanos argelinos en la península utilizando narcolanchas, así lo confirma. Las mafias que operan en el  Estrecho de Gibraltar utilizan estas potentes embarcaciones para trasladar no solo grandes alijos de droga a la Península, sino remesas de inmigrantes desesperados que están dispuestos a pagar lo que les pidan por llegar a España. Los agentes de las fuerzas de seguridad del Estado –tanto Policía Nacional como Guardia Civil y Aduanas– han denunciado en numerosas ocasiones que están desbordados por las potentes gomas neumáticas de hasta tres y cuatro motores fueraborda que pasan cada día ante sus ojos sin que puedan hacer nada por evitarlo, tal como viene denunciando Diario16 en sucesivas exclusivas.

Pese a la gravedad de la situación, los refuerzos siguen sin llegar a la frontera sur y aunque de vez en cuando la Policía y la Guardia Civil logran cosechar algún éxito dando un golpe a las mafias organizadas, la situación se sigue agravando, puesto que los capos de la droga controlan el tráfico de personas a gran escala.

La última batalla ganada por la Policía ha sido el operativo del pasado fin de semana en Ceuta, donde fueron arrestadas cuatro personas que captaban a los futuros pasajeros de las pateras suicidas en el CETI –Centro de Estancia Temporal del Inmigrantes– de la Ciudad Autónoma. Entre los detenidos se encuentra uno de los principales delincuentes del barrio de El Príncipe, que es conocido por su amplio historial delictivo y su peligrosidad. Cada inmigrante debía pagar unos 2.000 euros para poder emprender el viaje y, con cada salida de una de estas embarcaciones, la organización obtenía un beneficio de unos 26.000 euros.

La investigación comenzó hace cinco meses. Los agentes constataron la existencia de varias embarcaciones que transportaban a ciudadanos argelinos y que, de manera clandestina, llegaban a la zona de Algeciras. Tras varias gestiones, comprobaron la existencia de una organización criminal que, presuntamente, captaba a los inmigrantes en el CETI de Ceuta –Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes–, donde se encuentran en régimen abierto.

Entre los investigados, los policías detectaron la presencia de «El Rubio», uno de los principales delincuentes residentes en la barriada y que, actualmente, está considerado como “el número 2 de El Príncipe” por su historial delictivo y peligrosidad. “El Rubio”, de 40 años, se encontraba en los escalones más altos de la red y no mantenía el contacto directo con los inmigrantes ni con las embarcaciones utilizadas.

Algunos integrantes de la banda estaban encargados de realizar el cobro del viaje, la cantidad podía variar pero oscilaba entre los 1.800 y los 2.000 euros por persona, e incluía el alojamiento temporal de los mismos en domicilios de su propiedad hasta el momento en el que se producía la salida hacia las costas de la península.

Tales eran los beneficios económicos de la organización, que sus integrantes encontraron más sustancioso dedicarse a este ámbito criminal que al relacionado con las drogas. Por ello utilizaban las habituales narcolanchas, en las que las mafias transportan las sustancias estupefacientes, para convertirlas en el medio de transporte en el que reunían a los inmigrantes argelinos que previamente ellos mismos se habían encargado de captar y recluir en pisos de su propiedad.

El operativo desarrollado por los agentes en Ceuta ha culminado con la detención de los cuatro máximos responsables de esta red dedicada a la inmigración ilegal. Se han realizado tres entradas y registros en los que se han intervenido más de 10.000 euros, dos armas blancas, varios teléfonos móviles, una cámara de vídeo y diversa documentación. La investigación continúa abierta y no se descartan nuevas detenciones. La batalla contra los traficantes de personas continúa en la frontera sur. Una lucha que los agentes prevén larga y con escasos efectivos.

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