Una de las caras más oscura de la relación Estado-Empresa,  que  no siempre ocupa amplios  espacios digitales y montañas de papel, es la corrupción. El caso Odebrecht, ha sacado a luz   la crisis generalizada en Latinoamérica,  con mayores  evidencias en una docena  de  países

Las emergentes democracias sufren acelerada desestabilización, con centenas de juicios y prisión para múltiples protagonistas. Presidentes, ministros, parlamentarios, banqueros, empresarios  de toda laya junto a cómplices menores, escamotean la Justicia y burlan  los deseos  y esperanzas  de pueblos afectados.

Vivimos el resurgimiento  de la violencia en calles  y  plazas, nuevas  organizaciones regionales como partidos y asociaciones  democráticos lanzan proclamas, entretanto las  economías se resienten  y el futuro se torna más incierto. Las  cifras oficiales sobre  crecimiento económico que proclaman los  gobiernos de turno, no incluyen  a las  mayorías. La pirámide de ingresos  se estrecha cada minuto.

Manuel Romero  Caro, economista con larga experiencia,   que se  atrevió a fundar en el Perú de 1990 el primer diario  de economía  y finanzas, desde  su primera  edición pudo percibir y revelar el oscuro horizonte que se venía con el remate de las empresas públicas  a poderosas  firmas extranjeras.

Ese flujo  de dólares, incluyendo del narcotráfico, nunca antes  percibido, creó el espacio para ampliar la corrupción que  hoy se conoce y  se reproduce  en América,  con los mismos métodos y argucias.  Esta  afirmación se constata en “La negociación del Acuerdo con Odebrecht, que  ha sido un fracaso”, según  síntesis de Romero Caro,  que  forma parte  de un esfuerzo personal  y de apoyo  de varios especialistas y organizaciones internacionales  de periodistas,  que han brindado  caminos para la  intervención  de la  Justicia,  pero que tampoco avanza como lo exige la ciudadanía.

El Caso Odebrecht ya forma parte de una investigación del Departamento de Justicia de los Estados Unidos, junto con otros países más de América Latina, que detalla coimas de dinero y sobornos, a presidentes, expresidentes y funcionarios del gobierno de 12 países: Angola, Argentina, Colombia, Ecuador, Estados Unidos, Guatemala, México, Mozambique, Panamá, Perú, República Dominicana y Venezuela, durante los últimos 20 años, para obtener beneficios en contrataciones públicas.

Odebrecht, fundada en Brasil  en 1944,  creó  su «Caja B» a finales de los años 2010 con el nombre de «Sector de relaciones estratégicas» para disimular la maraña de su delictuosa actuación, pero la estructura ilegal venía operando  desde 1987, según consta en los registros que guardó una funcionaria durante tres décadas,  hasta entregarlos a la justicia de su país y a la Comisión del Congreso que asumió  la investigación.

El Perú, sobresale entre 2005 y 2014, cuando Odebrecht hace pagos de sobornos a funcionarios que comprenden los Gobiernos de Alejandro Toledo (2001-2006), Alan García (2006-2011) y Ollanta Humala (2011-2016), según se desprende del acuerdo firmado por la compañía con el Departamento de Justicia de Estados Unidos. El presidente Pedro Pablo Kuczynski dijo entonces  que apoyaría en todo lo que sea necesario para la investigación, y después también PPK, fue descubierto como parte  de la telaraña.

Atalaya Económica, blog de Gestión, diariio que creó  en  1990,  permite  recordar la  feria o  remate de empresas que propició Fujimori.  Y hoy salen a luz nuevos detalles sobre los pagos secretos vinculados a 5 proyectos “nuevos”,  proceso que  muestra el fracaso de la negociación del Acuerdo.

Romero Caro, considera que un factor indispensable para llevar a buen puerto cualquier negociación es el nivel de credibilidad de las partes involucradas. Sin ese factor, o una mínima parte del mismo, las negociaciones fracasarán o serán prolongadas y más costosas. Y en el caso del Grupo Odebrecht (Odb) la verdad no ha sido precisamente el sello distintivo de su cultura empresarial.

