Llevo detrás de escribirte hace ya mucho tiempo. Tu ángel de la guarda ha estado presente en todo momento para recordarme que lo hiciera.

Hoy especialmente, te recuerdo cuando la injusticia presente en el mundo se hace más presente.

Recuerdo el día que te conocí, como si fuera ayer mismo. Fue en Canal 9 de la Televisión Valenciana. ¿Te acuerdas? Hace muuucho tiempo… Se hablaba sobre la libertad sexual y claro está, tu activismo se hizo presente en todo momento. Tú, Shangay, me cautivaste. Ya te admiraba, pero conocí al otro Shangay al que pocos conocían, al que me regalaste en tus momentos más íntimos de confesiones y nuestra amistad se mantuvo hasta el final.

Cada vez que hablábamos nuestra creatividad crecía, nuestras ganas de planes en común y nuestra última creación era “de Piscis a Cáncer”, los dos éramos piscis, los dos de Málaga, nos separaban 10 años y 2 días y nos unía un cáncer que yo superé, del que me pediste mil consejos. Yo tuve la suerte de continuar en este barrio. Tú te fuiste y me dejaste con la miel en los labios de aquella fabulosa creación de lucha y de superación de la que te bajaste sin previo aviso.

Fuiste de los primeros en visitarme en Torremolinos cuando inauguré Terpsícore, Bar de Copas. De los pocos que disfrutó de mi magnífico jardín con una barbacoa fabulosa. Y hoy especialmente echo de menos esas llamadas inesperadas por cualquiera de los dos. Porque no hablábamos a diario, hablábamos cuando nos apetecía, igual que tu partida, sin previo aviso. Pero…me dejaste una de las mejores lecciones de vida. Sean cuales sean las barreras que nos pongan, sean cuales sean los problemas que vengan y sean cuales sean aquellos que quieran tirarnos por los suelos, nuestra única función es ser nosotros mismos, esa es, esa era, mi, tu mejor y más reconfortante fuerza para que todo aquel que venga o viniese con intenciones oscura supiera cuál era la puerta de salida del cuarto oscuro.

Te quise, te quiero y te echaré de menos. Hoy no puedo llamarte, porque seguro que estarás liándola allá donde estés.   Ya habrás puesto tus normas, tus ganas y sobre todo habrás callado a más de uno sin importarte un rábano si es o no políticamente correcto. Porque todo tú eras así: políticamente incorrecto, pero de una corrección moral única. Hoy quería contarte que sigo batallando, que acabo de salir de una etapa de esas que intentan pararme y que, como a ti, nunca me dio miedo.

Quiero sentirte en mi regreso, me da igua,l búscate el camino. Quiero sentir tu turbante envolviendo el ambiente y quiero que me llames desde la nube 14 para decirme todo aquello que siempre te agradecí, consejos, palabras hermosas y lo que nadie quiere escuchar…mis fallos. Te quise, te quiero y te echaré de menos siempre… porque sigues presente. ¿Por cierto, sabías que estaba cerca de ti cuando pillaste el billete de ida?

Siempre imprevisible, siempre irreverente, siempre único. Tuyo siempre.

 

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