Manuel Domínguez Moreno en un momento de la conferencia

La Escuela Superior de Igualdad Real (ESIR) y la Universidad de Málaga (UMA) han realizado un estudio sociológico de 8 meses de duración sobre el fenómeno de la prostitución y sus implicaciones en las políticas de género. Manuel Domínguez Moreno, presidente y fundador de ESIR y presidente-autor del Consejo Editor de Diario16, expuso las conclusiones de dicho informe en una conferencia en la que analizó, además de los resultados, un análisis sobre la prostitución y su posible abolición.

En primer lugar, se realizó un estudio demoscópico en las diferentes facultades y escuelas de la UMA sobre el fenómeno que dio resultados dispares, sobre todo en lo referente a la clasificación de este fenómeno dentro de distintos elementos que han sido estructurados en las 4 cuestiones propuestas.

Domínguez Moreno resaltó la diferenciación de los resultados en base a la tipología de estudios que se cursan en cada una de las facultades. Mientras en los centros donde se imparten disciplinas relacionadas con las humanidades, lo que antes llamábamos las «carreras de letras» hay una clara tendencia hacia la eliminación de la prostitución y a mostrar que se trata de un fenómeno negativo para una sociedad basada en la igualdad real, en aquellas escuelas o facultades más científicas, se llega, incluso a asimilar como un elemento social la existencia de la prostitución.

Centrándonos en los resultados del sondeo, en la encuesta se plantearon 4 preguntas cerradas donde se pueden apreciar diferencias claras dependiendo de la materia de estudio y de la tipología de los mismos.

Respecto a la primera cuestión, la consideración de la prostitución como un fenómeno nacido en el patriarcado, todas las facultades han respondido afirmativamente por encima del 70% salvo Turismo en la que 57,1% respondió NO. Arquitectura, votó al 50%.

La segunda cuestión, ¿es aceptable la prostitución en una convivencia de igualdad real?, empieza a mostrar bloques entre las facultades y nos encontramos cómo en Arquitectura (67%), Medicina (58%) o Económicas (52%) piensan que sí, que la prostitución es aceptable en una sociedad basada en la igualdad real. En el lado contrario, nos encontramos con Comunicación (87%), Filosofía y Letras (77%) y Bellas Artes (67%).

En la tercera cuestión, sobre si la prostitución es un fenómeno innato al ser humano o algo artificial que sobrevive gracias a la aceptación social, todas las facultades y escuelas se han decidido por encima del 50% por esta segunda opción. Sin embargo, sorprenden los datos de Medicina, donde un 47% de las personas que han participado en el sondeo cree que la prostitución es un fenómeno innato al ser humano.

Finalmente, respecto a si la prostitución es un modo de violencia de género, vuelve a producirse la división entre unas facultades y otras y, mientras Filosofía y Letras (75%), Ciencias Sociales (76%) y Comunicación (93%) creen que sí se trata de un modo de violencia contra la mujer, Informática (62%), Bellas Artes (66%), Ciencias (67%) y Medicina (76%) creen que no.

Una vez expuestos los resultados del sondeo, Manuel Domínguez Moreno se centró en realizar un análisis sociológico, histórico y social del fenómeno de la prostitución, haciendo un breve repaso de cómo fue tratado el fenómeno en distintas civilizaciones hasta nuestros días, empezando por la antigua Babilonia, donde los derechos de las prostitutas estaban regulados en el Código de Hamurabi, basándose en el trabajo que al respecto había desarrollado la Doctora en Historia-Arqueología Lourdes Girón de la ESIR, donde existían leyes que obligaban a todas las mujeres a prostituirse al menos una vez en sus vidas con un extranjero como muestra de hospitalidad.

En la antigua Grecia la prostitución estaba permitida pero el proxenetismo estaba prohibido. Las mujeres y hombres que ejercían la profesión debían distinguirse del resto de la ciudadanía a través de sus ropas y estaban obligados a pagar impuestos.

