«Aquel que no conoce su historia está condenado a repetirla», frase atribuida en primera instancia a Napoleón Bonaparte, con un significado muy profundo porque implica comprender en toda su magnitud y hacer propios los eventos que nos han moldeado como sociedad y han sido escritos cual petroglifos para la eternidad.
Hacerlos propios implica reinterpretarlos en la actualidad, haciendo uso de la experiencia que se obtuvo otrora, el problema de fondo es que esos eventos siempre han estado ahí ignorados por la mayoría, los conocen de oídas como si de un susurro se tratara, creyendo falsamente que derechos de los que disfrutábamos hasta hace poco y nos han sido arrebatados vilmente llegaron de forma providencial, cuando no fue así, fueron el resultado de la entrega y sacrificio de hombres y mujeres que lo pagaron con su vida por todos nosotros.
A lo largo de la historia han habido mártires que se han entregado por el bienestar común, personas que vieron mucho más allá de sí mismos, entendiendo que el único camino para un verdadero cambio social implicaba dejar de verse de forma individual, «el Yo pasó a ser el Nosotros».
El impacto histórico de estos personajes resuena con un eco tan fuerte que es imposible de ignorar, pero aún así repetimos la historia conociéndola por una estúpida comodidad y ostracismo.
El 1ero de mayo pasó sin pena ni gloria, una minoría salimos a las calles para protestar y reivindicar los derechos perdidos, la gran mayoría desconoce los eventos detrás de esta fecha, tan solo lo ven como un día de descanso y ocio, craso error, «debe ser un día de rebelión contra quienes nos han llevado a esta situación de miseria laboral, rojos, azules y el capital».
Mucha gente salió malherida, o perdió su vida para poder conseguir una jornada de 8 horas laborales y compensaciones económicas dignas.
Debemos remontarnos al S. XIX, concretamente al año 1865 en Estados Unidos, por esa época en la costa este, en New York, Chicago, Boston y Philadelphia, los trabajadores se estaban organizando en contra del sistema capitalista que los tenía oprimidos y aplastados con inhumanas jornadas laborales que podían llegar a las 18 horas y unos salarios de miseria que tan solo les permitía subsistir como mendigos.
Se organizaron porque fueron conscientes de su situación social y económica, ese espíritu revolucionario estaba alimentado por la reciente abolición de la esclavitud, las noticias que llegaban de Europa y el anarquismo norteamericano, generado por la alta tasa de paro, los miseros salarios y el trabajo esclavo. El descontento social fue lo que colmó el vaso.
Muchos de ellos inmigrantes europeos que habían dejado sus países de origen, motivados por el espejismo de una vida digna y prospera, pero lo único que encontraron en América fue más de lo mismo o peor, miseria, hambre, dolor y penas.
El 1ero de mayo en la plaza Haymarket en Chicago se inician las protestas contra la fábrica de maquinaria agrícola MacCormick, los trabajadores empezaron sus jornadas de huelgas, exigiendo una disminución de la jornada laboral a 8 horas, fue así como la policía se presentó y durante los disturbios hirieron a decenas y mataron a varias personas.
El 2 de mayo se presentan los manifestantes en la fábrica que aún funcionaba gracias a los esquiroles, de esta incursión resultan muertos dos trabajadores y decenas de heridos, las manifestaciones se suceden en diferentes partes de la ciudad y el 3 de mayo la ciudad está revolucionada por las protestas.
El 4 de mayo la policía vuelve a cargar contra los manifestantes hiriendo a cerca de 200 y matando a un número indeterminado de personas, de entre esas filas de indignados lanzan una bomba que siega la vida de 7 agentes, las detenciones y torturas no se hacen esperar.
8 obreros de afiliación anarquista fueron detenidos bajo los cargos de asesinato e intento de asesinato, su condena la horca, algunos fueron exonerados por no encontrarse pruebas en su contra, otro murió en su celda y tres de ellos ahorcados, antes de cumplir su castigo estas fueron las palabras de dos de ellos…
Durante su juicio Louiss Lingg exclamó: “repito que soy enemigo del orden de hoy y repito que con todas mis fuerzas, mientras tenga aliento para respirar, lo combatiré. Los desprecio. Desprecio su orden, sus leyes, su autoridad apuntalada por la fuerza. Ahórquenme por ello”.
Antes de morir Albert Parsons pronunció su famosa frase «dejad que se escuche la voz del pueblo»
¿Acaso el máximo sacrificio de entregar la vida por todos nosotros fue en vano?, No por mi parte, hago propias las últimas palabras de aquellos héroes condenados a muerte por el capital.
El día del trabajo no es solo el 1ero de mayo, es cada uno de los 365 días del año, no permitamos que nos organicen ese día ni ninguno otro azules y rojos, esta gentuza sobra en nuestras reivindicaciones, es ridículo y vergonzoso que quienes nos tienen jodidos en esta precariedad laboral estén presentes, debemos estar unidos, ser una sola voz, contra quienes nos gobiernan malvendiendo nuestro futuro, somos nosotros los obreros quienes con determinación y fortaleza, hemos de dictar nuestras propias leyes y poder ejecutarlas por sobre el capital.
