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Malvaloca (II)

La dirección

Antonio Periánez Orihuela
Antonio Periánez Orihuela
Maestro de Primera Enseñanza. Licenciado en Filosofía y Letras (Historia del Arte) Doctor en Comunicación Audiovisual. Tesis: La Imagen de Andalucía en el Cine Español (1940-1960) Diplomado por la Universidad de Valladolid. Historia y Estética Cinematográfica. Colaborador varios años del Periódico Comarcal, "El Condado".
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análisis

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Luis Marquina Pichot. (Barcelona 1.904, Madrid 1.980) fue hijo del dramaturgo y poeta Eduardo Marquina. Perteneció a una destacada familia catalana de pintores, cantantes, arquitectos diseñadores de jardines y músicos. Por su nacimiento y ambiente familiar creció en un mundo especialmente culto y refinado, estudió Ingeniería Industrial en Madrid y su carrera de ingeniero lo capacitan para la técnica y las matemáticas, pero también adquiere una gran formación artística. También realizó estudios de sonido en los prestigiosos centros de Tobis de París y en la UFA de Berlín. Como pensador mantuvo una ideología conservadora y católica, aunque conoce los círculos intelectuales de Cataluña y fue amigo personal de Salvador Dalí desde la infancia. Sus relaciones con el cine fueron en todos los campos, fue ingeniero de sonido, guionista, productor y director. Artista de difícil clasificación como director, porque tuvo una trayectoria tan irregular como personal en su trabajo. Su obra tiene momentos mediocres y otros de sugerente inspiración, su posición artística fue una lucha entre hacer un cine personal o dar respuesta a una posición social de ideología tradicional. La obra de Marquina tiene muchas variaciones, con momentos grises y otros de una extraordinaria capacidad, sus irregularidades ideológicas están patentes en su filmografía.

Entre los años 1.934- 35 fue técnico de sonido de los estudios CEA y consiguió un contratado con Buñuel en Don Quintín, el amargao (1.935), lo que hace recordar su amistad con Dalí. Su debut como director fue elogiado por la crítica y emprende un camino dilatado y complejo, por una parte están sus adaptaciones personales de obras ajenas, de las que se pueden sacar géneros diferentes. En primer lugar, los filmes musicales y folklóricos: El bailarín y el trabajador (1.936); Torbellino (1.941); Filigrana (1.949); Así es Madrid (1.953); La viudita naviera y Ventolera (1.961). En segundo lugar interesan sus melodramas: Malvaloca (1.942); Noche fantástica (1.943); El capitán veneno (1.950); Alta costura (1.954). Otros trabajos interesantes y distintos como: Su hermano y él (1.941); Vidas cruzadas (1.942); Santander, la ciudad en llamas (1.944); Doña María la Brava (1.948); Quema el suelo (1.951); Amaya (1.952); Las últimas banderas (1.954); Adios, Mimí Pompón (1.960); Valiente (1.964) y Tuset Street (codirigida con J. Grau, 1968).

Luis Marquina abandonó la realización en distintas etapas de su carrera, para colaborar con otros realizadores en el guión, en la producción o como asesor. Escribió guiones para Florián Rey, Juan de Orduña, Antonio Román y Luis C. Amadori. Para José María Forqué en la innolvidable Maribel y la extraña familia de 1.960. En 1.955 fundó la productora DIA que produce una serie de obras como colaborador, pero no dirige ninguna. Marquina, asimismo, trabajó en dos proyectos que no se pudieron realizar, uno con el gran director francés Abel Gance en 1944-45 Sol y sombra de Manolete y otro con su amigo Salvador Dalí, tampoco realizada. Durante su exilio por causas de la Guerra Civil 1.938-39 colaboró como correalizador y guionista en películas argentinas. Terminada la guerra marchó a Italia. Fue profesor en el IIEC (Instituto de Investigaciones y Experiencias Cinematográficas) de Producción, de Tecnología y Montaje entre los años 1.947 y 1.955 y después en la E.O.C. (Escuela Oficial de Cine).

Luis Marquina tiene un valioso trabajo, aunque lo más importante en su carrera es el deseo de experimentar con el lenguaje y la capacidad para salir adelante con sus propuestas. Fue un técnico perfeccionista, pero falto de la fuerza narrativa que tenían los de su generación. Supo darle a sus obras una elegancia que lo distinguen entre los cineastas de su tiempo. Marquina se vio desorientado, por su origen y los acontecimientos que marcaron la posguerra. Fue un artista atrapado entre el pensamiento de una derecha reaccionaria y el exilio de los grandes intelectuales de izquierdas, por otra parte, conoció las vanguardias artísticas, a Dalí y Buñuel. Como artista intelectual fue víctima de su tiempo, le perdieron la duda entre seguir un cine de experiencias revolucionarias o quedarse en lo formalmente clásico. En Malvaloca se aparta de lo populachero, la película es una obra serena, profunda y sentida que cuida los personajes, así como la interpretación de sus protagonistas. Luis Marquina conoció de primera mano los comienzos de nuestro cine y la creación del cine de los primeros veinte años del franquismo.

Malvaloca (I)

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