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María Jesús Puchalt y su novela NO HAY BISONTES EN LOS CAMPOS DE AMAPOLAS

Javier Puebla
Javier Pueblahttp://www.javierpuebla.com
Cineasta, escritor, columnista y viajero. Galardonado con diversos premios, tanto en prosa como en poesía. Es el primer escritor en la historia de la literatura en haber escrito un cuento al día durante un año, El año del cazador, 365 relatos que encierran una novela dentro.
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análisis

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Le brillan los bonitos ojos a María Jesús Puchalt, rebosantes de energía y vida. He quedado con ella y con su agente, Susana Alfonso, en el Hotel Only You de Atocha. Ha viajado hasta Madrid para firmar en la Feria su nuevo libro: NO HAY BISONTES EN LOS VALLES DE AMAPOLAS.

No es la primera vez que viene a Madrid a firmar, hace ya cinco años que  frecuenta la villa y corte como autora, desde que publicó MAR DE AZAHAR. Le pregunto como se siente dentro del maremagnum que es la Feria:

-Creo que estamos viviendo dentro de una burbuja literaria, como en su día la inmobiliaria, y llegará un momento que de un modo u otro parará. Hablando como lectora, pienso que si entras en una librería, buscando un par de libros para el verano, la elección se convierte en una tarea imposible, la oferta es tan excesiva que abruma y desborda.

María Jesús viene del mundo de la política, en el ayuntamiento de Valencia, y recuerda con nostalgia como era la sociedad española en los años 90.

-Era una época muy buena. La política estaba llena de grandes personalidades, con gente muy preparada que dejaba trabajos magnificamente remumerados para cobrar mucho menos a cambio de la satisfacción de poder hacer algo por la sociedad, convertir el tejido humano y económico en algo mejor.

Ya escribía antes de dedicarse a la política.

-Lo he hecho desde siempre, desde muy joven. El primer recuerdo que tengo de mí misma escribiendo es una novelita estilo Enid Blyton titulada CARRETERA 435 CAMINO BALTIMORE. Luego la he buscado por todas partes, pero no he logrado encontrarla. Mi madre era maestra nacional y todas las tardes me ponía a escribir en la mesa azul de la cocina y me daba un tema: el sol, la luna, o lo que fuera, o si estaba muy cansada me decía: “Hoy es tema libre”.

Me es fácil imaginar la mesa azul de la cocina y a una madre sin rostro concreto, pero con un corazón evidente, regando a su hija para que crezca y sea fuerte y feliz, capaz de escribir libros que la salven de la realidad y al mismo tiempo la ayuden a encontrar su propio sitio en el mundo.

Cuando hablo con otro autor  siempre siento curiosidad sobre lo que opina que su personaje tiene de él. Así que pregunto a María Jesús por Blanca, la protagonista de NO HAY BISONTES EN LOS VALLES DE AMAPOLAS.

-Uy, mucho.

Silencio.

-Mucho y nada. Nada, porque no refleja nada de mi vida personal, pero sí mucho porque María Jesús fue un día adolescente, María Jesús un día creció, se fue haciendo joven y tuvo que buscar y forjarse una identidad. Ese que no sé quien soy, donde voy…

Y a los escritores siempre nos interesa también cual fue el primer paso de lo que ahora es un libro publicado, que pesa y puede tocarse, que hace compañía y además siempre funciona como regalo.

-La idea de NO HAY BISONTES EN LOS VALLES DE AMAPOLAS surgió hace cuatro años tras encontrar por puro azar la historia del hundimiento del submarino C4 frente a las costas de Mallorca que sirve de pórtico histórico para la familia Estevill. Era perfecto para colocar a la abuela Pepa y que se entendieran sus remordimientos, sus problemas. El submarino en cuestión fue el primer correo submarino del mundo, hizo un solo viaje, en 1936, trasladando una carta de Mahon a Barcelona, y llega. Y luego, desde el 39 que acaba la guerra hasta el 46 estuvo en el dique. Y sobre esa tragedia comencé a dibujar a sus principales personajes

Técnicamente la novela está contada desde dos puntos de vista diferentes: arranca con un narrador omniscente, pero cuando la protagonista cumple los dieciocho años la autora le cede las riendas del libro a Blanca Estevill que continúa hasta el final en primera persona.

-Hice este cambio para darle a Blanca la oportunidad que cogiera las riendas no sólo de la novela, sino también de su propia vida y que ella sea la que introduzca al lector en las cosas que van a pasar.

Nada más quiero preguntarle a María Jesús Puchalt, ni dar más pistas sobre NO HAY BISONTES EN LOS CAMPOS DE AMAPOLA. Pero sí añado que merece la pena conocer a Blanca, escuchar su voz y recorrer una época de nuestra historia ya no tan reciente de su mano, que también es la mano de María Jesús Puchalt, una excelente hakawati, como llaman los libaneses a los grandes contadores de historias.

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