ESCORBUTO

Algo raro pasaba en el pueblo. La gente estaba cansada y deprimida y un saludo de buenos días podía convertirse en una pelea a puñetazos. Algunos empezaban a odiar a sus esposas o maridos porque amanecían con cardenales. Otros incluso habían perdido algún diente al masticar pan, un poco más duro de lo habitual, o al intentar comer cecina.

Pronto el médico del pueblo se dio cuenta de que lo que pasaba. El año anterior, varias heladas al amanecer, habían acabado con las flores de los frutales. Así que los vecinos llevaban sin comer fruta demasiado tiempo. Padecían escorbuto por falta de vitamina C. Demasiada matanza, demasiada oveja y ninguna verdura o fruta.

Reunidos en Concejo, los vecinos decidieron comprar un carro de naranjas. ¿Quién se encargaría de hacer la compra? En un pueblo dónde la gente se mete en casa en cuanto oscurece, no hay confianza. Nadie estaba dispuesto a dejar sus cuartos a otro, por si el encargado de la compra, acababa mudándose de pueblo con los ahorros de los demás. El alcalde, se propuso así mismo como enviado, pero ni sabía cómo comprar las naranjas, ni dónde. Al cura lo propuso una de las vecinas. Pero no quería irse tan lejos. Estaba obligado a decir misa al menos una vez a la semana y no sabían cuánto tiempo llevaría el viaje. Al maestro, lo propuso el alguacil. Pero el maestro era un muerto de hambre que no había visto tres reales juntos en su vida. Pasaban los días, los vecinos empeoraban y no se ponían de acuerdo. Nadie quería aportar sus ducados si no sabía a quién iba a dejárselos y no había forma de comprar la fruta si no había cuartos y encargado de la compra.

Por fin, casi un mes más tarde, un niño puso cordura. Le dijo a su padre -¿Por qué el alcalde no hace de mercader, el maestro de encargado de guardar la bolsa y de hacer números, el cura, que es el único que sabe dónde acudir, de guía y Bartolo, que muy bonachón pero recio y que con sus dos metros y cien kilos y puede romperle de un puñetazo la mandíbula a un burro, el que vele por la seguridad de los tres y de que nadie escape con los ducados?-

La mayoría de los paisanos estuvieron de acuerdo con la proposición y entregaron el importe que le correspondía al maestro.

-Bueno -digo el alcalde-. Por fin tenemos los cuartos. Ahora, ¿quién pone el carro y los mulos?

 


 

NO ES QUIÉN, SINO QUÉ

Llevo “militando” en Podemos (lo pongo entre comillas porque PODEMOS no tiene militantes, sino inscritos) desde la creación de este partido. Antes estuve comprometido con el movimiento 15M y luchando en las calles por un cambio radical en este país y por una evolución de este sistema injusto (porque lo que más crea es pobreza) que ahora llaman liberalismo pero que con cada actuación de los gobiernos que lo sustentan, se parece más y más al fascismo feudal traspuesto al siglo XXI.

He estado algún tiempo ligado al círculo de Barajas y por tanto, también tengo conocimiento del funcionamiento de los círculos y, sobre todo, de las relaciones de éstos con la ejecutiva de Madrid que en esta formación se llama Consejo Ciudadano.

Leía una entrevista que le hacía Andrés Gil en eldiario.es al diputado de UP por Córdoba Manuel Monereo. Lo que más me llamó la atención, fue el grado de afinidad de lo importante que debe de ser Madrid como ejemplo de gestión y solución de problemas de la ciudadanía y no como disputa de quién es el que manda. Lo importante no deben de ser las personas que ostentan cargos, sino la resolución de los problemas de los ciudadanos. Igualmente me impactó el diagnóstico de lo que está sucediendo en Podemos Madrid de alguien que está a tantos kilómetros. No debiera haber discusión sobre el quién sino sobre los procesos democráticos de toma de decisiones y cómo hacer que las bases, que son los que viven (vivimos) en la ciudadanía y conocemos sus problemas porque son los nuestros, sean escuchadas y sobre todo que exista una correa de transmisión que haga llegar sus propuestas al Consejo Ciudadano, que sean escuchadas y se transformen en las políticas a realizar. No digo que los que ostentan cargos en el partido no tengan ese conocimiento sino que desde el púlpito se gana perspectiva pero se pierde afinidad.