La libertad sexual en el Imperio Romano provocaba que la prostitución fuese un fenómeno muy tolerado, tanto que las prostitutas romanas de alto nivel funcionaban como las actuales «scorts», mujeres muy educadas en los secretos del placer que cobraban por sus servicios. Las más bajas, las cuadrantarias, por su parte, trabajaban en la calle o en burdeles ilegales. Existía, incluso, una clasificación de las prostitutas en 7 categorías: Prostituta: entregaba su cuerpo a quien quería. Pala: era quien aceptaba a cualquier persona que pudiese pagar el precio demandado. Meretrix: prostituta independiente. Prostibulae: ejercía sin pagar impuestos y en donde podía. Ambulatarae: era la prostituta que trabajaba o bien en la calle o bien en el circoo. Lupae: eran quienes ejercían en los bosques de los alrededores de la ciudad. Bastuariae: ejercía la prostitución en los cementerios. Delicatae: tenía clientes poderosos como generales o senadores. Además, según indicó Domínguez Moreno, «era frecuente, incluso, que las mujeres de la alta sociedad ejercieran la prostitución. Ejemplos en la historia hay muchos, pero los más significativos fueron Julia, hija del emperador Augusto, Agripina o Mesalina, esposa del emperador Claudio».

«Si nos centramos en el hecho de la abolición de la prostitución debemos partir de la base de que no se trata de una conquista del activismo, sí una reivindicación, pero que jamás llegará a ejecutarse por la acción directa de las asociaciones o colectivos, sino que sólo puede implementarse a través de una decisión política de quienes ocupan cargos con poder efectivo, por lo tanto, dejar esta reivindicación en manos de lo que puedan determinar organizaciones como ONU Mujeres o del Alto Comisionado para los Derechos Humanos, la resolución de esta problemática será efectiva a un muy largo plazo porque las decisiones que se adoptan en estos órganos no vinculan a los países», afirmó Domínguez Moreno, que continuó con una pregunta: «si se erradica la prostitución, ¿no se estarían conculcando elementos clave del ser humano?».  

«Para llegar a una respuesta es muy importante hacer una clasificación del fenómeno porque no es homogéneo», afirmó Domínguez Moreno para pasar a dividir el fenómeno de la prostitución en tres categorías muy definidas:

Por un lado, está la prostitución derivada de la explotación y la trata, es decir, la que se genera de la explotación de seres humanos que llegan a Occidente a través de las mafias de la migración ilegal. «El procedimiento es siempre el mismo: ofertas de empleo en el país de origen para trasladar a las personas a los países más desarrollados que, cuando se alcanza dicho país, se transforma en un trabajo de explotación sexual. La víctima, principalmente mujeres —aunque en menor medida también hay hombres—, adquiere una importante deuda económica que se va pagando con el cobro de servicios sexuales», afirmó Manuel Domínguez Moreno.

Por otro lado, está la prostitución obligada, es decir, la que no se genera por una relación directa con esas mafias, sino que el ejercicio de la prostitución viene, por ejemplo, «por una situación económica sobrevenida. Durante la crisis económica global era muy habitual que hombres y, principalmente mujeres, se prostituyeran para conseguir unos ingresos que la sociedad les impedía conseguir de forma legal en igualdad amparada en derechos constitucionales, ósea de otro modo. En este caso es, precisamente, la sociedad la culpable de esta situación porque en este fenómeno no se encontraban factores diferenciales de raza, sexo o edad».

Finalmente, Domínguez Moreno habló de la prostitución libre inducidas por el consumo no culpable es decir, hombres y mujeres que, por una cuestión de búsqueda del placer sexual junto a “consumir sin culpa el nuevo lujo , un lujo consumista,consciente y responsable por lo que deciden libremente recibir una contraprestación económica por prostituirse apoyándose en la juventud, belleza, relaciones, visibilidad ,crema,jet y flor y nata.

En base a esta división el debate sobre la abolición es , al menos, difícil sin invadir la libertad personal en el tercer caso. La erradicación absoluta, como se pretende desde diferentes sectores, es complicada. Países como Suecia lograron la reducción de un 60% del negocio de la prostitución, pero no su erradicación plena, lo que supone un fracaso de una ley que atacaba a la prostitución como un fenómeno único sin tener en cuenta factores.

«Lo que está muy claro es que la abolición debe empezar en la primera categoría puesto que ahí nos hallamos ante un fenómeno de explotación y esclavitud sexual en el que, además de factores económicos, se utilizan modelos de extorsión a las mujeres basados, incluso, en la brujería o el esoterismo, tal y como ocurre con las mujeres africanas. En este aspecto, la acción de las fuerzas de seguridad del Estado es fundamental porque no es normal encontrarse a prostitución de calle ante las narices de agentes policiales sin que éstos no puedan hacer nada», señala Domínguez Moreno.

