En México la gente está más preocupada por su día a día que por condenar al gobierno venezolano, suficientes problemas hay en el país, como para darse el lujo de atacar gobiernos que ni siquiera son los responsables de nuestros problemas.

Cierto que sus problemas y los nuestros son parecidos, sólo que, ocasionados por razones distintas, en nuestro caso es la dependencia a la economía norteamericana, en el de ellos es lo contrario, su resistencia.

Vicente Fox y Felipe Calderón son los expresidentes que insisten en concentrar la atención en Venezuela, sin autoridad alguna, al ser los principales responsables de la situación en la que viven los 60 millones de mexicanos en pobreza y con una violencia que va para las 300 mil ejecuciones en lo que va del presente siglo.

Se encuentran ajenos a esa realidad gracias a los negocios que realizaron desde el poder, gozan además de jugosas pensiones que mensualmente rondan los 12 mil dólares, más nómina de colaboradores cercanas a los 46 mil dólares y disponen de elementos de la armada que significan otros 176 mil dólares al mes.

Esos alrededor de 4 millones de pesos mensuales hacen un total de poco más de 2 millones 800 mil dólares al año, en el caso de Felipe Calderón hay que agregar sus honorarios como integrante del consejo de administración de la estadounidense Avangrid, filial de la española Iberdrola.

En una palabra, son unos vividores, se aprovechan de la campaña de dominación que hay contra un país que se resiste a abrir sus puertas a las grandes transnacionales para la extracción de su riqueza, reiteran la violación a los principios constitucionales de libre determinación de los pueblos y de no intervención.

Tradición rastrera que Vicente Fox instauró desde el incidente diplomático, cuando pidió a Fidel Castro retirarse en cuanto llegara George W. Bush, con el que por cierto acababa de celebrar el llamado Plan Merida acuerdo que inscribió a México en la militarización bajo la justificación de la lucha contra el crimen.

Estos vividores fueron obsesivos hasta lograr la privatización del petróleo, insistían en que ya se había agotado, que se trataba de un recurso que había dado lo que tenía que dar y que sin inversión privada sería imposible sustraerlo de las aguas profundas. Fue mentira, en días recientes anunciaron que las empresas Talos Energy y Premier Oil descubrieron en el Golfo de México un gigantesco yacimiento de petróleo ligero en aguas someras frente a las costas de Tabasco.

Es evidente que se tenía conocimiento, información privilegiada que les ha valido ser exitosos hombres de negocios sin saber lo que es hacer una empresa. De hecho, Felipe Calderón junto con el presidente Peña Nieto están implicados en los sobornos de la brasileña Odebrecht.

Fox prometió resolver en 15 minutos la paz en Chipas, los acuerdos de San Andrés siguen durmiendo el sueño de justos. Felipe Calderón prometió ser el presidente del empleo dejó más de 867 mil desempleados, aniquiló Luz y Fuerza empresa de electricidad sin preservar a los electricistas su fuente de trabajo.

Aun no cicatrizan profundas heridas, Fox dejó sin devolver a sus familias, al menos los cuerpos de los 65 mineros sepultados por el derrumbe del 19 de febrero del 2006 de Pasta de Conchos y Calderón dejó en la impunidad la muerte de los 49 bebés de la guardería ABC por el incendio del 5 de junio del 2009.

Estos vividores son la oligarquía que detenta el poder a base del fraude, en 2006 dieron un duro golpe a la democracia mexicana, hoy conspiran nuevamente para oponerse al inminente triunfo de Andrés Manuel López Obrador, quieren engañar a los mexicanos una vez más con su campaña negra, con su odio ante el riesgo de perder sus privilegios.

Los mexicanos deseamos al pueblo venezolano recupere la paz, que luche por su democracia, que la decisión que tome sea realmente la voluntad de su pueblo venezolano, sólo que tenga en cuenta la experiencia de México, país ejemplo de dependencia económica y obediencia política, privatización y militarización que sólo nos han dejado pobreza, exclusión y violencia.

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