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Martín Pallín (tercera entrega): «No hablamos del servicio público de la administración de Justicia al ciudadano. Y eso es lo que nos falla estrepitosamente»

En esta parte de la entrevista abordamos el perfil de los jueces: su formación, su función y su papel en el servicio público

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análisis

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Presentamos hoy la tercera entrega de la entrevista a José Antonio Martín Pallín.

Puede recuperar aquí la primera entrega y aquí la segunda.

Carrera judicial: ¿cualquier licenciado en Derecho con la capacidad necesaria, tiene oportunidades de poder llegar a ser juez o fiscal?

Lo primero que tiene que hacer es olvidarse de ser un buen jurista y entrenarse como si fuera a ser un concursante de un programa de televisión como Pasa palabra. El sistema memorístico es una aberración que no existe, tampoco en ningún país de Europa. Los franceses, que eran los que más se parecían a nosotros lo han modificado: en Francia hay que tener experiencia, pueden ser jueces los licenciados en filosofía, en políticas y en Derecho. Después pasan por dos años en la escuela judicial, se hace un tamiz serio.  Y antes de que empiecen a desempeñar la función por sí mismos, pasan por un tribunal colegiado en donde los miembros les van formando. 

Aquí no. Aquí tienes que tener posibilidades de encerrarte ocho horas diarias. En segundo lugar, que tu familia te pueda mantener durante ese tiempo, que pondremos de media cinco años. Hay otros casos diferentes o que han tenido suerte. Yo conozco, en mi época, gente que aprobó preparándose la mitad de los temas: eran 500, y conozco un caso en el que se preparó 250 temas. Como salían los temas en un bombo de la lotería, le tocó aquello que se había estudiado y aprobó. Si eso es un sistema de selección de jueces, que venga Dios y lo vea. 

¿Falta contacto con la realidad por parte de quienes se están preparando para ser jueces? Da la sensación de que a veces estas personas están por encima de la realidad..

Yo creo que están por debajo. Por debajo de la realidad, a pesar de que el Código civil señala que se han de interpretar las leyes con arreglo a la realidad social. Pero mire usted, como he estado ocho horas diarias aislado, desconozco la realidad social….

En Francia, aparte de todo lo que he dicho, exigen un examen de cultura y un test psicológico. Por ejemplo hace ya muchos años, tengo muy buenos amigos que han ocupado altísimos cargos en la judicatura francesa, uno de ellos me dijo que había tenido que contestar qué era la “Nouvelle vague”. Claro, es que un juez tienen que ser una persona culta. ¿Se puede entender que un juez sepa lo que es el usufructo y no sepa por ejemplo quién es Saramago o Quevedo, o que no haya leído absolutamente nada? Es inconcebible. Es una persona en la que yo no confiaría de ninguna de las maneras. 

Aquí con saber el usufructo al día siguiente estás metiendo a una persona en la cárcel, divorciando a un matrimonio o expulsando de una casa en un desahucio a una señora de 87 años… 

La falta de medios en la Administración de Justicia está generando un daño añadido a las víctimas en algunos casos. ¿Qué propuestas plantearía para mejorar un sistema de justicia que va tan lento?

En este país hablamos de los jueces, que algunos se hacen famosos por sus nombres; hablamos de las sentencias, pero no hablamos del servicio público de la administración de justicia al ciudadano. Y eso es lo que nos falla estrepitosamente. 

El servicio público consiste en que los jueces han creído, desde hace muchos años (en el Franquismo y antes), que “si yo tengo poder para meterle usted en la cárcel, usted no es quien para decirme si tengo que venir al juzgado a las diez de la mañana o a las nueve y media”. 

Esta era la fiolosofía con la que se actuaba. Se tiene conciencia del poder pero no del servicio. Es decir: usted tiene mucho poder, pero usted tiene que estar aquí a las nueve de la mañana, salir a las tres de la tarde. Por ejemplo, volviendo a mis contactos con Francia, siempre les extrañaba que no hubiese juicios por la tarde en España. Esto es el fallo estrepitoso del servicio público. 

Ahora bien, el servicio público hay que saber organizarlo, debe estar en buenas manos, e incluso hasta podemos pensar si una empresa privada podría organizar el servicio mejor que la administración pública. Y sobre todo tener inversiones. 

Ahora tenemos 5.300 jueces. Hay unos baremos europeos que señalan que tiene que haber unos 7.000 por cada 100.000 habitantes: este es el primer paso. Segundo, cuántas sedes judiciales tiene que haber. Cuántos medios. Y sobre todo, el cumplir estrictamente con ese deber de prestar un servicio público al ciudadano. Y una cultura de que estamos al servicio de los ciudadanos, que son los que nos pagan además. Y tener por ejemplo una cierta, no ya digo empatía, sino simplemente educación. Que falta mucho en el contacto entre el ciudadano y los jueces y el personal auxiliar. Conozco a mucha gente magnífica, pero el término medio es muy impresentable. 

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1 COMENTARIO

  1. No me convence ningún juez en su postura, aunque este habla de un modo claro de la desubicación de sus colegas con respecto a la realidad social, lo que a pesar de ser una obviedad no es lo suficiente certero; los jueces adaptan sus sentencias a la visión personal que ellos tienen de como debe ser la sociedad, con arreglo a todo lo que de tal afirmación se desprende. Yo digo abiertamente que este es un país muy avanzado en cuanto a la creación de leyes y proyectos para esas leyes de carácter moderno. El problema no es la psique ni la ideología de Magister o agente de la judicatura; es este callejón estrecho de la mierda de constitución y sus vericuetos para dar todo margen para interpretar a los poderes con sus visión particular o preferencias, y la inmunidad con la que pueden emitir las sentencias vergonzantes a las que estamos ya muy acostumbrados y que son la mayoría. Este poder judicial es más bien perjudicial para la salud democrática.
    Yo es que me pongo malo con sólo verles y apelo a su dignidad para marcharse. Pero está claro que no tienen.
    Yo escojo media docena de chavales de la ESO en mi pueblo y apuesto cuanto tengo a que no se saltan un ápice la ley y sus sentencias satisfacen al pueblo y especialistas en un porcentaje mucho mayor a las de estas animalias. Pero no van a querer porque para ésto sí les limita la vergüenza.
    Francamente, querida: Son patéticos.

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