La guerra contra los medios vuelven a ser una política habitual en la Casa Blanca desde que Donald Trump llegara al poder. Ahora las protestas raciales que desestabilizan su Gobierno son culpa de los periodistas.
Las protestas antirracistas y contra la brutalidad policial se extienden por Estados Unidos cuando casi se cumple una semana de la muerte de George Floyd en manos de la policía en Mineápolis (Minesota). En Washington, han cercado la Casa Blanca, mientras el presidente Donald Trump culpa de los disturbios en las ciudades a la «izquierda radical» y a los periodistas.
Frente a la residencia presidencial -y pese al toque de queda decretado este domingo- se han producido algunos incidentes, con algunos fuegos por parte de los manifestantes que han sido respondidos por la policía con cargas y gas lacrimógeno.
A través de su cuenta de Twitter, este domingo Trump ha arremetido a los manifestantes y los medios de comunicación, a los que acusa de «fomentar el odio y la anarquía», difundir «noticias falsas», y de ser «gente mala con una agenda enfermiza».