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Mascarillas

David Almorza Gomar
David Almorza Gomar
Profesor Titular de Universidad de la Universidad de Cádiz, en el Departamento de Estadística e Investigación Operativa, adscrito a la Facultad de Ciencias del Trabajo. Ha sido Vicerrector de Alumnos de la Universidad de Cádiz (desde el año 2003 hasta el 2013) y Vicerrector de Responsabilidad Social y Servicios Universitarios de la Universidad de Cádiz (desde 2013 hasta 2015). Durante estos doce años, ininterrumpidamente, ha tenido entre sus competencias el Área de Deportes de la Universidad de Cádiz. Ha promovido la creación del Aula Universitaria de Fútbol de la Universidad de Cádiz, y en estos momentos ocupa el cargo de Director del Aula de Fútbol. Tiene el título de Entrenador Nacional de Fútbol con Licencia UEFA-PRO. Ha entrenado en las categorías Infantil y Cadete del Cádiz C.F. desde el año 2010 hasta la actualidad. Además, en el Cádiz C.F. ocupa el cargo de Coordinador de Delegados y Auxiliares de Fútbol Base desde el año 2014.
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análisis

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Leía el médico investigador Boris Pérez una frase sobre el fútbol que decía: “en los partidos se gana o se aprende”, y pensó que se trataba de una descripción interesante de cosas que en general ocurren en la realidad. Los éxitos ratifican el convencimiento de que se están haciendo las cosas bien, y es gracias al análisis de los reveses, de las empresas fallidas o directamente de los fracasos, cuando se es consciente de que las cosas pueden y deben hacerse mejor.

En la pandemia del primer cuarto del siglo XXI, la humanidad se vio sorprendida por algo que no esperaba, y fue derrotada inicialmente. Pero la humanidad también aprendió cosas nuevas que quedaron instaladas en lo cotidiano. Cosas como el teletrabajo, las distancias de seguridad, las peticiones de cita previa… y, sobre todo, las mascarillas.

En los años 2020 y 2021 el número de gripes y resfriados disminuyeron mucho, y se pensó que se debía al uso de las mascarillas, porque evitaba estos contagios de unas enfermedades que, sin ser graves, son molestas.

Por eso el uso de las mascarillas continuó. Además, las mascarillas habían superado la barrera social más difícil: habían dejado de ser extrañas, llevarlas no estaba mal visto porque su uso había sido obligatorio. Al final, acabaron convirtiéndose en un complemento más en el vestir.

Las empresas de mascarillas se iniciaron en este nuevo negocio de la moda y también de las marcas. Como consecuencia al poco tiempo comenzaron las falsificaciones de marcas de mascarillas que se vendían de forma clandestina por las calles.

Dicen, aunque esto Boris no puede asegurarlo, que estas empresas de mascarillas contaron con dos grupos inversores principales: las empresas de pañuelos desechables y las farmacéuticas dedicadas a medicamentos contra los síntomas de la gripe y el resfriado, que tenían que diversificar la producción.

En definitiva: renovarse o morir, y también, aprender de las derrotas. Si viene otra pandemia, esperemos que no, nos cogerá con las mascarillas puestas.

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