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El Mar Muerto y la potasa como El Dorado sionista

Daniel Martínez Castizo
Daniel Martínez Castizo
Historiador y antropólogo. Investigador y divulgador del patrimonio salinero
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análisis

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Para el Estado israelí, la ocupación y colonización de los territorios del Mar Muerto y, con ello, el consecuente desplazamiento y sometimiento del pueblo palestino, ha estado fundamentado y “tolerado” (por la amplia mayoría de la comunidad internacional, sobre todo, a partir de la segunda mitad de siglo XX), en torno al mito de la tierra prometida que se muestra en las Sagradas Escrituras. Pero, si atendemos a los hechos consumados y, sobre todo, al potencial económico del Mar Muerto, nos damos cuenta que el verdadero mito impulsor de la llegada de los “pioneros” sionistas a tierras palestinas fue la búsqueda de El Dorado en forma de potasa y no de oro.

 

El mar convertido en mina

El Mar Muerto, la zona más baja de la litosfera continental (416m bajo el nivel del mar), es un enorme lago endorreico que debe su origen y desarrollo a los movimientos tectónicos ligados al Gran Valle del Rift que han formado, a lo largo de 6.400Km desde el Valle del Jordán hasta Mozambique, las placas Africana y Arábiga.

De esta forma, hace 5 millones de años, el progresivo levantamiento de las Colinas de Galileo produjo el aislamiento del Mar Muerto del Mediterráneo, adquiriendo así su condición endorreica. Las aguas “atrapadas” quedaron expuestas, gracias a las altas temperaturas y el reducido aporte superficial del entorno, a un intenso proceso de evaporación que daría, como resultado de estar expuesto a estas condiciones climáticas durante millones de años, a la característica concentración de sales que dificulta el hundimiento de cuerpos y el desarrollo de vida de organismos que no sean “hiperhaolófilos” (la concentración de sal común ronda los 240g/l).

Si, como ya hemos mencionado en otros artículos, las aguas de los mares y océanos contienen casi la totalidad de elementos posibles, el Mar Muerto, con su alta concentración de sales permite, mediante el empleo de la radiación solar, energía eólica y un simple procesamiento, la obtención de cloruro de potasio, cloruro de sodio, bromuro de magnesio y óxido de magnesio.

Con un enorme potencial de 44.000 millones de toneladas de elementos químicos –en la que encontraríamos cloro (66,2%), magnesio (12,6%), sodio (12,1%), calcio (5,1%), potasio (2,3%), bromo (1,6%), y azufre (0,1%)–, unido al hecho de que se puedan obtener elementos a bajo coste, es lo que convierten a este mar en potencial atractivo y objetivo de la industria moderna.

A estas circunstancias debemos sumar que, su particular fisionomía, con una profundidad media en el norte de 300m y de en el sur de 5m, ha facilitado su consideración y explotación como una enorme salina de 940 Km2. De hecho, la península de Lisan, separación natural de ambas partes, sirvió como punto de referencia para terminar cerrando la parte sur del mar y transformar toda la zona en balsas de concentración y precipitación.

Proceso de transformación de la zona sur del Mar Muerto.
FUENTE: Wikipedia.

Por tanto, lo que hoy conocemos como Mar Muerto, dejó de ser hace décadas un ecosistema marino para convertirse en una enorme mina a cielo abierto bajo control, principalmente, sionista.

 

Un territorio de pueblos con historia

El revisionismo sionista está empeñado en mostrar, como ya hiciera Joan Peters a través de su obra Desde tiempos inmemoriales (1984), que Palestina era un territorio reservado a éstos y que a su llegada se encontraron un desierto cultural. Contra estos postulados se posiciona la historia, el sentido común y, recientemente, el trabajo coordinado por Teresa Aranguren bajo el título Contra el olvido. Una memoria fotográfica de Palestina antes de la Nakba, 1889-1948 (2015).

Pero, si por algo se caracteriza la historia de este territorio, es por la ocupación continuada de imperios (macedonio, egipcio, romano, bizantino, otomano), y Estados (Gran Bretaña e Israel) sobre los pueblos asentados.

Para los griegos y romanos el interés por el Mar Muerto residía, no sólo en la recolección de sal, sino también en la obtención de betún, gracias a la presencia de arenas bituminosas (arcilla, arena, agua y bitumen), que los griegos denominaban asfaltites. Por esta razón, desde la antigüedad clásica, esta masa de agua pasó a conocerse como Lacus Asfaltites.

El Imperio otomano mantuvo el control sobre Palestina desde el siglo XVI hasta el final de la primera guerra mundial. Hasta finales de siglo XIX no se desarrollaría una oposición palestina activa (en ese momento, la población local palestina era mayoritariamente musulmana, y convivía con minorías cristianas y judías), reivindicando su derecho de autodeterminación que, durante la primera guerra mundial, fue aprovechado por Gran Bretaña para sumar el apoyo palestino con la falsa promesa de su independencia tras la finalización de la contienda.

Con un nuevo escenario, en el que Gran Bretaña controlaba Palestina y prestaba apoyo político, económico y logístico al sionismo (Sociedad de Naciones, EUA, y la Banca internacional), las manifestaciones y huelgas de los palestinos se fueron intensificando, sobre todo, a partir de la Declaración Balfour (1917).

