Mil Pessoa y un detective

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Quaresma, descifrador revela la pasión por la novela policíaca del autor del mítico Libro del desasosiego

El más famoso escritor portugués del pasado siglo XX con permiso del Premio Nobel José Saramago, Fernando Pessoa, escribió relatos de corte policíaco durante toda su tumultuosa vida plagada de heterónimos y otros seres extraños nacidos de una mente prodigiosa que ahogaba demasiado sus fantasmas en alcohol. La siempre exquisita editorial Acantilado ha reunido por primera vez en un único volumen bajo el título de Quaresma, descifrador todas las historias negras del autor del mítico Libro del desasosiego. Muchos de estos relatos han permanecido inéditos hasta ahora, ocultos celosamente en ese famoso arcón del que nunca dejan de salir sorpresas a poco que sea abierto por un experto en la trayectoria literaria de Pessoa, un genio inabarcable e inacabado que, como en un juego de sombras chinescas, engrandece su figura cada día que pasa con nuevas joyas literarias.

El autor portugués, fallecido un 30 de noviembre de hace 80 años, se planteó inicialmente culminar un total de doce historias, todas ellas con el hilo conductor de las andanzas del investigador “descifrador” Abílio Quaresma, un ser que descrito por Pessoa se parece enormemente a él mismo: delgado, con un fino bigotito, gafas de pasta y sombrero, solitario y de vivir errante. Pero, desafortunadamente y como era costumbre en él, no terminó ninguna de ellas y lo legado a sus incontables seguidores sigue siendo tan asombroso como enigmático. Parte del enigma lo ha resuelto con un esfuerzo inaudito Ana Maria Freitas, autora de esta edición y responsable de la nota introductoria a los relatos de Quaresma, traducidos de manera encomiable por Roser Vilagrassa.Nueva imagen

Decía Pessoa sin arrobo: “Uno de los pocos divertimentos intelectuales que persiste en lo que aún le queda de intelectual a la humanidad es la lectura de novelas policíacas. Entre el inestimable y reducido número de horas felices que la Vida me permite pasar, considero que el mejor año es aquél que me permite pasar horas enfrascado, de cabeza y corazón, en las lecturas de Conan Doyle o de Arthur Morrison. Tal vez sea motivo de asombro, no que éstos sean mis autores predilectos y de cabecera, sino que confiese que lo son”.

Aquí están algunas de las claves del estilo policíaco de uno de los mayores poetas y ensayistas de la literatura universal de todos los tiempos: su peculiar “descifrador” debe mucho al mítico Sherlock Holmes de sir Arthur Conan Doyle. De hecho, muchos de los títulos de estos relatos policíacos guiados por Quaresma invitan a ese mundo del Londres victoriano plagado de brumas: El pergamino robado, El caso de la habitación cerrada, El robo en la Rua dos Capelistas, El caso de la ventana estrecha…

Pessoa era un escritor en apariencia anárquico pero que en realidad escondía a un ser inteligentísimo capaz de desarrollar al mismo tiempo varias historias en paralelo y entre medias elaborar los primeros versos de un poema. No había impedimento ni límite alguno para este arquitecto de lo inacabado. Lo abarcó todo, no terminó nada. Bonito epitafio potencial para alguien que siempre tuvo a la muerte como una amiga que le acompañaba en muchos de sus pensamientos y escritos.

Aunque quizá el misterio y el encanto de estas historias cortas de corte policíaco residan precisamente en esta peculiaridad, en lo no finalizado, con lo que deja una ventana abierta para el resto de los tiempos a millones de lectores que se embelesan con el enigma aún por descifrar al completo de su prosa y sus versos.

Como subraya Freitas en la introducción del libro, Pessoa se vio acuciado por la premura que le imprimían los editores para que entregase sus poemas cuanto antes y fue dejando abandonadas a su suerte estas historias de misterio. Quizá fuese El caso Vargas el relato que más cerca estuvo de dar por finalizado por la extensión que logró darle, pero ni siquiera este llegó a buen puerto. En una carta, daba cuenta de que estaba “escribiendo” una novela policíaca. Como certifica Freitas, “en efecto, Pessoa estuvo escribiendo las novelas durante décadas y, por desgracia, quedaron todas incompletas”.Nueva imagen2

Pero, ¿quién era o quiso Pessoa que fuese Abílio Fernandes Quaresma? Explica la experta en el autor portugués que se trata de “una figura que trasciende el modelo del simple personaje y ocupa un lugar en la realidad ficticia del universo pessoano”. Al igual que sucede por el conjunto formado por los tres heterónimos y el ortónimo, o que los poemas de Ficciones del interludio, “las novelas establecen un diálogo entre sí y, juntas, construyen un sentido diferente al de cada una de las partes”.

Pessoa concibió la publicación de todas las novelas policíacas “en libros o libritos separados, de diversos tamaños y a precios correspondientemente diversos” y, en otra anotación, añadía de forma concisa: “one per month”. Para culminar tales efectos, ordenó las novelas en numerosos esquemas (incluidos en la sección de Anexos de este volumen) que, pese a la dificultad de datación, corresponden a diversas fechas dentro de esos años.

Una joya incuestionable, en suma, que desvela a otro Pessoa, uno más.

 

Ficha técnica:

Quaresma, descifrador
Fernando Pessoa
Acantilado
536 páginas – 29 €

 

 

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