Llegado a este punto, un servidor que es crítico con alguna de las actuaciones de la dirección de Madrid y garantista de las bases, no se considera ni pablista, ni errejonista. Si lo importante son los problemas de la ciudadanía no voy a apostar por un apóstol se llame como se llame, ni mucho menos por un mesías. Los salvapatrias no militan en PODEMOS sino en las formaciones creadas por el Ibex35 para el paripé y evitar la salvaguarda del pueblo. Evidentemente son las personas las que defraudan a otras personas. Lo que no quiere decir, como insiste la Prensa_trol, que el proyecto no sea válido. La necesidad de echar a los corruptos a los corrales carcelarios, la de justicia social, la de recuperar una sociedad en la que el trabajo sea un modo de vida y no una forma de esclavitud, en la que podamos ir al médico con garantía de no morir en la espera, en la que nuestros hijos puedan estudiar si quieren y valen, y que el factor económico no sea un impedimento, en la que el gasto público sea para solucionar los problemas de los ciudadanos y no para llenar las cuentas en paraísos fiscales de amigos, especuladores y/o fondos buitres, me hace seguir creyendo en la viabilidad de este proyecto. Lo importante no es quién mande sino como resolvamos los problemas. Lo importante, en principio, no son las siglas sino que hacemos y cómo nos juntamos para conseguirlo.

Las luchas por el quién nos alejan de la ciudadanía y nos convierten en “lo de siempre”. Pero sobre todo, echan por tierra el excelente trabajo de Concejales, Voves y de todos aquellos a los que la ciudadanía reconoce como miembros de Podemos. Y este es un trabajo serio reconocido, sobre todo, por aquellos que nos votaron con miedo a que PODEMOS fuera “más de lo mismo”. Nunca un concejal del Partido Popular tuvo el arrojo, como lo hizo el jueves la Concejala Presidenta de la Junta Municipal de Barajas, de enfrentarse cara a cara y con diálogo a unos manifestantes poco educados, muy cabreados y no dispuestos a escuchar. Incluso amenazantes. Pero supo salir airosa. Eso es trabajar para la ciudadanía, atender sus reclamaciones e intentar solucionarlas y dar explicaciones del porqué de esas soluciones. Rebajar la deuda del Ayuntamiento de Madrid en mil millones de euros desde que AhoraMadrid dirige el gobierno de la capital, también es trabajar para la ciudadanía. Y la mejora, al menos en los barrios ignorados antes por el equipo de Botella y sus mariachis, de la limpieza, el intento de rescisión de un contrato leonino de las empresas prestatarias o el acabar con las mamandurrias y las decenas de asesores de Concejales de las Juntas. Y, por supuesto, también lo es denunciar ante la justicia la venta irregular de las viviendas sociales al fondo buitre propiedad de Goldman Sachs.

Que el camino es largo y los progresos muy cortos es evidente. Entre otras cosas porque estamos en un sistema involutivo en el que es muy difícil deshacer contratos (rescindir el contrato de limpieza de Madrid cuesta la friolera de 36 millones de euros de indemnización más los 140 del coste del servicio). Un sistema atornillado por la propia UE, actuando como alcahuetes PP y PSOE con la modificación del famoso artículo 135 de la constitución, que impide a los ayuntamientos remunipalizar servicios porque no se puede aumentar el gasto en lo que sea necesario. Eso sin esperar a la aprobación del CETA y del TISA en los que se impedirá que cualquier servicio privatizado, pueda volver a ser gestionado de forma pública.

