El próximo mes de noviembre se cumplirán 28 años desde que se produjera el brutal asesinato de las tres niñas de Alcàsser, una localidad valenciana que pasó a la historia de España por este triste suceso.
La muerte de Miriam, Toñi y Desiré todavía sigue esperando respuestas. Un proceso largo, tedioso y lleno de fallos graves que han dado lugar a todo tipo de teorías al respecto.
A nivel judicial el proceso sigue abierto en el juzgado número 6 de Alzira, donde se acaba de acordar por parte de la juez la remisión al Instituto Nacional de Toxicología los restos de cabellos y otras evidencias relacionadas con el asesinato para ser analizado su ADN. La tecnología, casi 30 años después, permite tener más información al respecto.
Ahora serán analizados 50 cabellos que en su momento se descartaron.
También se ha ordenado por parte de la juez que se lleve a cabo una inspección ocular de los vehículos de Miguel Ricart y de Antonio Anglés. Este último oficialmente en situación de búsqueda y captura desde 1993.
En estos vehículos nunca se encontraron rastros que pudieran confirmar la presencia de las niñas en ellos. Ahora la juez ordena la búsqueda de «indicios genéticos» que puedan confirmar que en algún momento las menores estuvieron allí. Algo que hasta ahora no ha podido probarse.
La jueza responde así a una de las peticiones realizadas por la acusación popular, ejercida por la asociación Laxshmi para la Lucha contra el Crimen y la Prevención.
