Ayer nos dejaba Marcos Ana, el preso político que más tiempo pasó en las cárceles franquistas entrando a los 19 años y saliendo a los 42, pero pese al empeño del fascismo de callar su voz y su lucha vivió siendo poeta y un referente de la lucha antifascista.

Ya desde muy joven se acercó a la política. Con dieciséis años se afilió a las Juventudes Socialistas Unificadas (JSU) pero acabó militando en el Partido Comunista.

Ingresó en la cárcel con tan sólo 19 años acusado de asesinato y se pasó por ello hasta los 42 años entre rejas. A día de hoy, los medios de extrema derecha le acusan de asesino como “La Gaceta” que titula su noticia “Muere el Asesino Marcos Ana a los 96 años”, pero hay que puntualizar que esta información solo se basa en la causa general, cuya objetividad es nula como se puede comprobar en numerosas investigaciones como la del historiador Julián Vadillo.

Marcos Ana fue detenido, torturado, juzgado y condenado a pena de muerte pero el régimen consideró que, como los delitos se cometieron cuando era menor de edad, “únicamente” le condenarían a 30 años de cárcel.

23 cumplió aquel joven adolescente que salió entrado en años. Sobrevivió al hambre, al frío, a los maltratos, los desprecios, las torturas… sobrevivió a lo que muchos de sus compañeros no consiguieron.

No perdió el tiempo en la cárcel y allí Fernando Macarro Castillo se convirtió en el que todos conocemos… Marcos Ana. Marcos por su padre, Ana por su madre… quién nos dejó ayer, en cuerpo, se hizo poeta en el lugar más oscuro, frío y hostil que podía conocer una persona durante el régimen franquista: la cárcel.

Sus versos volaron mientras él permanecía entre rejas, escapándose de las paredes que encerraban a aquellos que lucharon por la República. Sus letras, palabras y versos eran recogidos por el Partido Comunista en el exilio, que editaban libros y libros con sus pensamientos y vivencias.

La difusión de sus textos fue llevada a cabo también por grandes personalidades en el exilio como Rafael Alberti.

Este personaje histórico nació dos veces; la primera como Fernando Macarro en 1920 y la segunda, al salir de la cárcel en 1961, como Marcos Ana. Siempre joven de mente y espíritu, Marcos Ana se convirtió en el poeta de las víctimas del franquismo, dejándonos claro a todas que vale la pena luchar. Siempre creyó que un pueblo que no conoce su historia está condenado a repetirla, y por eso contaba a aquellos que nacieron en democracia sus historias y vivencias.

Fernando Macarro ha muerto como “un delincuente perdonado” por culpa de la Ley de Amnistía que sigue “perdonando” a aquellos que lucharon por la democracia y no condena a los asesinos y torturadores del régimen franquista. Un pedazito vivo de historia se marchó ayer, pero su recuerdo y su relevancia seguirá viva durante mucho tiempo.

2 COMENTARIOS

  1. Deberían de acercarse por Alcalá de Henares y preguntar a los familiares de sus víctimas, antes de escribir tan a la ligera sobre este asesino. ASESINO sí. Con mayúsculas y todas las letras. Y sí perdonado por ser menor de edad.
    Pueden empezar por la familia de Marcial Plaza Delgado, asesinado por este «poeta». Por cierto, acto seguido asesinó también a su padre.
    Cuando se hayan informado de primera mano eliminen este artículo y pidan perdón si les queda algo de corazón.

    • nunca fue represaliado por sus ideas políticas, jamás. Fue un criminal, un asesino que se libró de la pena de muerte porque sus crímenes los cometió siendo menor de edad, que incluso llegó a pedir asilo en Bélgica y fue denegado porque vieron en su historial la gentuza que era y que no era represaliado político alguno, simplemente un asesino y delincuente común refugiado en la «ideología» más criminal que la historia del siglo XX y del XXI ha conocido. Espero que se pudra bien. La pena es que tan indeseable sujeto haya llegado a la vejez, cosa que no permitió a sus víctimas. Hay que orinar y defecar en su tumba, es de ley. Alea Jacta Est

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