 

El sionismo y sus intereses salinos

Desde el comienzo del movimiento político sionista (Organización Sionista Mundial en 1897), las pretensiones sobre Palestina y el Mar Muerto se sustentaban en criterios puramente económicos. El sionista Theodor Herzl, a través de su libro Old New Land (1920), ya señaló que la importancia de construir el Estado judío a orillas del Mar Muerto se correspondía con su alta concentración salina.

La tesis de T.Herzl, sobre el potencial económico del Mar Muerto, se sustentaba sobre los estudios que el ingeniero ruso Moshe Novomeysky había realizado en 1907. Este destacado y reconocido sionista, contaba con el apoyo político y económico de las autoridades británicas para realizar prospecciones e instalarse en la zona. De hecho, en 1929 la Palestine Potash Company, empresa de M. Novomeysky cuya sede social fue instalada en Gran Bretaña como condición sine qua non para optar a la explotación de la potasa, logró adjudicarse la concesión por 75 años.

Hacerse con el control de la explotación de la potasa del Mar Muerto fue el gran pelotazo del sionismo político. Este mineral, un potente fertilizante, se estaba obteniendo en Europa a través de los altos costes de extracción que suponía la actividad minera de la silvinita. Por ello, lograr un yacimiento como el Mar Muerto, donde la alta concentración de cloruro de potasio en sus aguas permitía recuperar ésta con el único método de la radiación solar y energía eólica, suponía gestionar uno de los negocios más rentables del momento.

La consolidación de esta actividad incrementó los intereses sionistas sobre el territorio y, con ello, la compra de tierras para la instalación de colonos. El desplazamiento de la población palestina, que se venía produciendo desde comienzos de siglo XX, terminó por convertirse en la norma cuando en 1948 se proclamó la creación del Estado de Israel. Cuatro años después, y dado que la potasa es un recurso estratégico y altamente cotizado, el gobierno se hace con la compañía y cambia su nombre por Dead Salt Works Ltd.

 

Modernas instalaciones de Dead Sea Works.
Fuente: ICL Fertilizers.

 

Un mito muy rentable

Una vez que el Estado israelí se hizo con el control de la potasa, la producción se vio incrementada y el Mar Muerto se transformó en un importante complejo minero-industrial. Esta relevancia económica se mantiene hasta nuestros días, puesto que, el 10% de la potasa que se comercializa en todo el mundo procede del Mar Muerto. De esta forma, Dead Sea Works, que pertenece al grupo ICL Fertilizers, es el cuarto mayor productor y comercializador mundial de potasa.

Pero no solo se obtiene potasa de sus aguas, sino que también se comercializa sal común, carnalita (cloruro de sodio, potasio y magnesio), o bromuro de magnesio. Estos elementos son altamente demandados por la agroindustria, el sector textil o las industrias automovilística, farmacéutica y tecnológica. A todo ello debemos sumar el potencial de las históricas arenas bituminosas (de donde griegos y romanos cosechaban betún), cuyo procesamiento se plantea viable para obtener petróleo y derivados.

A esta rentable explotación se sumaría el atractivo turístico en el que se han convertido las aguas del Mar Muerto. En las antiguas explotaciones de Ein Gedi y Ein Bokek, a orillas de las balsas de cristalización, se han articulado complejos turísticos de carácter terapéutico en torno a las sales de este mar que se estima como buenas para el reuma y la psoriasis.

Complejo turístico de Ein Bokek.
Fuente: Google Maps.

Con estos antecedentes históricos sería bastante ingenuo pensar que el mito al que se agarraron desde el movimiento sionista político para ocupar, desplazar y colonizar palestina, estaba basado en las Sagradas Escrituras. La realidad es que, la injusticia cometida con los palestinos, tiene un claro sesgo económico basado en la explotación de uno de los paisajes salinos más ricos del mundo. El sionismo encontró en el Mar Muerto su propio El Dorado en forma de potasa y, a su vez, las potencias occidentales un lugar donde compensar su pasado antisemita, aunque ello suponga la destrucción del pueblo palestino.

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3 COMENTARIOS

  1. Este articulo es tendencioso por no decir antisemita La mitad del mar muerto forma parte de Jordania que tambien tiene sus explotaciones de las sales del Mar Muerto por otra parte El Mar Muerto no es ningun caso la mayor reserva de Potasa del globo terraqueo , pues los depósitos geológicos de potasa conocidos a nivel mundial ascienden a aproximadamente 210 mil millones de toneladas de K2O (óxido de potasio como medida del nivel de potasio) . Alrededor del 60 por ciento de las reservas mundiales de potasa se ubican en la provincia canadiense de Saskatchewan El segundo depósito de potasa más grande se ubica en Rusia (h el tercer lugar lo ocupan los yacimientos en Bielorrusia El cuarto depósito más grande son los yacimientos en Alemania.

  2. El origen de lo que algunos Palestina tiene su origen en la destrucción de Jerusalem por Tito como represalia y escarmiento por la resistencia judia al imperio Romano. A Tito no les bastón con la destrucción de Jerusalem, con crucificar a miles de judíos, esclavizarlos y expropiarles sus bienes, que fue el motivo de la primera diaspora judía, sino que además paso a nombrar para mayor a todo el territorio que formaban los reinos de Israel y de Judea como PHILESTINA es decir tierra de Philisteos que eran enemigos acérrimos de los judíos ( el gigante Goliat era filisteo en tanto que David era judio) Philestina había sido hasta entonces una franja de unos 50 km de ancho que va desde lo que actualmente va de Ashdot en Israel hasta la ciudad de Gaza en Palestina. Esta es la autentica Palestina

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