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Moreno Bonilla dejará tirado a Juan Marín, y lo saben

El presidente andaluz convocará las elecciones de 2022 consciente de que la muleta de Ciudadanos no le servirá para otro mandato y tendrá que someterse a las imposiciones de la ultraderecha

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análisis

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Los recurrentes memes de Julio Iglesias mirándonos con su sonrisa socarrona mientras apunta con su índice hacia nosotros y nos dice una verdad inapelable es perfectamente aplicable a la situación que Partido Popular y Ciudadanos, los socios del Gobierno andaluz, viven en la actualidad, después del Ayuso que este lunes se marcó en toda regla el presidente de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco al adelantar las elecciones de su comunidad. La maquinaria popular no puede esperar más, casi como la de la ultraderecha de Vox, que lleva con el soniquete del adelanto electoral prácticamente un año. Génova 13 ha activado el botón electoral a todos los niveles con el único interés de llevar a su hasta hoy líder, Pablo Casado, a la Moncloa lo antes posible, sin esperar por supuesto a 2023, fecha prevista a priori para las próximas elecciones generales.

En esta estrategia perfectamente orquestada por el equipo de Teodoro García Egea, más allá de valorar que estamos en pleno repunte de contagios de una sexta ola sin parangón, la cúpula popular ha hilvanado con pinzas unas excusas escasamente creíbles sobre el adelanto electoral en Castilla y León, que por supuesto no tendrán traslación en Andalucía, donde su presidente, Juan Manuel Moreno Bonilla, vende sin complejos un idilio con Ciudadanos más allá de escándalos, como la justificación de la prórroga de los Presupuestos “récord” para la comunidad porque no interesan otras nuevas cuentas autonómicas “en año electoral”. Si Moreno Bonilla se tragó ese sapo que le endilgó su número dos en el ejecutivo andaluz no fue precisamente por amistad, sino solo por un medido interés electoral.

El presidente andaluz lo tiene todo a favor para renovar un holgado nuevo mandato, pero al mismo tiempo es consciente de que la muleta de Ciudadanos ya no le servirá de nada como hasta ahora venía haciéndolo, puesto que hasta las más benévolas encuestas otorgan a Ciudadanos un contundente retroceso, también en Andalucía, donde su representación quedará prácticamente en algo testimonial, insuficiente por completo para cuadrar otro gobierno bipartito como el actual.

Moreno Bonilla se ha afanado hasta la obsesión por aparentar moderación en su gobierno, pero comenzó su mandato en enero de 2019 firmando un acuerdo de legislatura con Vox

El líder del PP andaluz ha escenificado que va por libre respecto a la hoja de ruta electoral marcada desde Génova 13, pero la realidad comienza a vislumbrar que todos los pasos los está dando también al socaire de los intereses personalistas de su líder nacional, Pablo Casado, intentando que le salpiquen lo menos posibles unas decisiones desde Madrid que no entorpezcan demasiado su asentamiento definitivo en Andalucía. No olvidemos que Moreno Bonilla es presidente andaluz pese a haber logrado en diciembre de 2018 uno de los peores resultados históricos del PP en todas las elecciones andaluzas celebradas hasta ahora. Si en 2022 logra ser la formación más votada, sería la segunda vez en cuatro décadas que el PP supera al PSOE en número absoluto de votos, después del triunfo inútil logrado por Javier Arenas en marzo de 2012.

Moreno Bonilla juega con el tiempo para intentar que la mayoría que logre en la cita electoral de 2022 sea lo más amplia posible para no tener que depender en demasía de los antojos de la ultraderecha de Vox, con Macarena Olona como nueva líder andaluza en lontananza. El presidente andaluz, que se ha afanado hasta la obsesión por aparentar moderación en su gobierno, comenzó su mandato en enero de 2019 firmando un acuerdo programático de legislatura con Vox, con 37 medidas concretas, entre ellas el veto parental en la educación, la ley de concordia en detrimento de la Ley de Memoria Democrática o el teléfono de violencia intrafamiliar para blanquear la violencia machista.

Retroceso del PP andaluz

Las dos únicas opciones que el presidente andaluz baraja como fechas de los comicios andaluces son la próxima primavera o en otoño a lo sumo, apostando públicamente por esta última. El último barómetro del CIS de su consejero de Presidencia, Elías Bendodo, otorga al PP un llamativo retroceso de tres diputados respecto al sondeo del anterior trimestre. Este dato evidencia que el tiempo está jugando también en contra de Moreno Bonilla, no sólo del nuevo PSOE andaluz de Juan Espadas, de un Ciudadanos roto en dos después de sus recientes primarias, o de una multifragmentada izquierda a la izquierda de los socialistas.

El presidente andaluz y el líder autonómico de Ciudadanos, Juan Marín, saben a la perfección que, más pronto que tarde, el primero dejará en la estacada al segundo, algo que ya sabe desde antes de las pasadas primarias del partido liberal, ya que Ciudadanos ya comienza a ser un pesado fardo difícil de sobrellevar a hombros durante mucho tiempo más.

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