viernes, 19abril, 2024
25.9 C
Seville
Advertisement

Montañas de residuos en la calle Preciados de Madrid contra la hiperproducción de las marcas en el Black Friday

Bajo el lema “Hecho para tirar”, activistas de Greenpeace denuncian el impacto del consumismo alentado por las empresas especialmente en días como este. El Black Friday dicen que es un momento de sobreconsumo que ejerce una elevada presión sobre los recursos naturales del planeta y genera una gran cantidad de desechos

Juan Carlos Ruiz
Juan Carlos Ruiz
Periodista y Licenciado en Ciencias de la Información
- Publicidad -

análisis

- Publicidad -

Coincidiendo con la celebración del Black Fridayactivistas de Greenpeace han “devuelto” al núcleo comercial de Madrid cuatro grandes montañas de residuos para denunciar el impacto del consumismo alentado por las empresas. Bajo los lemas “Hecho para tirar”, “Sus beneficios, tus desperdicios”, “Las marcas nos están consumiendo” y “Black Friday destruye el planeta”, junto a las montañas de ropa, tecnología, plásticos y cartones de envíos, la organización denuncia la basura generada por aquellas compras que la industria “obliga” a la ciudadanía a hacer en momentos de sobreconsumo como el Black Friday. En ellas también se muestran las condiciones sociales y laborales que genera esta elevada producción de residuos sin sentido. 

“El Black Friday no va de quien necesita comprarse una lavadora porque no llega a fin de mes. El Black Friday es el ejemplo pernicioso de cómo las marcas nos incitan y obligan a comprar un pantalón más, cuando ya tenemos seis iguales en el armario. Es un día de excusa que han creado las marcas para deshacerse de su elevada producción”, ha denunciado Celia Ojeda, responsable de Biodiversidad de Greenpeace. “Esta sobreproducción de existencias que las marcas no son capaces de vender en el Black Friday o en otro momento consumista acaba en vertederos, incineradoras o exportado a otros países”. 

Con esta acción, Greenpeace ha pedido al Ministerio de Transición Ecológica (MITECO) aplique estrictamente el artículo 18 de la Ley de Residuos y Suelos Contaminados para una Economía Circular, la conocida como “ley de plásticos”, en el que se indica que: “Queda prohibida la destrucción o su eliminación mediante depósito en vertedero de excedentes no vendidos de productos no perecederos tales como textiles, juguetes o aparatos eléctricos, entre otros, salvo que dichos productos deban destruirse conforme a otra normativa o por protección del consumidor y seguridad. Dichos excedentes se destinarán en primer lugar a canales de reutilización, incluyendo su donación, y cuando esto no sea posible, a la preparación para la reutilización o a las siguientes opciones de la jerarquía de residuos, respetando el orden establecido en el artículo”.

El Black Friday representa el pico del momento consumista, que acaba reflejado en un alto coste ambiental: un elevado uso y una preocupante contaminación del agua; pérdida de biodiversidad y de suelos, impacto negativo en la calidad del aire y en las emisiones.

España necesitaría dos planetas para sostener su ritmo de consumo

Nuestro sistema económico funciona a una velocidad tal que, según Greenpeace, serían necesarios 1,8 planetas como la Tierra para reponer los recursos naturales que nuestro actual ritmo de consumo destruye. En el caso de España, necesitaríamos dos planetas para sostener nuestro ritmo de consumo. Este patrón, del que depende en gran medida la economía actual, tiene graves consecuencias para nuestra salud y la del planeta. Por ello, es necesario invertir esta tendencia si queremos mantenernos en el objetivo de evitar que la temperatura global se eleve más de 1,5 ºC. 

Greenpeace saca a la luz uno de los impactos ambientales ocultos de este momento consumistadónde acaban todas aquellas mercancías que se producen y no se compran: terminan tiradas en vertederos, a veces exportadas a vertederos de terceros países o incineradas. Si además, estos productos contienen sustancias tóxicas, estas acaban contaminando el suelo, los acuíferos y el aire.

Montañas de ropa, tecnología, plásticos y cartones de envíos.

El caso de los textiles

Por ejemplo, en el caso de los textiles en España, se estima que cada año en torno a 990.000 toneladas de productos textiles van a parar a los vertederos. Por el contrario, las tasas de reciclaje textil siguen siendo muy bajas: solo entre el 10 % y el 12 % de los residuos textiles post-consumo se recoge por separado para su reutilización y/o reciclado, y menos del 1 % de la producción total se recicla en ciclo cerrado, es decir, con el mismo uso o similar (1). 

Uno de los países que más basura electrónica genera

En el caso de la tecnologíaEspaña es uno de los países que más basura electrónica genera, con 888.000 toneladas métricas en 2019 y más de 960.000 toneladas métricas en 2020. La acumulación de basura eléctrica y electrónica puede alcanzar los 74,7 Mt (millones de toneladas) en 2030 en todo el mundo. Esto supone que, si no se realizan acciones para parar esta tendencia, los datos prácticamente se doblarán en un periodo de 16 años (2030) (2). La gestión inadecuada de los residuos electrónicos agrava el calentamiento global, ya que, si estos no se reciclan, no pueden sustituir materias primas ni reducir los gases de efecto invernadero que se producen de su extracción.

El destino de los productos no vendidos

En todo el mundo, menos del 1 % de las prendas se reciclan y convierten en ropa nueva. Los productos no vendidos o devueltos se destruyen de forma rutinaria. Se calcula que los productos destruidos en Europa en 2020 colocados uno tras otro darían la vuelta al mundo 1,5 veces. Por tanto, cuando llega el final del ciclo de la moda y se tiran prendas que contienen sustancias químicas peligrosas es inevitable que contaminen, que acaben en el camión de residuos textiles que se lleva a incinerar o se envía al vertedero cada segundo.

“Dada la crisis planetaria del clima y de la biodiversidad, además de la recientemente añadida crisis de las sustancias químicas, es obvio que no podemos permitirnos seguir con este sistema loco y destructivo. Debemos exigir un cumplimiento de la legislación y que las empresas cambien su modelo limitando su producción, diseñando productos de más calidad y durabilidad, evitando la obsolescencia programada y evitando el sobreembalaje de elementos de un solo uso. Es necesario potenciar una verdadera economía circular que se base en la reparación y la reutilización, y no en celebrar el consumismo”, ha explicado Ojeda. 

- Publicidad -
- Publicidad -

Relacionadas

- Publicidad -
- Publicidad -

DEJA UNA RESPUESTA

Comentario
Introduce tu nombre

- Publicidad -
- Publicidad -
- Publicidad -
Advertisement
- Publicidad -

últimos artículos

- Publicidad -
- Publicidad -

lo + leído

- Publicidad -

lo + leído