El día 6 de abril llega la hora de rendir cuentas al fisco, pues se inicia el periodo en el que ya podemos presentar la Declaración de la Renta ante la AEAT, con el fin de ver si tenemos que pagar nosotros o el Estado nos tiene que devolver dinero.
Con independencia del resultado, hasta el 31 de diciembre de este año podemos beneficiarnos de una deducción en el IRPF si hacemos mejoras en la eficiencia energética de nuestra vivienda, por lo que se puede decir que el Estado nos paga parte de las obras.
¿Por qué se ofrecen estas ayudas?
La energía está por las nubes y en la Unión Europea quieren que consumamos menos, más cuando se la compramos a terceros países de los que somos muy dependientes, como nos demuestra la situación actual en Ucrania.
De hecho, en España ya se están llevando a cabo medidas con la idea de que las viviendas gasten menos, como la obligatoriedad de que las casas tengan un certificado energético a la hora de venderse o alquilarse.
Una buena parte de las edificaciones de toda Europa son antiguas y se construyeron cuando la energía era barata, por lo que no tuvieron en cuenta los criterios de eficiencia energética, de la que ni se hablaba en aquellos años.
Además, los materiales de hace muchas décadas no tenían nada que ver con los de ahora, por lo que los inmuebles consumen cantidades de energía enormes que no son asumibles en el escenario actual.
¿Qué tengo que hacer para mejorar la eficiencia energética de mi vivienda?
Lo primero es contactar con un especialista que nos asesore, pues cada tipo de inmueble es distinto.
Así, si el nuestro data de hace varias décadas, la mejora será más sencilla que si es de reciente construcción, en los cuales obtenerla nos costará más, pues deberíamos partir de una buena base, de calificaciones energéticas A o B.
De este modo, podemos preguntar el precio certificado energético para que nos hagan uno y ver si el edificio que habitamos tiene margen de mejora o es mejor dejarlo como está.
¿Cómo justificamos que hemos reducido el consumo de energía?
Ya sabemos que a la hora de obtener una deducción en el IRPF Hacienda siempre nos va a obligar a justificarlo sin que queden dudas.
Por eso, vamos a necesitar dos certificados energéticos. El primero lo pedimos antes de hacer las obras y el segundo cuando las hemos terminado.
Si mejoramos la calificación energética de la vivienda, vamos a poder obtener esta reducción y pagaremos menos a la AEAT, a la vez que ahorraremos una buena cantidad de energía a lo largo de los años.
Hay que ver estas mejoras como una inversión a largo plazo, puesto que parece que los precios altos de la luz, el gas y el diésel han venido para quedarse, por lo que esta rebaja fiscal es el último empujón que necesitamos a la hora de poner unas ventanas con mejor aislamiento, colocar una fachada ventilada, cambiar la caldera antigua, etc.
