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Mi 8 de marzo

El 8M es para los hombres un día normal, lo vivimos con indiferencia, como algo que no nos afecta, ni tiene relación con nuestro importante mundo masculino. Tanto que incluso nos atrevemos a bromear reclamando un Día de los Hombres

Juan Miguel Garrido
Juan Miguel Garrido
Fundador de Hombres por la Igualdad de la Diputación de Sevilla
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análisis

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Me pide un amigo periodista que le envíe mi opinión sobre el 8 de Marzo. Lo hace con la confianza de que le daré un texto interesante. Le digo que sí, y me pongo a ello intentando hacerlo desde la honestidad y el respeto, solo permitiendo que las ideas y sentimientos que se me acumulan salgan de mi interior.

Por qué, cómo puede pretender un hombre como yo, con tanto machismo aún por destilar, escribir sobre el 8M. Por eso me he propuesto no hablar de su significado, orígenes, o la importancia que para la sociedad tiene ese día, sino sobre mi personal 8 de Marzo, el de alguien educado en una cultura que le condiciona la vida, al punto de ser sujeto de un proceso de renuncias, y aprendizaje de una nueva forma de entenderse como hombre. Un hombre similar a esa mayoría sociológica y silenciosa de hombres que vive de espaldas a la igualdad.

El 8 de Marzo es para los hombres un día normal, una de tantas conmemoraciones que cada año se repiten en el calendario. Porque así es como lo vivimos, con indiferencia, como algo que no nos afecta, ni tiene relación con nuestro importante mundo masculino. Tanto que incluso nos atrevemos a bromear e ironizar, reclamando la celebración de un Día Internacional de los Hombres.

“No son las mujeres, sino nosotros los hombres y el sistema patriarcal, en el que tan cómodos nos movemos, los responsables de ser las personas insatisfechas que ahora somos”

Culpamos al feminismo de nuestras frustraciones, pero obviamos, sin embargo, que no son las mujeres, sino nosotros y el sistema patriarcal, en el que tan cómodos nos movemos, los responsables de ser las personas insatisfechas que ahora somos.

Nuestro desconcierto se deja ver incluso en los colectivos de hombres sensibles a la igualdad, los que nos llamamos feministas o igualitarios, cuando no sabemos siquiera cuál ha de ser el papel que debemos desempeñar en el movimiento de las mujeres de lucha por sus derechos.

Pero los hombres no podemos ser unas veces arrogantes, otras prudentes, según nos interese, no es honesto. El 8M va, y mucho, con nosotros, nos interpela directamente, al preguntarnos de qué lado de la historia estamos, si del de la justicia y la igualdad, o del de la sinrazón y las desigualdades.

El 8 de Marzo es una inmejorable ocasión para que los hombres reflexionemos sobre cómo somos, y qué tenemos que hacer para contribuir de forma real a revertir la situación de desigualdad que de nuestras manos sufren las mujeres.

Denunciar el patriarcado, y abandonar la masculinidad y el machismo son las mejores aportaciones que los hombres podemos hacer al 8 de Marzo. No malgastemos tiempo ni ahorremos esfuerzos.

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