Que estamos ante un sistema global involutivo, lo demuestran las detenciones indiscriminadas y las cargas desmesuradas de la policía francesa en las huelgas de los últimos días contra la reforma laboral que Vals ha impuesto a la española (aunque el silencio informativo sobre este tema en España es propio del régimen de Kim Jong-un) o el intento en ese mismo país, hasta ahora paradigma de la “liberté”, “egalité” y “fraternité”, de impedir la libertad para que las mujeres lleven burkini, pantalones “demasiado” cortos (según las mentes enfermas) o lo que les plazca.

En resumen, dejemos de maniobrar por el quién y empecemos a tomarnos más en serio el cómo y el para quién. Las elecciones no se ganan siendo un PSOE más. Las elecciones se ganan, a pesar de la desinformación, las calumnias y el juego sucio de la Prensa_trol, solucionando los problemas de la ciudadanía. Y tenemos gobiernos como el de la Ciudad de Madrid dónde lo estamos demostrando y dónde aún se puede mejorar mucho. Atendamos a las bases, enlacemos sus propuestas con el Consejo Ciudadano, establezcamos una comisión de garantías que lo sea (y que no esté bajo la tutela de ningún preboste), y demos solución al día a día de la gente que vive en Madrid (y en el resto del estado). Ninguna cara conocida, ningún discurso vacío o demagógico (se pilla antes a un mentiroso que a un cojo), tiene más votos que una ciudadanía contenta con el gobierno que resuelve sus problemas.

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Pasé tarde por la universidad. De niño, soñaba con ser escritor o periodista. Ahora, tal y como está la profesión periodística prefiero ser un cuentista y un alma libre. En mi juventud jugué a ser comunista en un partido encorsetado que me hizo huir demasiado pronto. Militante comprometido durante veinticinco años en CC.OO, acabé aborreciendo el servilismo, la incoherencia y los caprichos de los fondos de formación. Siempre he sido un militante de lo social, sin formación. Tengo el defecto de no casarme con nadie y de decir las cosas tal y como las siento. Y como nunca he tenido la tentación de creerme infalible, nunca doy información. Sólo opinión. Si me equivoco rectifico. Soy un autodidacta de la vida y un eterno aprendiz de casi todo.

2 COMENTARIOS

  1. Dice usted en su artículo: «Y la mejora, al menos en los barrios ignorados antes por el equipo de Botella y sus mariachis, de la limpieza, …»
    Pues seguramente mi barrio no entra entre esas mejoras, porque sigue siendo tan ignorado como antes, papeles y bolsas de plástico llenan las calles y aceras y la porquería que dejan los perros permanece expuesta en las aceras cual tarta de cumpleaños.
    Hablo de San Pascual,un barrio que pertenece al distrito de Ciudad Lineal.

  2. Es evidente que la limpieza, las empresa concesionarias, son un gran problema en Madrid. Conozco su barrio.
    En el mío durante 24 años estuvo olvidado y dejado de la mano de los diferentes alcaldes del PP. No se barre como es debido, pero nunca se ha hecho. Al menos ahora, en un año llevamos tres limpiezas generales. Las hojas de los árboles, parece que las empresas las ignoran cuando están obligadas a recogerlas. Y en cuanto a los perros, es el problema general de este país. Todo el mundo cree tener derecho a tener perro pero la mayoría ignoran las más mínimas reglas de civismo. No será el Ayuntamiento el culpable sino sus vecinos que, al parecer, son bastante incívicos.
    ¿Se puede mejorar? por supuesto. Como le he dicho resolver el contrato cuesta 36 millones de indemnización. Con eso se pueden hacer 36 escuelas infantiles y dotarlas de profesorado.
    Ahora si usted me dice que antes su barrio se limpiaba más, será porque a otros no nos tocaba nunca.

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