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No me gusta la verdad

Antonio Guerrero
Antonio Guerrero
Antonio Guerrero colecciona miradas, entre otras cosas. Prefiere las miradas zurdas antes que las diestras. Nació en Huelva en 1971 y reside en Almería. Estudió relaciones laborales y la licenciatura de Filosofía.
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análisis

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Hay dos preguntas que nos hemos hecho alguna vez. Una de ellas es ¿por qué no me gusta la verdad? (de algo en concreto). Y seguidamente ¿qué es la verdad? De la segunda pregunta hay mucho que decir antes de llevarnos a la primera. Fue Pilatos el primero en formularla documentalmente.

Le dijo a Jesús: “¿qué es la verdad?” Y este respondió “la verdad soy yo”. Tras eso muchos filósofos han gestado teorías sobre ello. Pero hay dos modelos que me resultan un poco más interesantes. El iniciado con San Agustín propugna que la verdad es sustantiva; que es una sustancia del objeto real (forma parte de él), y que por tanto al indagar un poco sobre ese objeto la verdad surge o se descubre de forma instantánea.

Hay de esta forma una correspondencia de la verdad con la realidad. No obstante hay otro modelo: el lingüista. Según este no hay correspondencia con lo real sino que la verdad solo se corresponde con el lenguaje, por lo que solo será verdad lo que es verdad lingüísticamente. Obviamente esta concepción parte de un mundo donde solo existe lo que se puede expresar con palabras y donde no hay un contacto directo con la realidad.

La mentira es el sentido de la esperanza y como guía del mundo tiene caminos ocultos necesitados de interpretación

Al margen de esto, sea como fuere, y con esto vamos a la primera pregunta, en ambos modelos la verdad termina siendo un consenso social. La comunidad establece cuales son las verdades jurídicas, económicas,  culturales, etc, y se basan en lo común, lo oficial. Pero estas verdades frustran al individuo en el plano subjetivo. Lo cual es cierto. Por eso la mentira (ficción de la verdad) cobra sentido, porque abre el horizonte subjetivo de la esperanza.

En cierta forma necesitamos esa mentira para nuestro equilibrio emocional; nos hace creer que somos mejores personas. Por lo general la mentira suele ser más sugestiva y atractiva que la verdad. De hecho portamos más mentiras que verdades en nuestras conciencias. ¿Cómo podríamos vivir sin ellas, sin esas ficciones donde tenemos una vida mejor?

La mentira, como ficción de la verdad, sirve además para proponer futuras verdades (comunes), actuando así como buzón de sugerencias. En una buena mentira siempre hay una reflexión sobre las deficiencias de la verdad, lo que no deja de ser una propuesta de mejora de la existencia. Ese es el sentido de la mentira: la esperanza. Y como guía del mundo que es, tiene caminos ocultos y escondidos necesitados de interpretación, de compromiso.

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1 COMENTARIO

  1. Sin embargo, a mí, como loco delirante, me fascina todo esto de la verdad. Me defiende. Me realiza. Me distrae. Me salva. Mi relación con la verdad va de extremo a extremo, de la megalomanía al hundimiento. E intentar armarme con los utensilios historiográficos de la verdad ha sido el reto y desafío más maravilloso con el que tratar de vencer la vulnerabilidad congénita que me define como olvidado existente arrojado al mundo, como individuo de prácticas obsoletas, como persona de vitalidad abandonada. Un reto y un desafío propio, típico, de esa conciencia histriónica con la que la manía me envuelve…

    Ah, la verdad de lo real, ¿es la seguridad de lo que hay?, ¿es la adecuación de lo que es a lo que aparece?, ¿es el rigor de lo que está?, ¿es la claridad lo que existe?, ¿o es la correspondencia y el consenso de lo que es hallado y hollado? ¿Es la congruencia-coherencia entre lo que se funda y lo que se fundamenta]?, ¿o es lo que anida entre los andamiajes de la efectividad hegeliana?, ¿es lo que surge y se abre entre los engranajes de la facticidad heideggeriana?, ¿es lo que aparece entre los claros de la actualidad aristotélica?, ¿es lo que remane entre los pliegues de la factualidad [híper, sub, des]-real del hombre simbólico?

    Ah, la iridiscente gema de la realidad, por quién es tallada y cómo, con qué utensilios; ¿con la emunah hebrea?, ¿con la aletheia presocrática?, ¿con la veritas romana?, ¿con la adaequatio tomista?, …, ¿con la apertura heideggeriana?
    …Sus múltiples volúmenes, qué pretenden encerrar-custodiar-salvaguardar: ¿Lo confesado?, ¿lo afirmado?, ¿lo escrutado?, ¿lo fiable?, ¿lo valorado?, ¿lo donado?, ¿lo seguro?, ¿lo otorgado?, ¿lo [re, des]-velado?, ¿lo inconfesable?, ¿lo inescrutado?, ¿lo desconfiable?, ¿o lo inextricable? Ah, la búsqueda de la seguridad y de la confianza en lo real…

    …Y sus múltiples caras, qué reflejan: ¿Lo dado-mostrado?, ¿lo opacado aparecido?, ¿la facticidad ¿compareciente??, ¿lo [en, re, des]-cubierto?, ¿lo oculto-ocultado por aparecer?, ¿lo relevante que no se puede des(en)cubrir?, ¿lo opaco que (no) ha de hacerse aparecer?, ¿lo recóndito que no se deja (de)mostrar?, ¿o lo furtivo del ser que se retrae en las ent(((if)ic)ac)iones de las entidades del ente? Ah, la investigación de la claridad y el desembozamiento de lo real…

    …Y sus múltiples aristas sobre qué inciden: ¿sobre lo oficial?, ¿sobre lo monitorizado?, ¿sobre lo congruente?, ¿sobre lo practoútil?, ¿sobre lo consecuente?, ¿sobre lo efectivo?, ¿sobre lo coherente? o ¿sobre lo razonable? Ah, el sondeo por la adecuación y la congruencia de lo real…

    …Y sus vértices a qué apuntan: ¿a lo evidenciado?, ¿a lo medido?, ¿a lo calculado?, ¿a lo nombrado-señalado?, ¿a lo estimado?, ¿a lo certero?, ¿a lo consensuado?, ¿a lo verificable?, ¿a lo posible? o ¿a lo verosímil?, ¿a lo adecuado? Ah, las pesquisas por el rigor y la veracidad acerca de lo real…

    Ah, la verdad de lo real, la realidad, la exuberante gema de lo real, cómo la hacemos cristalizar, cómo nos envuelve y nos permite habitarla, cómo nos refleja y nos invita a definirnos, cómo incide sobre nosotros y nos impele a poseerla y hacia qué nos hace apuntar y nos da sentido…

    ¿¡Son los caminos a la realidad y a la realización personal una tarea spinoziana, la del pulir-tallar-esculpir-desnudar la gema de lo real con los utensilios de la verdad!?
    ¿Son los utensilios de la verdad de mentira?; ¿son los artificios y ficciones de determinado tipo de hombre necesitado de poseer la custodia de sí mismo, o necesitado de cierto desvelamiento epifánico con el que aparecer en el mundo, o necesitado de determinado rigor que lo fundamente, o necesitado de cierta adecuación coherente congruente y consensuada con la que instalarse en lo que le rodea?

    Ah, quién pudiera armarse con esos utensilios de la verdad, con esos artificios de mentira, para saber-vivir, para poder-ser, para querer-convivir…

    Un saludo.

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