martes, 19marzo, 2024
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Nuria Gómez de la Cal es «alma de copla»

Javier Puebla
Javier Pueblahttp://www.javierpuebla.com
Cineasta, escritor, columnista y viajero. Galardonado con diversos premios, tanto en prosa como en poesía. Es el primer escritor en la historia de la literatura en haber escrito un cuento al día durante un año, El año del cazador, 365 relatos que encierran una novela dentro.
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análisis

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El teatro es pequeño, casi diría que conmovedoramente pequeño, uno de esos locales que despertaban la imaginación y las ganas de narrar en Herman Hesse cuando escribía El lobo estepario.

NO PARA CUALQUIERA.

Me han recomendado la obra, el espectáculo, varias veces y muy distintos amigos, pero lo he ido retrasando hasta que finalmente decido no posponerlo más el viernes 13 de enero del año 23; aunque hace frío, tengo la garganta tomada y el cuerpo fuera de punto.

-Voy sí o sí –me digo, y no me fallo.

Se llena enseguida, no queda ni un solo asiento libre. Y sale Nuria. Nuria Gómez de la Cal, una persona interesantísima y también una fuerza de la naturaleza, capaz de mover montañas y desviar el cauce de los ríos. En el escenario ya está el guitarrista que la va a acompañar, se llama Javier Abril y es maravilloso: sobre el sonido de su guitarra va desplegando la actriz y cantante y escritora su arte y su forma de ver la vida: su ALMA DE COPLA.

El público ríe, se emociona, corea con ella algunas canciones conocidas, pero la clave es el alma, el alma de Nuria Gómez de la Cal, cómo la desnuda protegiéndola con sus ojos azules e inteligentísimos, y nos va a explicando a quienes estamos sentados mirándola como es la vida de una mujer en esta época, una mujer como ella que es única pero que a la vez las representa a todas.

Se come el pequeño escenario y escala por entre las butacas. “Si hoy estabas triste, olvídate, vas a salir contentísimo”. Porque de eso se trata, de utilizar la inteligencia también como descanso y capacidad para mirar antes hacia el lugar donde nos sentimos felices que hacia el que siempre acaba haciéndonos daño.

La aplauden. La aplaudo. Entusiasmado. Contento de haber ido a pesar de estar un poco flojo de cuerpo y de ánimo. Bravo, bravo, bravo.

Tiene que salir a hacer un vis.

Y aún tiene que salir otra vez cuando ha acabado por completo el espectáculo porque los aplausos no cesan.

-Podéis quedaros y tomamos aquí algo.

Ese es uno de los premios de los pequeños teatros, puedes acabar bebiendo gintonic con el guitarrista o el protagonista máximo.

A Herman Hesse le habría encantado. Una loba esteparia actuando y cantando. Qué bien que fui a la sala la Madrilera, la pequeña sala la Madrilera, en la calle Don Felipe número 9 del muy mad madrileño barrio de Malasaña.

Sonrío todavía al recordarlo.

(Mecanografía: MDFM)

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