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Navidad, es todos los días

María José Sánchez Soria
María José Sánchez Soria
Mujer y socialista. Activista social y curtida por mil frentes en la vida. Optimista vital en cada lucha y animosa en la dificultad. Hija del 64 y heredera de todas cuantas me precedieron en la búsqueda de justicia.
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análisis

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Esta tarde paseando, vi algo que llamó mi atención: Una mujer de unos 60 años metía prisa a su madre de unos 90 años, para que cruzará el semáforo más deprisa. Y me enfadó la situación, viendo como la señora mayor hacía esfuerzos para caminar más rápido, dejando a su madre atrás, necesitaba el bastón que llevaba para ayudarse a caminar, y se veía claramente su dificultad para hacerlo. La hija seguía caminando por la acera deprisa

Me dió por pensar, ¿cuántas veces y durante cuánto tiempo, no habría esperado esa madre por su hija? Seguro que tratándola con más paciencia y sin duda con mejores modos. ¡Menos mal que a la vuelta de la esquina está la Navidad, cargada de buenos deseos! Deseos que quedarán en eso: buenos deseos.

Me hubiera gustado acercarme a esa hija y explicarle que su madre merece respeto, empatía, humanidad y mucho cariño. Que aproveche los momentos que le quedan para estar juntas, que la muerte viene sin avisar, y se la puede llevar en cualquier momento. Que somos muchas y muchos los que ya no podemos disfrutar de pasar un ratito con la nuestra, que no podemos volver a tomar su mano entre las nuestras, ni apoyarnos en su pecho, ni recibir sus besos, ni escuchar sus consejos que ya sólo suenan en nuestros recuerdos y en nuestra nostalgia.

Si en un primer momento me enfadó la situación, ahora sólo siento pena, pena por ella y ¿por qué negarlo? También por mí.

Entiendo que a mucha gente no le guste la Navidad, sé que todo se inunda de recuerdos, las recetas navideñas, los villancicos que cantábamos en familia, los huecos que van quedando en las mesas, todo se inunda de nostalgia.

Pero tenemos que ser generosos, pensar que nuestros hijos y familiares, merecen tener sus recuerdos cuando sean mayores, cargados de risas y de alegría, como los que tenemos nosotros. La experiencia de los años nos ha enseñado que a nuestros seres queridos se les echa de menos todos los días, siempre hay un momento para su recuerdo, y mientras sea así seguirán vivos.

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