Reconozco la gran utilidad de los teléfonos móviles, sus ventajas, la rapidez de conexiones, la economía que representa, a final de mes, las llamadas telefónicas pero, un mal uso o ABUSO, conduce a la sociedad al abismo.
La Voz queda secuestrada. No existe la Palabra. Nadie te mira, nadie sonríe, nadie escucha, nadie te abraza ni acaricia. ¡Inhumano!
Supone Desconexión total o parcial de la vida familiar. No se respeta siquiera, la mesa. Antes, durante y después, todos son sordos y mudos.
También en la Calle, en el Metro, dentro del Autobús, del Tren. En el Aeropuerto, en Parques y Jardines.
Las personas deambulan sin ver, sin mirar, tocando su maquinita, tal vez jugando, tal vez escudriñando, conversando a través de whatsap con alguien de cualquier lugar del Planeta. El dedo índice se desarrollará y se convertirá en brújula inquisitoria. Triste realidad, desventurado futuro, aborregado, sometido a los Celulares de última generación para los pudientes, que venderán los suyos a quienes no puedan costear los recién salidos del horno. Me entristece leer que mucha gente hace largas colas de noche-madrugada para ser el primero en comprar los nuevos modelos, salidos a la venta.
¿Lo peor?
Ver imágenes del Congreso de Diputados, del Parlament, de cualquier sesión Plenaria de un Ayuntamiento. Muchas de Sus Señorías conversan con… o juegan a cualquier «jueguecito», alguno de los cuales podríamos dar nombre. Se olvidan que les están filmando y nos muestran sus desatinos.
El problema se agrava cuando es preciso votar… Con cara de llegar de otro planeta, diputados-parlamentarios dan una triste imagen a nosotros, los ciudadanos, los que en algún momento deberemos votarles. Sabemos a quienes Nunca más vamos a escoger para conducir nuestro país-pueblo.
Su «vicio» flagrante y adictivo es fruto de la maquinita más cara del mercado, la que acaban de lanzar las grandes marcas, de la que se enorgullecen. ¿No se dan cuenta de que les puede costar perder prebendas?
Piensen, si les queda tiempo, para seguir tal cual o, intentan modificar su obrar. De nada sirve la frase «todos lo hacen». Es una gran indignidad por parte de todos. Lo considero una falta grave de conducta, para penalizar.
¿Recomendación?
Antes de entrar en las sesiones dejen sus maquinitas con sus nombres, sea en la entrada del Congreso de los Diputados, del Parlament o del Ayuntamiento. Naturalmente identificados, para que nadie pueda arrebatarle aquella joya de última hora y, en su lugar, encuentre uno menos valioso -cual el mío-, el menos costoso del mercado pero que sirve, para lo imprescindible.
Que alguien invente paneles, seguro que serán exitosos en los lugares públicos.
También en las familias hay que tomar medidas drásticas. Una caja en la entrada de las casas para guardarlos hasta que el almuerzo y posterior conversación concluya. Antes, teníamos hermosos cuelga ropas, ahora necesitamos: guarda móviles.
Supondrá la recuperación de las familias, amigos, conocidos, atrapados en su super máquina-teléfono, la que les guía por caminos seguros y les lleva a destino. La que les introduce en la vida de los demás, no solo de los vecinos sino de ciudadanos del mundo terráqueo de los Cinco Continentes, que tuve la suerte de conocer con la marcha Mundial por la Paz y la No violencia.
Mejor ¡vivamos tranquilos!
No dejemos que nadie hurgue nuestra intimidad. Que podamos conversar con nuestros amigos y familiares cara a cara, mirándoles a los ojos, descubriendo si lo que dicen es verdad. Que podamos abrazarnos y discutir, si es preciso, respecto a los problemas que nos afectan sin entrometidos.
NO dejemos que nadie, ni nada, robe nuestra intimidad.