De ahí que el punto de infracción lo hallemos tanto en los proxenetas, ya sean empresas o personas, como a los clientes, tal y como se hizo en Suecia.

«Los burdeles son centros de comercio sexual que deberían estar prohibidos porque, en gran medida, las mujeres que allí “trabajan” están explotadas y, tal y como se ha podido comprobar en diferentes operaciones policiales, tienen, en muchos casos, relación con las redes de tráfico de seres humanos y de narcotráfico».

En referencia a la prostitución obligada, la erradicación de este tipo de prostitución es complejo puesto que debe ser la acción de todos los sectores de poder los que generen una situación vital para toda la población que impida que las personas se vean obligadas a vender su cuerpo para poder vivir.

En este caso «nos podríamos encontrar con un problema respecto a la abolición absoluta de la prostitución porque, partiendo de la base de que el mundo actual, con el control del capitalismo más salvaje del mismo, no está preparado para ofrecer soluciones inmediatas a los problemas económicos, la prohibición podría evitar la supervivencia de muchas familias», afirmó Domínguez.

Finalmente, «¿cómo se puede erradicar la prostitución libre? Una abolición absoluta, perseguida y marcada de este tipo de prostitución chocaría contra el concepto de la propia libertad. ¿Se puede prohibir la libertad? ¿Cómo se afronta desde el abolicionismo este factor?». Una mujer o un hombre que cobra libremente por sus relaciones sexuales, y este es un fenómeno que está más extendido de lo que se puede pensar, chocaría, incluso con el concepto feminista de que la mujer es dueña de su cuerpo y hace con él lo que quiere.

Por tanto, según Domínguez Moreno, la abolición absoluta es un debate complicado porque puede chocar contra factores reconocidos como libertad, incoherente o no solo depende de la conciencia de la verdad de cada cual , en estos caso debería ser la propia sociedad la que valore la verdad de la ética de cada cual en el uso de su activismo. No se puede aplicar dicha prohibición desde una visión maximalista que unifica un fenómeno que tiene diferentes carices.

Desde luego, «la abolición debe iniciarse con carácter de urgente (sin olvidar los dos siguientes) por aquellos elementos que chocan contra las leyes, tanto nacionales como contra el derecho internacional, la explotación y la trata. Por tanto, -siguió afirmando el Profesor Domínguez Moreno- la abolición de la prostitución depende de la voluntad política de quienes tienen capacidad de legislar y ejecutar las leyes. Afirmando, que los centros de prostitución que vemos en las carreteras de España y que, además, son utilizados en muchas ocasiones como un elemento clave para la comisión de delitos económicos como el blanqueo de capitales consumo de drogas, maltrato, exaltación del machismo, y del patriarcado».  

Lo que sí parece claro, muy claro, para Manuel Dominguez es que la prostitución es un «fenómeno que va en contra de los valores de la igualdad real, porque ésta requiere un exhaustivo estudio sociológico que debe permitir desgranar a todos los niveles la variedad de matices que encierra en sí misma, sobre todo ahora que abordamos su amplio y variado significado con una normalidad que trasciende lo cotidiano para hacerse norma irrenunciable. Dominguez Moreno terminó su intervención definiendo su reciente investigación personal, una investigación profunda que se fundamenta en tres ejes prioritarios y que son absolutamente contrarios a lo que representa la prostitución:

  • • LA IGUALDAD: Un concepto connatural, algo que no es la prostitución
  • • LA IGUALDAD LEGAL: Concepto evidente, constitucional y democrático, algo que no es la prostitución
  • • LA IGUALDAD REAL: Un concepto de derecho natural irrenunciable, algo que no es la prostitución».

1 COMENTARIO

  1. Y tanto!, que depende de la voluntad política. La prostitución es uno de los cuatro (4) grandes negocios de la banca, todo el dinero que se mueve en la esclavitud de las mujeres acaba en los pasivos bancarios. Se hace una ley en la que se contemple la confiscación de los bancos y el patrimonio de los banqueros y su encarcelación, que laven el dinero de la prostitución, se acaba de inmediato; y si a esto se suma, hacerlo también con todos que de una manera u otra se benefician (chulos, locales, etc..), este «negocio» esclavista se acaba en menos de una semana.

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