Dijo Blaise Pascal, existencialista de mediados del siglo XVII, que “El corazón tiene razones que la razón no entiende”. Una sentencia que resume perfectamente lo que supone comprender el llamado “Sentimiento Atlético”. Algo que no se puede explicar, es intangible pero en ocasiones pesa mucho, es invisible pero se sabe que está ahí, es etéreo pero muchos morirían por él. No traten de entenderlo, ya que no lo pueden entender. Solo se puede sentir. Notar un calor que crece dentro de ti y que te hace vibrar con aquello que te emociona, con lo que te identificas, que te sobrecoge y te enaltece al mismo tiempo. Y sobre todo, es una forma de entender la vida, es dejar que el corazón te diga qué es lo bueno y qué es lo malo, porque sabe más que tú. Tal cual. De esta manera llega el último derbi del Calderón, semifinales de Champions, y enfrente, el eterno enemigo blanco, que vencía 3-0 en la ida y sus aficionados preguntaban acerca de “qué se siente” a su rival mientras se recochineaba como un adolescente. Hoy en el Templo, el Atlético de Madrid buscará dar respuesta a esa pregunta.

A un jovencísimo Santiago Bernabéu, tras dejar el Atleti para fichar nuevamente por el Madrid después de renegar de él allá por 1921, le preguntaron acerca de la diferencia entre ambos equipos, respondiendo que: “Elegir entre el Madrid y el Atleti es como elegir entre una novia rica o una pobre”. Allí quedó sembrada una semilla que diferencia ambos clubes, mientras uno se mueve por dinero, el otro lo hace por corazón. Quizá sea porque el Madrid es como la mujer que atrae porque lo tiene todo, pero el Atleti es la que enamora porque te da una de cal y otra de arena. Dos filosofías muy diferentes y cuyos valores, también lo son. Unos han conseguido su gloria a base de lucha y otros a base de talonario, aunque con los años el de la pasta ha conseguido más, mucho más. Buena analogía para la vida misma, habrá que enseñar a los niños el camino correcto: “Hijos, con el dinero llegaréis mucho más lejos que trabajando duro toda la vida”. Un grandísimo mensaje, de hondo calado en la sociedad española.

Nada menos que tres goles consiguió en el partido de ida de las semifinales de Champions League el jugador blanco de origen portugués fichado con el dinero de todos aquellos que tenían cuenta bancaria en Caja Madrid-Bankia en tiempos de las famosas “tarjetas black”. Fue un gran momento para toda España, que sintió un gran alivio al ver que el dinero del rescate económico de la maldita crisis servía para fichar a varios tipos por 100 millones de euros cada uno. Y es que a todos los españoles la vida les va de perlas cuando ven a su equipo ganar, y lo demás les da lo mismo, aunque se superasen los 6 millones de parados. Lo importante es que por los medios parezca que todo es perfecto, y cuando no lo sea, que aticen, peguen duro, mientan, inventen, y sobornen a quien haga falta, el dinero no es problema. Todo vale. ¿Habéis tomado nota, niños? ¡Esos son valores, sí señor! ¡Campeones!

El último derbi madrileño en el Templo ha alcanzado las más altas cotas de expectación en todo el planeta, sobre todo después de protagonizar dos de las tres últimas finales de Champions League. Cualquier otro equipo podría darse por vencido tras la abultada derrota de la ida, pero el Atlético es especial, es el Rocky Balboa del fútbol, lucha con el corazón y si un equipo es capaz de darle la vuelta al resultado, ese es el rojiblanco. Y tanto si se consigue la gloria como si muerde el polvo, su gran victoria estará, como siempre, en su afición incondicional, que sabe transmitir esa pasión al césped y empujar a los suyos incluso más allá del resultado, sea el que sea. Una verdad incómoda para su rival de esta noche, incapaz de comprender por qué los colchoneros se llenan de orgullo cuando no acompañan los títulos. Demasiado elevado para algunos. Parafraseando nuevamente a Pascal, y en idioma colchonero, “A la verdad se llega no sólo por la razón, sino también por el corazón”.

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