Desde que las fuerzas estadounidenses se retiraron el pasado mes de julio de Afganistán, los talibanes han ido tomando amplias zonas del país hasta llegar a Kabul, su capital. Un hecho que ha desatado todas las alarmas entre la población afgana, que intenta huir del país por todas las vías posibles.
La entrada de los talibanes ha supuesto, además, un grave peligro para las mujeres, con las que tiene especial fijación la sharia o ley islámica, por la que se rige este grupo de radicales islámicos en su versión más extrema. Aunque como apuntan diferentes periodistas y organizaciones que trabajan desde hace años en el país afgano, la situación de las mujeres nunca fue buena, ya que no han dejado de ser víctimas de matrimonios forzosos, un gran porcentaje son analfabetas y sufren el acoso y la violencia machista dentro y fuera de sus casa, entre otras calamidades
La Asociación de mujeres revolucionarias de Afganistán (RAWA) ha recopilado 29 restricciones/prohibiciones establecidas por esta doctrina fundamentalista que se ensaña con las mujeres, arrebatándoles así todo tipo de derechos y a las que se le suma la obligación de casarse con los combatientes sin oposición alguna.
Según dicta la sharia, el trabajo femenino fuera del hogar está prohibido, igualmente aplicable a profesoras, ingenieras y otras profesiones. Existen pocas excepciones con doctoras y enfermeras que tienen permitido trabajar en algunos hospitales de Kabul. Existe una total prohibición de cualquier tipo de actividad de las mujeres fuera de su casa si no es con la compañía de su «mahram» (pariente cercano masculino como padre, hermano o marido).
Son castigadas con azotes, palizas y abusos verbales si no visten acorde con las reglas talibán o no van acompañadas de su mahram
Se les prohíbe cerrar tratos con comerciantes masculinos y ser atendidas y tratadas por doctores masculinos. También se les niega poder estudiar en escuelas, universidades o cualquier otra institución educativa. Y tienen la obligación de usar un largo velo (burka), que las cubre de la cabeza a los pies. Además de ser castigadas con azotes, palizas y abusos verbales si no visten acorde con las reglas talibán o no van acompañadas de su mahram.
Serán azotadas en público si no ocultan sus tobillos y serán condenadas a lapidación pública si se les acusa de mantener relaciones sexuales fuera del matrimonio
Las mujeres serán azotadas en público si no ocultan sus tobillos y serán condenadas a lapidación pública si se les acusa de mantener relaciones sexuales fuera del matrimonio. Queda prohibido el uso de cosméticos, hasta el punto de amputarle dedos a las mujeres con las uñas pintadas. Tienen prohibido hablar o estrechar las manos a varones que no sean mahram, además de tener prohibido reír en voz alta, «porque ningún extraño debe oír la voz de una mujer».
Queda prohibido usar zapatos con tacones, que pueden producir sonido al caminar (un varón no puede oír los pasos de una mujer). A las mujeres también les queda prohibido subir a un taxi sin su mahram, o trabajar en la radio, la televisión o participar de reuniones públicas de cualquier tipo. Practicar deportes o entrar en cualquier centro o club deportivo queda restringido, así como montar en bicicleta o motocicletas, aunque sea con sus mahrams.
Las mujeres tampoco podrán usar indumentarias de colores vistosos, ya que en términos de los talibanes, se trata de “colores sexualmente atractivos”
Las mujeres tampoco podrán usar indumentarias de colores vistosos, ya que en términos de los talibanes, se trata de “colores sexualmente atractivos”. También queda prohibido reunirse con motivo de festividades como el Eids (Año Nuevo) con propósitos recreativos y lavar ropa en los ríos o plazas públicas.
Además, se modificará toda la nomenclatura de calles y plazas que incluyan la palabra “mujer.”, por ejemplo: el ‘Jardín de las Mujeres’ se llama ahora ‘Jardín de la Primavera’. Prohibición de asomarse a los balcones de sus pisos o casas y se instaura la opacidad obligatoria de todas las ventanas para que las mujeres no puedan ser vistas desde fuera de sus hogares.
Por último, queda prohibido que los sastres tomen medidas a las mujeres y coser ropa femenina. Así como el acceso de mujeres a los baños públicos, o que las mujeres y a los hombres viajen en el mismo autobús. Ahora los autobuses se dividen en “solo hombres” o “solo mujeres”. Se prohibe utilizar pantalones acampanados, aunque se lleven bajo el burka. Tampoco se puede fotografiar a mujeres, ni mostrar imágenes de mujeres impresas en revistas y libros, o colgadas en los muros de casas y tiendas.
Antes de una retirada de establece un corredor sanitario, alimentario, humanitario o de seguridad. Es la primera regla y es de manual, pero es seguro que es conocido por los militares y ya no se trata de una ayuda o concesión, sino de una simple normativa de seguridad, civil y militar. Ahora vamos con ese tema que afecta a las mujeres, pués está muy bien la descripción informativa, y de todo ello son conscientes y conocedoas, pero antes de llegar a este clima de tensa normalidad van a tener que ver ciertas cosas si antes estuvieron viviendo una vida más occidental o moderna, como tal vez que degüellen en su presencia a padres, maridos o hijos, que sean obligadas al matrimonio, por decirlo de una forma edulcorada, con algún desgraciado de esta banda fanática religiosa o simplemente correr la misma suerte. Es sencilla esta previsión, verdad? Bueno, pués tal obviedad se les ha pasado por alto a infinidad de gobernantes y mandos militares? Pues también, y obviamente, no.