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No en mi nombre, Vox

La Asociación Hombres por la Igualdad defiende que la ofensiva machista, homófoba y supremacista de la ultraderecha no quede sin respuesta

Juan Miguel Garrido
Juan Miguel Garrido
Fundador de Hombres por la Igualdad de la Diputación de Sevilla
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análisis

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José Saramago dijo que la violencia machista «es un problema de los hombres que sufren las mujeres».

La ofensiva machista puesta en marcha por la ultraderecha no puede quedar sin una respuesta por parte de aquellos hombres que nos declaramos abiertamente contrarios al machismo, al fascismo, a la homofobia y a su discurso supremacista. Nuestro posicionamiento ante este discurso, que hace del machismo un eje fundamental de su ideología, es imprescindible y determinante para combatirlo.

No podemos tolerar que la ultraderecha se presente como la defensora de “el hombre”, es necesario decir que los hombres no estamos amenazados ni perseguidos por la Ley Contra la Violencia de Género, el feminismo o la lucha de las mujeres. Que no es verdad su mantra sobre las denuncias falsas, la violencia hacia los hombres, la cortina de humo de la violencia intrafamiliar, o las mentiras en torno a la custodia compartida.

Hacer público que cada vez somos más los hombres que nos unimos y cuestionamos nuestra masculinidad, que pensamos que el género no debe definir lo que significa “ser un hombre”, y que por ello trabajamos en la construcción de nuevos modelos y formas de entendernos y ser hombres, menos agresivos y violentos, más amables y respetuosos con nosotros y con los demás.

Que condenamos sin vaguedades los asesinatos machistas, los abusos, y violaciones, la cosificación de la mujer, la brecha salarial, la sociedad en modo machismo en la que vivimos, la falta de compromiso de los hombres en las tareas de cuidados, y en la lucha por la igualdad.

Cada vez somos más los hombres unidos que se cuestionan su masculinidad y piensan que el género no debe definir lo que significa “ser un hombre”

Que denunciamos la violencia y el engaño que esconde el mito del amor romántico, la esclavitud que implica la prostitución, la violencia que ejercen los puteros, el negocio cruel de los burdeles, la trata de mujeres y niñas con fines sexuales, su explotación, la mercantilización de los cuerpos bajo el disfraz neoliberal de los vientres del alquiler, o la criminalidad de la mutilación genital a que cientos de miles de niñas y adolescentes son sometidas cada día.

Que los hombres queremos cuidarnos, crear y fomentar lazos de amistad estables y sinceros entre nosotros, ser abiertos y afectivos, y trabajar en los grupos de hombres para cambiar y ser mejores.

Que no tenemos miedo a que el machismo y la ultraderecha marquen nuestra hoja de ruta, pues precisamente nuestra agenda es poner la atención en los hombres, denunciando el machismo de la masculinidad. Porque si quienes representan al machismo y lo malo del hombre no marcan nuestro trabajo, quien lo ha de hacer. Por eso una de nuestras principales misiones como hombres igualitarios ha de ser denunciar y desmontar las mentiras de los machistas.

Que no debemos ni pretendemos acaparar o restar protagonismo a las mujeres, sino solo ocupar el espacio que la igualdad y la sociedad nos demanda. Asumiendo nuestra responsabilidad en esta realidad como un paso fundamental para nuestro cambio.

Que repudiamos la justicia patriarcal, el lenguaje sexista, la división sexual del trabajo, la pornografía, y la diferenciación entre hombre y mujer que el patriarcado nos impone para separarnos y establecer jerarquías.

Que acabar con la violencia de género transita inevitablemente por cuestionar y transformar nuestros valores como hombres, estrategia que siempre debemos considerar, pero también por denunciarla y combatirla con todas nuestras fuerzas.

Que los hombres estamos obligados a sacar los colores al machismo, a quienes lo practican, y defienden, y a decir alto y claro, con nuestro nombre y apellidos, No en mi nombre, Vox.

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2 COMENTARIOS

  1. Los aliades feministas son esos seres despreciables capaces de perjudicar a todo el colectivo de hombres tan solo por ver (que no tocar) tetas.

    Les da igual que nos traten como mierdas, como seres sumamente peligrosos, como estorbos antes que compañeros…

    «No en mi nombre lo digo yo», measojas.

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