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Nadie cree en la tregua trampa navideña de Putin

Estados Unidos asegura que se trata de una maniobra más del dictador ruso para ganar tiempo tras sus últimas derrotas en el campo de batalla

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Comienza el alto el fuego navideño de 36 horas ordenado por el presidente ruso, Vladímir Putin, una tregua que se antoja una operación de imagen más del dictador de Moscú, una maniobra para quedar bien con el patriarca de la Iglesia ortodoxa Kiril. La invasión de Ucrania está siendo cruenta y dramática y al ordenar el cese del lanzamiento de misiles contra los ucranianos Putin ha querido escenificar un gesto supuestamente humanitario que por otra parte no hace sino acrecentar su cinismo y su grado de crueldad. Todo sanguinario criminal de guerra tiene ese momento de hipotética humanidad que no convence a nadie. La comunidad internacional ya no espera ni cree en nada que venga del Kremlin. Estados Unidos asegura que el alto el fuego no es más que un intento desesperado de Putin por ganar tiempo, una especie de balón de oxígeno tras los últimos desastres militares para el ejército ruso. Obviamente, Zelenski no ha aceptado la tregua. Los ucranianos ya no piensan en la paz, solo en seguir avanzando posiciones hasta echar al invasor de su territorio y recuperar la plena soberanía territorial.

La justificación de Putin para anunciar esta decisión es la de establecer una tregua de Navidad, que los creyentes ortodoxos celebran el 7 de enero. Este breve parón en la guerra comienza a las 12.00 horas de Moscú (09.00 GMT) de este viernes a lo largo de toda la línea del frente en Ucrania, tal como ha informado el Kremlin. Según la nota de la Presidencia rusa, la decisión de Putin se produce en respuesta al llamamiento del patriarca de la Iglesia ortodoxa rusa, Kiril, de establecer una tregua para que los creyentes puedan celebrar.

“Debido a que en la zona de acciones militares vive un gran número de ciudadanos ortodoxos, llamamos a la parte ucraniana a declarar un régimen de alto el fuego para permitirle acudir a los templos la víspera de Navidad y el día de Navidad”, señala el comunicado oficial.

Desde Ucrania la respuesta ha sido clara: la “tregua temporal” llegará una vez que Rusia abandone los territorios ocupados. Tampoco la UE se cree esta “hipócrita” tregua de Navidad. Pedro Sánchez acaba de emitir un mensaje en el que muestra el total apoyo de España a Ucrania en estos momentos difíciles. Mientras tanto, Zelenski asegura que no cree en las buenas intenciones de Rusia respecto al alto el fuego y advierte de que usan la Navidad “como una tapadera” para detener el avance del ejército ucraniano en el Donbás mientras acercan equipos y municiones a sus posiciones. Más pronto que tarde, una lluvia de misiles rusos volverá a caer sobre Kiev, la capital ucraniana. Probablemente ni se cumplirá el plazo de 36 horas de tregua que Putin se ha dado a sí mismo. El mundo libre, escéptico ante las promesas siempre incumplidas y las mentiras del autócrata ruso, no concederá ninguna credibilidad a un hombre que ha cometido las mayores atrocidades en Ucrania y que ahora pretende convencernos de que también tiene un corazón navideño, como cualquier persona normal. El problema es que Putin no es un ser humano en sus cabales sino un iluminado, un enfermo terminal que apura sus últimas horas entre el terror a la muerte y el odio paranoico a Occidente, un nihilista sin escrúpulos que no tiene conciencia de cuáles son los límites de la moralidad, tal como lo ha definido Josep Ramoneda.

“Ahora quieren usar la Navidad como una tapadera para detener al menos brevemente el avance de nuestros muchachos en Donbás y acercar equipos, municiones y hombres movilizados a nuestras posiciones. ¿Qué traerá esto? Solo otro aumento en el número de muertos”, ha denunciado Zelenski en su habitual discurso nocturno. Añadió además que “todos en el mundo saben cómo el Kremlin usa los parones en la guerra para continuar la guerra con renovado vigor”, dijo. Pasarán los días tiernos de Navidad y los cañones volverán a sonar de nuevo. El monstruo vive de la sangre de otros. Y sigue teniendo sed. Mucha sed.

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1 COMENTARIO

  1. El artículo da cuenta de la conspiranoia de los rusófobos (caso evidente del autor). Empecé a leer este periódico porque vi algún que otro artículo de Beatriz Talegón sobre Ucrania, que tenía bastante sentido. Pero Beatriz debe ser el gancho que utiliza Diario16, porque escribe cada juntaletras que tiembla el misterio.

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