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No tienen cara, ni na

Santiago Aparicio
Santiago Aparicio
Doctor en Ciencias Políticas y Sociología. Contador de realidades. Guitarrista de rock en mis tiempos libres. Y cazador de doxósofos.
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análisis

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Esperando para ver cómo termina el melodrama en cincuenta actos en que se ha convertido la no-alianza de parte de la izquierda en Andalucía, veo pasar por las redes sociales numerosos mensajes y artículos laudatorios sobre la imponente victoria de Isabel Díaz Ayuso en las elecciones primarias (más bien caucus) del PP de Madrid. Esto me hace reflexionar sobre algo que hacen todos los partidos, pero todos, para tapar que, en realidad, la democracia interna es un engaño. Quienes acaban decidiendo son cuatro, salvo excepciones que acaban siendo cercenadas –como ha pasado con las primarias del PSOE-. Luego se molestan si se les dice que son resultados a la búlgara.

Grandiosa victoria, con un apoyo del 99,7% frente al candidato… No, que no había candidato alternativo. Al menos en el PSOE, ahora, se evitan esa votación del candidato único que no tiene contrincantes. Se le nombra y ya está. Pero hay que fardar de votación para aparentar que se es muy democrático, cuando no es más que un proceso de aclamación al César o la Emperatriz de turno. Un tipo de glorificación que tiene un pasado religioso, tanto pagano como cristiano, y que no es sino un mecanismo de sometimiento a quien se considera poderoso. Puede carecer de auctoritas pero se le entrega toda la majestas.

No es solamente que no haya habido candidato alternativo. Se sabía y si quieren votar que lo hagan. Lo malo es que esconden datos. Según cuentan han votado cerca de 7.000 afiliados. Una cifra que califican de majestuosa en los medios que más dependen de la subvención y de muy buena en el resto de rotativos. Éxito sin precedentes dicen los tribuneros de las redes sociales. ¿Cuál es la realidad? Que no ha votado ni el 50% de los afiliados. Cuando Cristina Cifuentes decidió limpiar el censo, porque lo de los 700.000 afiliados no se lo cree ni el secretario de organización nacional, quedaron unos 15.000 afiliados inscritos. Nos han contado los medios que, en estos años, especialmente desde la última victoria electoral, había aumentado la afiliación, por tanto son más de esos primigenios cifuentistas.

¿Qué ha pasado para que casi el 60% de los afiliados no hayan ido a votar? No pueden aducir que ha sido a consecuencia de la única candidatura. No cuela porque a la vez se votaban las listas de compromisarios para en Congreso regional y eso siempre mueve a la votación. Bien porque los propios compromisarios, por mucho que haya habido inclusión digital, acuden a votarse a ellos mismos y deben llevar a alguien más. Bien porque no vaya a ser que el cacique local, o el jefe de escuadra de la sede, piense que se ha equivocado apostando por ti y no por el otro. De ahí que la votación debería haber sido más amplia, cuando menos de un 60%. A menos que…

A menos que… o bien no haya tanto consenso con Díaz Ayuso (ha purgado a personas muy válidas y con bastante reconocimiento dentro del partido), o bien no haya tanto afiliado, o ambas. Posiblemente ese exceso de triunfalismo, además de lo mitológico,  sea producto de la ocultación de estos datos y que desde la finalización de la votación haya habido llamadas para pedir explicaciones. En realidad tienen más cara que espalda. Y si intentan engañarnos con estas minucias ¿qué se podrá esperar a futuro?

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