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Mercadeo infame en Murcia: el 96%

Julián Molina Illán
Julián Molina Illán
Psicólogo, Fisioterapeuta, Enfermero, Filólogo, e Historiador del Arte.
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análisis

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Asistimos estos días en Murcia a los debates de investidura del candidato López Miras, y no solo eso, sino más bien a un ensayo de lo que serán otras negociaciones similares en otras comunidades mucho más importantes, económica, mediática, y políticamente hablando, como es la Comunidad de Madrid, sin ir más lejos. Murcia es un experimento. Incluso podría darse el caso de que Vox (Violencia, Odio y Xenofobia) decidiera “sacrificar” esta comunidad a la horda socialista-comunista-nacionalista-independentista-filoetarra-judeomasónica dirigida por el maestro Diego Conesa con el fin de meter “miedo en cuerpo” a sus hermanos de sangre y obtener pingües beneficios políticos en la Comunidad de Madrid.

Leemos declaraciones que no nos sorprenden en el sentido de la coincidencia programática e ideológica de los que se ha dado en llamar “el trifachito”. Cierto. Los tres están de acuerdo en lo fundamental: los españoles y españolas tenemos “demasiados” derechos. Hay que recortarlos. Hacen falta leyes que permitan explotar a los trabajadores y trabajadoras; leyes que permitan que los más fuertes, los admirables emprendedores, no paguen impuestos y que seamos “la morralla”, es decir, tú y yo, compañero y compañera lectores, los que sostengamos esta sociedad para que, los que no contribuyen, o no contribuyen equitativamente, vivan a nuestra costa. En realidad, esta es la gran coincidencia. Después, hay pequeñas “idiosincrasias” sin importancia que se resuelven tomando una cerveza. A saber: “maricones”, “feminazis”, y “comunistas judeo-masónicos”. “Maricones” los hay por todas partes (menos en Vox, claro) ya que, aunque los “ilustrados” voxianos no lo sepan, la homosexualidad es una característica innata (y muy probablemente de origen genético) que se distribuye por azar entre la población (luego, la población se junta en partidos políticos “sanos”, como Vox…); no será difícil convencerlos de que “aflojen” en sus críticas y sus repugnantes ataques al colectivo gay. “Feminazis” hay muy pocas, y además son muy feas. Para qué molestarse… Ya se cansarán. “Nosotros a lo nuestro”, a seguir machacando la figura de la mujer. Lo importante es tener el Boletín Oficial del Estado. Y en cuanto a los “comunistas judeo-masónicos”, ya tenemos a periodistas convenientemente bien pagados que atacan los conceptos “twenty four seven” (veinticuatro horas al día, siete días a la semana). Está todo controlado. En realidad, lo que queda por resolver en la derecha es el absurdo de que haya tres partidos que dicen coincidir en el noventa y cinco por ciento de sus propuestas programáticas. Parece razonable esperar que la ciudadanía castigue a dos de ellas que, coincidiendo en el noventa y cinco por ciento de sus programas, ande haciendo el ridículo y complicando el futuro del corrupto Partido de los Poderosos. No sería de extrañar que en unas “supuestas” próximas elecciones Ciudadanos y Vox perdieran apoyo, y el Partido Pútrido se revitalizase.

Todo lo dicho hasta ahora no es nuevo. Lo impactante es la torpeza del Psoe de Murcia cuando dice que “si la coincidencia de Ciudadanos con Vox y el PP es del 95%, con el Psoe es del 96%”. He calificado esta afirmación de “torpeza” por pura amabilidad y disciplina de partido. Por supuesto que el Psoe no se parece a Ciudadanos en un 96%. Nosotros tenemos una visión de las cosas completamente diferente, pero no necesariamente incompatible en muchos aspectos. Por lo tanto, lo correcto es exponer un programa de gobierno claramente socialista, defensor de los derechos de la ciudadanía, defensor y garante de la igualdad de oportunidades; un gobierno al lado de los más débiles y firme con los poderosos; un gobierno irreductible ante la injusticia. Esto es lo que hay que exponerle a Ciudadanos por si, en un acto de cordura, quisiera apoyar un gobierno de progreso, justicia, modernidad, rigor y sentido común en la Región de Murcia, pero nunca jamás entrar en un mercadeo infame de ver quién está dispuesto “a bajarse más los pantalones” con tal de obtener el gobierno a toda costa. En este caso, a costa de un 96%.

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