En los primeros días de la transición política, Giulio Andreotti visitó España como jefe del Gobierno italiano. El juicio de un contrastado demócrata, sobre la sociedad y sus dirigentes, era de gran interés para los periodistas. Su insistencia para que Andreotti opinará sobre la vida política española sólo encontró una respuesta a la altura de la sutileza del personaje. Andreotti se limitó a contestar: «Manca finezza«. Y es que la astucia y la diplomacia están reñidas con la España del “ordeno y mando”.

La cita viene a la memoria a colación de que ayer, con más de cuarenta días de confinamiento recibí, como todo colegiado de Barcelona, nuestra revista profesional, MON JURIDIC, revista que por cierto ayudé a crear y fui codirector los dos primeros años de su vida.

Pues bien, como pueden ver en la fotografía que ilustra ese texto, está destinado prácticamente toda ella a los “gaudeamus” de nuestro Santo Patrón, donde se exhiben todas las vanidades de los actuales rectores colegiales. Pero del Covid, o de que pasará con los compañeros que están pasando ya por estrecheces, o de los hospitalizados o los fallecidos, nada. Tampoco de la maniobra de los grandes despachos para acaparar el turno de oficio o de la lucha de Lesmes contra el Ministerio de Justicia, nada. Fiesta y jolgorio.

A estas alturas de la película, entiendo que dicha exhibición es una falta de respeto y una ofensa a los colegiados, colegiados que pagamos la revista y los festejos. Cierto es, que el siglo XXI le sienta muy mal al papel cuché, y alguien me diría que  el proceso de producción es lento. A ellos les contestaría que la revista viene embolsada en plástico transparente y adjunta ya un encarte de los abogados jóvenes realizado la última semana.

No costaba nada, después de más de cuarenta días encerrados, con compañeros profesionales que no solo han enfermado, sino que han muerto, añadir una hoja impresa para explicar y/o solidarizarse con lo que está pasando. Tampoco se ha pensado en todos aquellos trabajadores que han intervenido en la impresión, embolsado y reparto, asumiendo un riesgo que era perfectamente evitable. La vanidad del ordeno y mando, les ha podido.

Gracias a un artículo de denuncia de Diario16 firmado por José Antonio Gómez sobre el abandono de materiales de protección en los Juzgados de toda España, los funcionarios del Registro civil de Jerez de la Frontera, recibieron cuatro mamparas para la atención al público. Pues bien, no han pasado dos semanas, y dichas mamparas han sido retiradas para mantenimiento; sí, mantenimiento, como lo oyen.

Pues bien, se fueron derechitas, según se me informa, a la Audiencia, porque allí se celebraba un importante juicio, del que no he tenido noticia. Desconozco en este momento si han sido devueltos al juzgado, pero mis últimas noticias son descorazonadoras. La vanidad del ordeno y mando, les ha podido, también.

Ayer nos despertábamos con la noticia de era urgente solventar la problemática del Turno de Oficio, la actual y la que nos va a caer encima. Pues bien, al actual Ministro de Justicia no se le ocurre más brillante idea que encargar la futura ley al eximio representante de los grandes despachos transnacionales, el señor Garrigues. ¿O alguien piensa que no va a barrer para casa?, pregunto. Y más ahora que estamos todos en una etapa de vacas flacas.

Cuando nuestras mutualidades de autónomos están negando, por activa y por pasiva, lo que el estado garantiza y cumple para el más humilde de sus afiliados trabajadores por cuenta propia; cuando los colegios profesionales están cazando moscas sobre este tema,  y cuando el Consejo General del Poder Judicial, se pone a dictar normativa y obligaciones, más allá de lo que le permiten las leyes, pero sin poner un duro, nos hallamos con un problema de nuestros gobernantes, políticos y altos funcionarios, en general.

Y no hablamos de que pueda existir o no una prevaricación o una malversación, sino en que ni tan siquiera se tiene el interés de hacer la pastilla digerible.

Ciertamente, manca finezza.

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