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Marxismo puro y duro

Eduardo Rivas
Eduardo Rivas
Licenciado en Ciencia Política
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análisis

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En Argentina comenzó a debatirse la supuesta baja de imputabilidad a los 15 años, y decimos supuesta porque por el momento no es más que un anuncio y aún no hay texto disponible sobre las ideas que sustentan tal propuesta y ni siquiera la propuesta en sí mismo, sin embargo cual perros de caza salieron a rechazar o apoyar un concepto etéreo, puesto que aún no se conoce en profundidad.

A nadie puede sorprender que desde el gobierno, y en especial desde el partido del Presidente, se busque una baja en la imputabilidad puesto que es una idea que ha rondado una y otra vez en los debates oficiales, lo que sí es sorprendente es con el oportunismo que actúan los que pretenden erigirse en defensores de los derechos de los jóvenes y adolescentes, aquellos que siguen diciendo que ‘los únicos privilegiados son los niños’, aunque luego esto no se condiga con su accionar cotidiano.

En enero de 2011, en un acto en Florencio Varela, que es uno de los lugares que rodean la Capital Federal en los que los jóvenes tienen menos oportunidades, la entonces Presidente Cristina Fernández sostuvo, con referencia a la imputabilidad de menores, que ‘ya tiene media sanción por parte del Senado la reducción a 14 años que, en definitiva, es un derecho penal juvenil diferente para darle un marco de protección pero también de adecuación a los tiempos que corren’, y sin embargo ahora, desde la oposición, rechaza la propuesta del Poder Ejecutivo Nacional que aún no se conoce,.

Habrá quien sea benevolente y crea en un cambio de parecer, habrá incluso quien crea que es oportunismo político, sin embargo creo que es marxismo puro y duro.

Contrariando lo que sostiene Daniel Bell respecto al fin de las ideologías por la implantación universal de la democracia y la economía de mercado, Cristina Fernández con su accionar revaloriza el marxismo como herramienta de análisis de la realidad.

Renunciando a la proclamada tercera posición peronista, pero paradójicamente practicando un peronismo ortodoxo, Cristina Fernández basa su accionar en los dichos de Marx, pero no de Carlos sino de Julius Henry, más conocido como Groucho, cuando sostuvo ‘Estos son mis principios. Si no le gustan tengo otros.’

Sin conocerse el texto, sin saber qué es lo que persigue el gobierno y habiendo estado de acuerdo con la medida en términos teóricos, hoy se paran en la vereda de enfrente por el sólo hecho de no pertenecer a la fuerza que la promueve en este momento.

Con actitudes como estas poco se contribuye a la construcción del país que requiere de una oposición que busque alternativas de soluciones para los problemas que aquejan a los ciudadanos y no un permanente posicionamiento estéril que le interesa solamente al pequeño núcleo que se interesa por las cuestiones políticas y poco hace en pos de cambiarle la vida a los argentinos.

Al fin de cuentas, si el objetivo es la utilización del marxismo como método de análisis de la realidad, podría tomar en cuenta otro de los principios rectores de Groucho Marx, aquel principio que enuncia que ‘Es mejor estar callado y parecer tonto, que hablar y despejar las dudas definitivamente’.

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