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No todo el ranking es oregano

Fulvio Capitanio
Fulvio Capitanio
Economista de formación, Informático de vocación. Nacido, crecido y formado en la "Ciudad eterna", nunca imaginé transcurrir la segunda mitad de mi vida lejos de ella. En Barcelona desde 1993, sigo cultivando mi curiosidad por los idiomas, las culturas y las costumbres de los pueblos y gentes que encuentro. Activista y voluntario en la lucha contra las enfermedades neurodegenerativas.
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análisis

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A menudo, en las conversaciones sobre la calidad de las instituciones democráticas españolas, escuchamos la referencia al lugar que ocupa España en una clasificación de países democráticos, en concreto la última posición dentro del selecto grupo de los países considerados “Full democracy” (plenamente democráticos).

Este índice es elaborado por el diario “The Economist”

La puntuación final es la simple media matemática de los 5 macro indicadores y si los analizamos por separado descubrimos que España abandona el selecto grupo de países plenamente democráticos para caer en el área de “democracias imperfectas” en tres aspectos:

  • Funcionamiento del gobierno
  • Participación política
  • Cultura política

Incluso sumando el indicador “Derechos civiles” el promedio de los cuatro sigue arrojando un valor de 7,81 (democracias imperfectas <8,00).

Solamente la nota excelente de 9,17 permite a España alcanzar la nota global del 8,08 que le mantiene en el grupo de cabeza por los pelos.

Una observación: una nota de 9,17 en el apartado “Proceso electoral y pluralismo” no es tampoco una nota excepcional. De los siguientes 20 países en la clasificación después de España, 13 han puntuado 9,58 (mejor que España), 6 países igual que España y solo uno menos de España.

 

 

No obstante el prestigio de una publicación como “The economist” está plenamente consolidada, ya desde sus inicios en 2006, el Índice de Democracia ha sido criticado por su falta de transparencia e información más allá de los números. Para generar el índice, la Unidad de Inteligencia de The Economist utiliza un sistema de puntuación en el que se pide a varios expertos que respondan 60 preguntas y asignen un número a cada respuesta, y el promedio ponderado decide la clasificación. Sin embargo, el informe final no indica qué tipo de expertos, ni su número, ni si los expertos son empleados de la Unidad de Inteligencia de The Economist o académicos independientes, ni las nacionalidades de los expertos.

Consideradas las críticas sobre la opacidad del método de cálculo del Democracy Index elaborado por The Economist, muchos analistas políticos completan su información con otros indicadores, entre ellos está el V-Dem (Variedades de democracia)

Variedades de democracia (V-Dem) es un nuevo acercamiento para la conceptualización y medición de la democracia. Es una colaboración entre más de 30 académicos de todo el mundo que es organizado conjuntamente por el Departamento de Ciencia Política de la Universidad de Gotemburgo, Suecia; y el instituto Kellogg de la Universidad de Notre Dame.

Con seis Investigadores Principales (PIs), dos Coordinadores de Proyecto (PCs), quince Managers de Proyecto (PMs) encargados de las áreas temáticas, más de treinta Managers Regionales (RMs), casi 170 Coordinadores de Países (CCs), varios Asistentes de Investigación (RAs), y aproximadamente 3,000 Expertos de Países, el proyecto V-Dem es uno de los más grandes proyectos de recogida de datos de las ciencias sociales centrado en investigación. elaborado por el Departamento de ciencias políticas, de la Universidad de Gothenburg.

Esta metodología aporta los siguientes beneficios

  • Incluye siete principios o concepciones de alto nivel sobre la democracia: electoral, liberal, participativa, deliberativa, igualitaria.
  • Diferencia entre docenas de componentes de la democracia, entre los que se pueden incluir elecciones, independencia judicial, democracia directa y equidad de género, entre otros.
  • Provee indicadores desagregados para cada concepción de la democracia, así como para cada componente.
  • Cubre todos los países del mundo (y en algunos casos a territorios dependientes) desde 1789 hasta la fecha, en la medida de lo posible.
  • Provee una estimación que permite medir la confiabilidad de cada una de las escalas del proyecto.
  • Hace públicos todas las escalas y mediciones, sin costo alguno, en una interfaz de fácil acceso.

Buceando en el mar de datos y herramientas graficas de análisis, un aspecto relativo a España me llamó la atención.

El conjunto de los 5 macro indicadores después de alcanzar sus máximos valores en 2010, experimentan a partir de aquel momento un retroceso que los devuelve a valores del año 1979.

Curiosamente, el año 2010 es el año de la sentencia del Tribunal Constitucional que mutiló el nuevo Estatut d’Autonomia de Catalunya

El informe de V-Dem también analiza otros aspectos complementarios a sus cinco indicadores principales.

Un grupo de ellos, el relativo a la situación de los medios de comunicación e información, es especialmente interesante por mostrar una tendencia mimética a los macro indicadores

Los indicadores específicos indican un claro declive en el mismo periodo en cuanto a:

  • Presiones del ejecutivo o de grandes grupos empresariales para orientar la posición de los periodistas, intimidaciones, cambios de destino, despidos…
  • Sesgo de la prensa en favor de las opciones hegemónicas y contrarias a las oposiciones
  • Criticas al gobierno de los principales medios de comunicación
  • Pluralidad de la información

Una curiosidad: prácticamente en el mismo periodo España despertó del sueño de la administración honrada de la cosa publica al aparecer el Caso Gurtel y el Caso Barcenas

Para verificar si se trata de un fenómeno exclusivamente español o se trata de una tendencia consolidada en los países de nuestro entorno, busqué datos comparativos en los países europeos del área mediterránea.

En el periodo 2010-2018 España es el único país que con Portugal siempre destaca por un empeoramiento significativo de sus índices.

Otro indicador interesante es el de la división de poderes, aquí comparando España con el conjunto de Europa.

Hasta la promulgación de la Constitución de 1978 en España no había ninguna separación de poderes.

En los años sucesivos, las reformas legislativas llevaban la separación de poderes al nivel del conjunto de Europa. Cabe recordad que en el valor de Europa en aquel momento se incluyen los países del Este y parte de la Alemania que estaban bajo un régimen autoritario.

A partir del año 1989, con la caída del muro de Berlín y la desintegración de la URSS el nivel de separación de poderes en Europa experimenta un repunte destacable. Repunte que no viene secundado por el estado español.

Por último, quiero dedicar a los amantes de las tertulias en Twitter este último indicador que nos revela como en los años de la monarquía constitucional solo hubo un único intento frustrado de golpe de estado, en 1981.

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1 COMENTARIO

  1. Mucha estadística de «diseño» para llegar a las conclusiones con que comulga The Economist. Los sesudos financieros no hacen muestreo alguno sobre la IBEXcracia (IBEXcraty), sobre los dueños de los medios de manipulación, sobre los poderes fácticos que se presentan a las elecciones de tapadillo bajo las siglas de partidos de derecha y/o partidos de pseudoizquierda. Los grandes accionistas del The Economist son bien defendidos.

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