La falta de medios para afrontar la pandemia del COVID-19 está repercutiendo en las escuelas de algunas zonas de África, que deberían haber retomado las clases esta semana. El Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) ha denunciado hoy que más de 127 millones de estudiantes de preescolar, primaria y secundaria en África oriental y meridional, no han regresado a la escuela ante la imposibilidad de seguir estudiando a distancia.

En este sentido, UNICEF ha anunciado el fortalecimiento de su apoyo durante esta crisis educativa sin precedentes, aunque aseguran que es preciso que “comiencen a reabrirse las escuelas y los centros educativos, pero siempre siguiendo los protocolos de seguridad”. Por su parte, el director regional de la organización para África oriental y meridional, Mohamed M. Malick Fall, ha advertido, según Europa Press, que “el COVID-19 ha desencadenado una crisis educativa, que no tiene precedentes en cuanto a su alcance, duración e impacto”.

Así como en la mayoría de las partes del mundo los estudiantes han tenido la posibilidad de seguir con sus clases gracias a las herramientas tecnológicas, la situación en África es completamente distinta, ya que “el acceso a internet es limitado y tan solo el 22% de los hogares pueden conectarse a la red”, han lamentado desde UNICEF. Además, añaden que “el 84% de estos estudiantes son parte de la población rural, en zonas a las que no llega la electricidad”, motivo por el que la organización ha promovido “el uso de medios alternativos, como la radio, los SMS, o los materiales impresos, y ha apoyado a una veintena de gobierno con casi cinco millones de euros para el desarrollo de estos nuevos mecanismos de aprendizaje a distancia, así como en la preparación para la reapertura de escuelas”, adelantan desde EP.

No obstante, decenas de millones de niños quedarán fuera de estas propuestas, ha remarcado UNICEF. La radio, por ejemplo, “llega a cuatro de cada diez menores en África oriental y meridional, y el problema se agranda cuando son los niños más marginados y vulnerables”, que son los que dependen de las escuelas también para “salud, seguridad y nutrición”. En otro informe, la organización apuntaba que 370 millones de niños y niñas se encuentran en riesgo de desnutrición por el cierre de escuelas en todo el mundo. Así, las comidas escolares son especialmente importantes para las niñas pues, según advierten, “la promesa de una comida puede ser suficiente para que unos padres en dificultades económicas envíen a su hija a la escuela, librándola de cargas domésticas y del matrimonio temprano”.

“Los gobiernos, las empresas y los padres deben unirse para garantizar formas inclusivas y realistas que lleguen a todos los niños. Esto ha comenzado, pero cada día que pasa es otro es otro en el que los niños y sus comunidades, son despojados de un derecho fundamental”, ha alertado Fall. Por ello, UNICEF junto al Programa Mundial de Alimentos, el Banco Mundial y la UNESCO han publicado una nueva hoja de ruta para la reapertura segura de las escuelas. Su director regional ha explicado al respecto que “se han aprendido muchas lecciones difíciles de la crisis sanitaria provocada por el Ébola, pero una de las más severas fue el aumento de los casos de explotación y abusos infantiles, así como el de embarazos a muy temprana edad”.

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