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Martín Villa, el primer franquista procesado de la historia

El exministro anuncia que recurrirá la decisión de la Justicia argentina

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análisis

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La decisión de la jueza argentina María Servini de procesar al ex ministro español Rodolfo Martín Villa por cuatro homicidios ocurridos en 1976 y 1978 es un hito de la querella argentina contra los crímenes del franquismo (1939-1975), según dijo a Efe Máximo Castex, uno de los abogados de las víctimas. “Es la primera resolución judicial que le achaca responsabilidad penal a una persona por crímenes del franquismo. Tiene hasta carácter histórico después de tantos años”, afirmó Castex.

La jueza ha decretado «el procesamiento de Rodolfo Martín Villa con prisión preventiva, la que no se hará efectiva, en virtud de la eximición de prisión dispuesta oportunamente por la Alzada». Además, ordena el embargo sobre los bienes del exministro hasta cubrir la suma de 1.134.000.000 pesos argentinos, casi diez millones de euros.

Ayer mismo, el exministro Rodolfo Martín Villa anunció que recurrirá ante la Cámara de Apelación argentina el auto de procesamiento de la jueza María Servini así como la fianza impuesta, según han informado a Europa Press fuentes próximas al exministro, procesado por la juez argentina por homicidio y tortura durante la dictadura.

El 14 de abril de 2010 se interpuso una querella ante los tribunales de justicia de la República Argentina con el objetivo de que se investiguen los crímenes cometidos por los integrantes de la dictadura franquista, se identifique a sus responsables y se los sancione penalmente.

Amparados en la legislación internacional de la ONU sobre Justicia Universal, las víctimas del franquismo presentaron en el Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional Federal Número 1 de Buenos Aires, República Argentina, a cargo de la jueza María Servini de Cubría, la querella 4591/2010, nominada “N.N. por genocidio y/o crímenes de lesa humanidad cometidos en España por la dictadura franquista entre el 17 de julio de 1936, comienzo del golpe cívico militar, y el 15 de junio de 1977, fecha de celebración de las primeras elecciones democráticas”.

Fue presentada por familiares de asesinados y desaparecidos durante dicha dictadura y diversas asociaciones españolas y argentinas. Algunas medidas adoptadas por el Juzgado acreditan que la querella avanza sólidamente hacia el cumplimiento de sus objetivos.

Ambos procedimientos fueron instruidos en virtud del principio de justicia universal que habilita a los órganos judiciales de un Estado para la investigación de crímenes cometidos fuera de sus fronteras, sin que sea necesario que los mismos afecten a sus intereses, o sean cometidos por o contra sus ciudadanos en el extranjero o que los autores de los delitos se encuentren en su territorio. Su único límite es que los responsables de los ilícitos hubieran sido ya juzgados en otro país, en el del crimen o en cualquier otro.

Se aplica exclusivamente en relación con crímenes internacionales, es decir, aquellos que han sido objeto de tratados o estatutos de carácter internacional y, de modo especial, respecto de crímenes contra la humanidad. Dado que estos se cometen normalmente por un gran número de personas contra una parte sustancial de una sociedad, todas las víctimas pueden ser parte de los procedimientos y estos se dirigen contra todos los victimarios. Queda garantizado, de este modo, que todos los afectados pueden hacer oír su voz y su denuncia y que la vocación de los procesos es la de enjuiciar y castigar a todos los responsables.

Es la naturaleza internacional del crimen lo que determina el carácter universal de la jurisdicción. El tribunal de justicia actúa en nombre y representación de la comunidad internacional. Su proclamado objetivo es impedir la impunidad de los causantes de aquellos crímenes que la conciencia universal y el derecho internacional han elevado a la categoría de imprescriptibles, inamnistiables, inindultables y sujetos a persecución judicial en todo tiempo y lugar.

Se aplica generalmente cuando en el país en que se cometió el crimen se exonera de responsabilidad a sus autores a través de leyes y/o prácticas de impunidad, aunque nada impide, antes bien todo aconseja, que tribunales de justicia de distintos países lo pongan en práctica simultáneamente, como modo de mejor garantizar que sean perseguidos con efectividad quienes han sido calificados como enemigos del género humano.

