Al final lo ganó, sí y menos mal, pero fue un partido extraño y difícil para nuestro tenista.
Cuando perdió en el primer set contra el alemán a sus seguidores empezó a no llegarles la camisa al cuerpo.
Claro que enseguida las cosas volvieron a su cauce y el gran Carlitos Alcaraz machacó a su rival en el segundo set con un seis a uno.
Ya estábamos todos tranquilos, dominaba a placer. Y sin embargo… daba la sensación de que estaba poco centrado en el partido, que se aburría un poco, que no era un desafío demasiado grande luchar contra el tenista que tenía enfrente que ocupaba el lugar 261 del ranking de la ATP.
Y esa falta de ganas, quizá también de inspiración, hicieron que ambos llegasen empatados a seis juegos al final del tercer y definitivo set.
Por fortuna en el tie break Carlitos se convirtió en Don Carlos y venció por 7 a 3.
No hay rival pequeño, ni enemigo pequeño, como dice la sabiduría popular. Y no hay peor rival que nosotros mismos: que estemos aburridos o descentrados es siempre un gran peligro.
Para Alcaraz, y sus muchos millones de seguidores, sería genial que lograra llevarse el trofeo de Hamburgo, pero aún queda mucho tenis por jugar muchos saques y restos y voleas. Hizo un solo ace Alcaraz contra Khun. Tenemos fe en que mejorará su juego y que en los partidos restantes hará muchos. Aguantará la presión. Estamos seguros.
Tigre Tigre
