Muros

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Ha pasado apenas poco más de una semana de la asunción de Donald Trump como 45° Presidente de los Estados Unidos y sus primeros movimientos en el Salón Oval han demostrado que está dispuesto a hacer realidad sus propuestas de campaña. Resulta paradójico que se critique el accionar de Trump cuando él había anunciado paso a paso lo que haría si triunfaba en las elecciones, lo que cuesta aceptar es que, en este punto al menos, Trump se diferencie de sus antecesores, puesto que no ha mentido en sus discursos como candidato. Tal como presagiaba Ben en la viñeta que ilustra este artículo, DT está empeñado en querer cumplir con lo que prometió.

Y estas primeras medidas han señalado claramente cuál será el rumbo que buscará seguir el Presidente Trump durante su mandato en sus tres ejes de campaña, inmigración, comercio exterior y medioambiente. En comercio exterior decidió la salida de Estados Unidos del Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP por sus siglas inglés) tal como había anunciado, pero lo que parece un gesto de suma fortaleza e independencia puede volverse contra su país, puesto que tras la Orden Ejecutiva firmada para disponer la salida Australia y Nueva Zelanda invitaron a China, con quien Trump había tenido encontronazos antes de asumir, a sumarse al TPP.

En materia medioambiental Trump dio la orden de retomar la construcción de dos oleoductos que estaban detenidos desde finales de 2015 cuando Barack Obama así lo había decidido. En línea entonces con sus anuncios, se avanza con los oleoductos Keystone XL y Dakota Access, pese a las protestas de grupos ecologistas.

Quizás sea la cuestión de inmigración la que más ha impactado por lo simbólico de su implementación. La construcción de un muro en la frontera que divide Estados Unidos de México es por demás alegórico de esta situación, aunque no es la única. También decidió el Gobierno Trump la ampliación de los espacios de detención para inmigrantes indocumentados, el cumplimiento, sin excepciones, de las leyes migratorias en Estados Unidos y el despojar de fondos federales a las ciudades santuario.

Pero la construcción del muro en la frontera sur del país involucra en sí mismo mucho más de lo que parece. En primer lugar no es un muro para prevenir la inmigración sino cierta inmigración, puesto que hay otras fronteras del país que no tendrán el mismo tipo de mobiliario, aunque tienen, cierto es que en menor medida, también inmigración ilegal. Además, no es México el mayor ‘proveedor’ de inmigrantes, puesto que Honduras y El Salvador lo han adelantado en la cantidad de migrantes ingresados en Estados Unidos en los últimos años.

En segundo lugar, se critica la medida por lo grandilocuente que aparece la construcción de un muro de océano a océano, que por cierto hace varios años que ya existe en parte de este trayecto, pero no difiere en demasía de los alambres que colocó la Unión Europea en sus fronteras del este para frenar la última ola inmigratoria o las rejas que tiene colocadas el Reino de España en sus enclaves africanos. Y sin necesidad de apelar a la construcción humana, el propio Mar Mediterráneo funciona como un verdadero muro de contención que muchos migrantes no logran sortear y mueren en el intento de sobrepasarlo, y son pocos, muy pocos, demasiado pocos los que se preocupan por la situación y obran en consecuencia.

Pero en la práctica la situación es la misma, difiere el medio pero el fin es el mismo. Se pretende impedir la llegada de inmigrantes cuando llegan con una valija cargada de sueños, pero se les permite el arribo y se los transforma en inversores si la valija viene cargada de divisas.

Es hipócrita el discurso de muchos que, a un lado y al otro del océano, critican el accionar de Trump pero en su accionar diario ejecutan y/o avalan la ejecución de políticas con el mismo objetivo y la misma crueldad. Porque el principal muro no es el que se construirá entre Estados Unidos y México, el principal y más duro de salvar es el muro mental que a muchos les impide ver la realidad y asumir que, de una u otra forma, somos responsables de ella, aunque nos duela y no nos guste.

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