Martín Villa y la Justicia universal

Su más acabada implementación, hasta ahora, fue llevada adelante, paradójicamente, por la administración de justicia española que hoy se niega con falaces argumentos a investigar los crímenes del franquismo y juzgar a sus responsables, según los familiares de las víctimas.

Basten señalar logros como la detención de Pinochet en Londres durante más de quinientos días; la del marino argentino Ricardo Miguel Cavallo, detenido en México, extraditado a España y luego entregado a Argentina, donde ha sido juzgado y condenado a reclusión perpetua; el juicio y condena a Adolfo Scilingo, que cumple en cárceles españolas la pena de 1.084 años de prisión que le fue impuesta por el Tribunal Supremo; las cientos de órdenes de busca y captura internacional y las múltiples incidencias procesales que desnudaron los inauditos beneficios con los que los poderes democráticos habían agraciado a los grandes violadores de los derechos humanos.

Estas medidas abrieron definitivamente un nuevo camino en el Derecho Penal Internacional y en el Derecho Internacional de los Derechos Humanos y colaboraron decisivamente para poner fin a la impunidad en Argentina y Chile, países en los que hay actualmente cientos de condenados.

En España se abrieron otros procesos judiciales de similar tenor y, ante la vacilación de distintos tribunales, se pronunció el Tribunal Constitucional declarando la competencia de la jurisdicción española para investigar el genocidio cometido en Guatemala y aclaró definitivamente que la competencia de la jurisdicción española para la persecución de responsables de crímenes que lesionan a la humanidad es parte de la que cabe a todos los Estados que se comprometen universalmente con dicha tarea y que, para hacer más efectiva y real dicha persecución, los tribunales de todos los Estados están en igualdad de condiciones sin que existan “a priori” primacías entre ellos.

Estos procesos judiciales demostraron que acabar con la impunidad era posible. Los represores, que en sus países se habían visto favorecidos por leyes y prácticas que dejaban sus crímenes sin sanción, se encontraron con que ya no solo no podían desplazarse libremente por el mundo, sino que empezaba a peligrar su situación aún en los propios países donde habían cometido los delitos y en los que, durante décadas, habían permanecido impunes. La enorme presión social, alentada por la actuación de tribunales extranjeros, determinó que se empezaran a derrumbar los muros de impunidad en las sociedades afectadas y que las justicias locales empezaran a cumplir su función receptando denuncias y querellas, procesando a los responsables y emitiendo las primeras condenas. La aplicación efectiva del principio de jurisdicción universal se reveló entonces como un instrumento formidable para combatir mundialmente la impunidad.

Es sabido que el mismo Tribunal Supremo que condenó a Scilingo por sus delitos – dado el contexto de crímenes contra la humanidad en que estos se perpetraron aunque los mismos no estuvieran previstos como tales en la legislación, como afirma expresamente en su sentencia-, ha decidido en una bochornosa resolución que los crímenes del franquismo no pueden ser investigados por la justicia española.

Esta lacerante realidad es así descrita en uno de los escritos presentados en la querella argentina: “Tras cuarenta años de dictadura y treinta y cinco de democracia, en España no sólo no existe siquiera una Comisión de la Verdad a modo de las que se instituyeron en numerosos países, incluido el nuestro, no hay un solo niño a quien se haya restituido su identidad; un solo victimario que haya sido identificado; uno solo siquiera a la que un juzgado le haya tomado declaración; un sólo imputado por la comisión de alguno al menos de los múltiples, masivos, generalizados crímenes cometidos”.

La querella argentina puede cumplir un importante papel en la lucha contra la impunidad del franquismo, ya que esta no podrá resistir el embate de una sociedad cada vez más consciente del pasado que se ha pretendido hurtarle. Llegará para el pueblo español la hora de la verdad, la justicia y la reparación. Y millones de personas en todo el mundo lo celebrarán.

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2 COMENTARIOS

  1. Este comemerdas, ministro con Adolfito Suárez, condecoraba con medallas del congreso de oro y plata a Billy él niño y Conesa, los dos mayores y más famosos torturadores de la dictadura española, ya en este régimen del 78, que algunos hijos de la gran Bretaña siguen llamando la democracia: que es lo que se merecen los españoles afines, y por eso es mejor salir de esta casa de locos llamada españa.
    Que una juez argentina tenga que juzgar a este hijo de la más grande de las putas dice del lugar exacto que ocupa nuestra justicia de mierda.

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