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Médicos Sin Fronteras pide a Moderna que venda la vacuna a precio de coste

La corporación farmacéutica anunció ayer que los datos preliminares del ensayo de Fase 3 de una posible vacuna contra la COVID-19 indican que la suya tiene una efectividad del 94,5%

Eva Maldonado
Eva Maldonado
Redactora en Diario16, Asesora de la Presidencia de la Conferencia Eurocentroamericana.
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análisis

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La corporación farmacéutica Moderna anunció ayer que los datos preliminares del ensayo de Fase 3 de una posible vacuna contra la COVID-19 indican que la suya tiene una efectividad del 94,5%. Si bien es un paso prometedor, un comunicado de prensa de Moderna no es suficiente para obtener conclusiones concretas. Es necesaria la total transparencia de los datos y el análisis de los ensayos clínicos antes de poder extraer conclusiones sobre la eficacia y utilidad de la vacuna.

Dado que se prevé una escasez de suministro, las corporaciones farmacéuticas no deben crear barreras artificiales añadidas al impedir que otros fabricantes con capacidad elaboren sus productos en caso de que las vacunas resulten seguras y efectivas. Además de cumplir con su compromiso de no aplicar sus patentes, Moderna debe compartir toda la propiedad intelectual, incluida la tecnología, los datos y el conocimiento necesario, para que otros fabricantes puedan también producir estas vacunas que podrían salvar vidas.

Declaración de Miriam Alía, responsable de Vacunas y Respuesta a Epidemias de Médicos Sin Fronteras

“El mundo está esperando con impaciencia los resultados positivos de los ensayos clínicos de la vacuna contra la COVID-19 con la esperanza de contar con una herramienta que ayude a controlar esta pandemia. Sin embargo, su eventual aprobación significa muy poco si no se distribuye de manera equitativa a personas de todo el mundo y a un precio de coste que sea totalmente transparente.

La capacidad de la sociedad para calcular un precio asequible requiere transparencia. Moderna debe comprometerse a publicar un desglose detallado del precio así como de todos los costes asociados con el desarrollo de su vacuna candidata. Si Moderna abre sus libros, la ciudadanía podrá comprobar por sí misma si los precios que se cobran son realmente justos y accesibles. Hay que tener en cuenta que la investigación, el desarrollo y la fabricación de la vacuna de Moderna se han compensado casi en su totalidad con aportaciones públicas: casi 2.500 millones de dólares del Gobierno de Estados Unidos. Pero sin transparencia, los contribuyentes no pueden hacer que Moderna rinda cuentas durante una situación como la que vivimos y de la que no hay precedentes. Moderna debería vender esta vacuna a precio de coste y no buscar lucrarse con una vacuna que ha sido predominantemente financiada por los ciudadanos.

Se estima que casi el 80% de las dosis iniciales proyectadas de la vacuna de Moderna ya están reservadas en acuerdos bilaterales no transparentes con países de altos ingresos. Esto deja una cantidad insuficiente de vacunas para los países en desarrollo y para entornos afectados por crisis humanitarias en un contexto en el que, además, el suministro sigue siendo escaso. Mantener las futuras vacunas como un objeto de lujo solo accesible para los países ricos no es la manera correcta de vencer a este virus ni la forma en la que vamos a salvar vidas. Si se demuestra que es segura y eficaz, Moderna, y todas las empresas farmacéuticas, deberían distribuir los suministros iniciales de vacunas de manera equitativa en todo el mundo, de acuerdo con los criterios de salud pública señalados por la Organización Mundial de la Salud (OMS)”.

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