Si retrocedemos en el tiempo encontraremos muchos ejemplos de esto. Y esta “característica “va de rey a paje. Es así que ya se han publicado diversas mentiras e inconsistencias de parte de Marcelo Odebrecht.

Por su parte, otro directivo de la misma organización, Jorge Barata, tampoco se queda atrás. Solo 2 ejemplos referidos al GSP: él siempre negó que Edgar Ramírez, presidente del comité de Pro Inversión que otorgó la concesión del GSP a Odebrecht hubiera  trabajado para el Grupo Odb. Sin embargo tanto él como el ex ministro de Energía Mayorga trabajaron para dicho grupo. Inclusive por haber mantenido dicha vinculación hasta un período menor a dos años de la fecha en que  ambos asumieron responsabilidades en ProInversión y el MEM, legalmente debieron de haberse abstenido de participar en asuntos vinculados con dicho Grupo, lo que no hicieron.

Pero las mentiras no son cosa del pasado ni la nueva Odebrecht se ha reconvertido como afirman sus defensores. Por ejemplo, un  ex miembrode relaciones públicas, Gustavo Gorriti, ha afirmado  que Odebrecht es “una compañía que se encuentra ahora en profundo proceso de reforma y que hoy colabora plenamente en la tarea de identificar la corrupción y los corruptos” (IDL-R, “Hipócritas y bribones”, 23.1.19). 

¿Ustedes creen que la vieja Odebrecht y la nueva y reconvertida Odebrecht no son prácticamente lo mismo?Tan es así que hasta hace muy poco diversos representantes de Odb (inclusive en  manifestaciones ante la justicia) negaron reiteradamente que en el Gasoducto Sur Peruano (GSP) hubiera habido cualquier tipo de irregularidades. Y ahora conocemos  los pagos secretos que efectuó “el departamento de coimas” de Odb a diversos destinatarios vinculados con dicho proyecto.

¿Hasta cuándo vamos a seguir bailando al son de la música que pone Odb?.

Son ellos los que decidieron qué proyectos incluir en el “histórico” Acuerdo (los más antiguos y en los que han recuperado su inversión con creces) y cuáles vetar su inclusión (principalmente el GSP, que es el único que tiene cláusula anticorrupción). También deciden el ritmo y la secuencia de las investigaciones, programando qué declaraciones dar y el momento de las mismas. Ya que luego de las declaraciones iniciales sobre sobornos en el Metro e Interoceánica, que solo incluyeron a funcionarios de segundo y tercer nivel; nos estuvieron entreteniendo con los aportes electorales.

Otro ejemplo. Acaban de manifestar: que la información de los servidores Drousy y My Web Day, sobre los que siempre se manifestó que incluían toda la información referente a los sobornos, ahora mencionan que también contiene información de “transacciones lícitas, privadas e internas”.

El problema es que esta nueva interpretación es un misil a la línea de flotación del argumento central de la fiscalía en el sentido que todos los pagos incluidos en los sistemas anteriormente referidos eran pagos ilegales. Los “corruptos” deben de estar felices con esta nueva interpretación. ¿Los defensores de Odebrecht también están de acuerdo con esta nueva declaración?; ¿qué tienen que decir de los, por ahora, 6 proyectos con pagos secretos que no están incluidos en el Acuerdo y que han llegado a costo cero?

Un aspecto a destacar es que las críticas de diversos medios sobre este escándalo de las planillas secretas son excesivamente generosas con el equipo especial, el que evidentemente es responsables de las “negociaciones “con Odebrecht. Y la explicación debe encontrarse en el temor que los negociadores les cierren el caño de las informaciones privilegiadas y se las entreguen a la competencia. Estos aprendices de Sergio Moro y Deltan Dallagnol (juez federal y jefe de los fiscales del caso Lava Jato de Brasil, siendo el primero el actual Ministro de Justicia) deben analizar la trayectoria de Moro, el que está siendo investigado por las numerosas conversaciones confidenciales que mantuvo con Dallagnol y que violan el ordenamiento legal vigente de su país.

En realidad el tratamiento selectivo de la información privilegiada de parte de la Fiscalía es inaceptable y debe de terminar. En cualquier país civilizado las fiscalías tienen un vocero oficial, el que da la misma información a todos los medios.

Romero  Caro  expresa su  satisfacción de constatar que después de  casi 5 años en que empezó a criticar las  graves irregularidades del contrato del GSP y el desempeño de Odebrecht, el tiempo le está dando la razón. “Lo mismo sucede con las alertas que emitió hace tiempo y reiteradamente sobre el progresivo deterioro de la situación financiera de Odebrecht, el muy reducido monto de la reparación civil y la falta de respaldo de la misma”,

El resto de los proyectos otorgados a Odb iba a quedar sin conocerse, ya que la capacidad de la fiscalía de generar investigaciones propias sin estar alimentadas fundamentalmente por las delaciones premiadas y documentos proporcionados por los ex ejecutivos de Odb hasta el momento (y nada indica que esto cambiaría en el futuro) ha sido nula.

Un factor indispensable para llevar a buen puerto cualquier negociación es el nivel de credibilidad de las partes involucradas. Sin ese factor, o una mínima parte del mismo, las negociaciones fracasarán o serán prolongadas y más costosas. Y en el caso del Grupo Odebrecht (Odb) la verdad no ha sido precisamente el sello distintivo de su cultura empresarial.

Finalmente solo cabe mencionar que cuando el equipo LJ exponía sus argumentos para justificar el Acuerdo que se iba a suscribir con Odb su principal idea fuerza era que a través del mismo íbamos a conocer toda la verdad. Y repetía este argumento constantemente hasta que agarró fuerza el argumento que en el mejor de los casos con el Acuerdo íbamos a conocer la verdad de solo los 4 proyectos comprendidos en el Acuerdo.

Y la verdad sobre el resto de los proyectos otorgados a Odb iba a quedar sin conocerse, ya que la capacidad de la fiscalía de generar investigaciones propias sin estar alimentadas fundamentalmente por las delaciones premiadas y documentos proporcionados por los ex ejecutivos de Odb hasta el momento (y nada indica que esto cambiaría en el futuro) ha sido nula.

Y la noticia que el equipo especial investigará el caso de las planillas secretas, debe ser una broma de mal gusto porque es inconcebible que ellos se “autoinculpen”. Es así que, como ya hemos explicado, en el Acuerdo hemos dado mucho para recibir muy poco. Y de otro lado hemos recibido mucho más que lo recibido en el Acuerdo con Odb  de parte del Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación y de las autoridades suizas.

Romero Caro  destaca que toda esa valiosísima información nos ha sido otorgada sin costo alguno. Por lo que es evidente que los resultados de la negociación efectuada por el publicitado equipo LJ sobre el Acuerdo con Odebrecht  ha distado muchísimo de maximizar los beneficios para la ciudadanía.  Esa comparación muestra el fracaso de la “negociación” del Acuerdo. Y los fracasos se pagan.

Palabras  finales. Romero Caro a lo largo  de  un gran esfuerzo ha logrado crear un interés  para la  prensa  especializada y para la academia. La lenta justicia y  las  argucias  de los  acusados, han  creado  un historia confusa y con lenguaje lleno de esoterismos, que los lectores  van perdiendo interés, porqué  ya dejó  de ser una larga novela  por entregas.

Es un caso que posiblemente en años  venideros  se sepa que  ese dinero ha sido para  fundar  nuevos  grupos con  gran experiencia, como ocurrió con Mariano Ignacio Prado. quien desertó de sus funciones como presidente de la República del Perú el jueves 18 de diciembre de 1879.  Escapó del Perú con rumbo a Estados Unidos. Evadió con el nombre de John Christian, perteneciente a un familiar suyo. Huyó en una nave inglesa Pacific Steam Navigation Company, según documentos diversos que pueden ser consultados en cualquier librería o  biblioteca municipal.   No se  trata de ser pesimista sino de advertir y  continuar  en el camino  de la justicia por el  bien de nuestras  futuras generaciones.

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