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Malos tiempos…

Jesús Ausín
Jesús Ausín
Pasé tarde por la universidad. De niño, soñaba con ser escritor o periodista. Ahora, tal y como está la profesión periodística prefiero ser un cuentista y un alma libre. En mi juventud jugué a ser comunista en un partido encorsetado que me hizo huir demasiado pronto. Militante comprometido durante veinticinco años en CC.OO, acabé aborreciendo el servilismo, la incoherencia y los caprichos de los fondos de formación. Siempre he sido un militante de lo social, sin formación. Tengo el defecto de no casarme con nadie y de decir las cosas tal y como las siento. Y como nunca he tenido la tentación de creerme infalible, nunca doy información. Sólo opinión. Si me equivoco rectifico. Soy un autodidacta de la vida y un eterno aprendiz de casi todo.
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análisis

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Se sabe vigilado. Desde que salió de la Modelo, le han estado siguiendo. Son dos hombres. Uno con bombín ajado que hace como que revisa los escaparates, cuando Sisi se para justamente para ver si le están siguiendo y otro con un gabán oscuro que finge leer el Heraldo cada vez que Sisi finge revisar la hora en su reloj de bolsillo.

Sisebuto, (conocido por Sisi en el ambiente obrero revolucionario) es un casi desconocido miembro de Solidaridad Obrera “La Soli”. A sus veinticinco años es un hombre que ha sufrido mucho. Un trabajador curtido en la lucha obrera al que han despedido tantas veces que ya no recuerda cuántas. Un tipo que ha estado encerrado más días que trabajando. Porque al gobierno, que defiende a los patronos, lo que Sisi y sus compañeros hacen, les parece terrorismo obrero. La huelga, ese arma que los trabajadores han descubierto que tienen para mejorar sus condiciones de salud laboral, para que el trabajo no se convierta en algo en lo que te dejes la vida y para poder mantener con él a sus familias, al gobierno de García Prieto le parece una forma de chantaje y aducen antipatriotismo con el que pretenden hundir al país económicamente. Todos los dirigentes de la exitosa huelga general de unos meses atrás continúan en la cárcel. Fueron condenados por delito de sedición. Sisi, al que aún los patronos no han señalado como peligroso, se encontraba en la cárcel cuando los presos obreros se amotinaron durante la huelga. Tuvo suerte de encontrarse en la enfermería en el momento que la policía entró a degüello en la Modelo disparando a todo lo que se movía. Más de treinta compañeros resultaron muertos. Ahora lo han dejado libre. Quizá quieren controlar sus movimientos y ver con quién se relaciona. Porque sabe perfectamente que vigilan sus movimientos. Si da un paso en falso irán a por él y sus camaradas clandestinos.

Sisi proviene de una familia pobre, tradicionalmente jornaleros en un cortijo andaluz. Sus padres, acostumbrados a obedecer sin rechistar, están muy enfadados con él. Creen que lo único que hace es exponerse sin necesidad. La vida siempre ha sido así. Siempre ha habido amos y siervos y ahora no va a ser distinto. Creen que tener trabajo ya es bastante recompensa. Sisi, trabaja doce horas. ¿Y qué? Ellos han trabajado las veinticuatro durante toda su vida. Y sin sueldo. Y sus padres también. Y los padres de sus padres. Cuando Sisi les dice que quieren trabajar solo ocho, les parece un despropósito. Y creen que los patronos se enfadarán tanto que acabarán cerrando las fábricas. Encima, con significarse tanto, además de la cárcel, conseguirá que alguno de policías que se dedican a ajustar cuentas para los patrones, le peguen un tiro. Pero Sisi, les dice que nada se consigue sin lucha y que si él vive en un mundo mejor que el de sus abuelos, es precisamente por luchar contra las injusticias del patrón.

Sisi ha quedado con un compañero de La Soli al que soltaron el mismo día que a él, para comentar algunos aspectos de las próximas acciones que van a llevar a cabo. Para evitar sospechas, se reúnen en un amplio espacio público lleno de altas y estiradas columnas engalanadas con guirnaldas que proveen al espacio de una envidiable luz natural con sus amplios ventanales y sus espejos contrapuestos a las vidrieras sobre los que se refleja la luz exterior. Allí, en el café de Novedades charlan en un rincón en voz suave. Las dos mesas aledañas están ocupadas por otros compañeros que evitan que cualquier oreja no deseada acabe oyendo lo que allí se fragua.

Los cuarenta y cuatro días de huelga y la posterior detención de Besteiro y Anguiano así como la matanza en la modelo, de la que Sisi se salvó por los pelos, han provocado un tremendo apoyo popular que deben redituar. Pronto habrá elecciones y caerá el gobierno de García Prieto. Deben aprovechar la situación para que el nuevo gobierno suelte a los encarcelados y acabe admitiendo a La Soli como representante de los trabajadores. La jornada de ocho horas, el derecho al descanso, que este sea remunerado y el necesario e innegociable cambio político, son las principales reivindicaciones por las que lucharán en los próximos meses.

Se ha acabado la reunión. Cada uno ha salido del enorme espacio del Café de Novedades por una puerta. Sisi, ha vuelto a ver, nada más salir, al del bombín ajado escondido tras una de las columnas cuadradas de uno de los soportales cercanos. No quiere volver a tener que pasar las horas observando el trabajo de los payeses en las huertas que rodean a la modelo desde el ventanuco con rejas de su celda. No quiere tener que pasar de nuevo por las palizas y el agua helada. Acelera el paso. Al doblar la esquina, se encuentra de frente con el del gabán oscuro. No media palabra. La pistola que lleva en la mano, aclara sus intenciones. Pero Sisi, está equivocado. No van a detenerle. Un ruido seco acompaña a un tremendo escozor en el estómago. Se toca la tripa y el tacto viscoso y templado que moja su mano, le alerta de que está sangrando. El siguiente disparo le da directamente en el corazón.

Sisi, no verá la consecución de la jornada laboral de ocho horas que se decretará solo unos meses después. Pero ha contribuido a su consecución con su vida. El cambio político aún tardará una década en llegar.

 


 

                                                                                                Seguro que algún día, cansado y aburrido,
encontrarás a alguien de buen parecer.
Malos tiempos para la lírica.

                Gopes Bajos.

Malos tiempos…

 

Estamos en un periodo de la historia que define el refranero castellano como “a río revuelto, ganancia de pescadores”. Porque las aguas de esta coyuntura están muy agitadas y bajan muy turbias. Como vengo advirtiendo desde hace algún tiempo, los acuerdos e instituciones internacionales han saltado por los aires. Nada se respeta y los principios morales que surgieron tras las dos contiendas mundiales, se soslayan. Todo el consenso sobre el futuro de la humanidad, surgido del horror de la segunda guerra mundial se ha desvanecido o lo que es muchísimo peor, está ahí, pero nadie parece respetarlo. La UNU creada para que el diálogo sustituyera al belicismo, se ha convertido en una asamblea de burócratas en el que cada uno expone sus intereses sin escuchar al vecino. Las resoluciones contra los países que vulneran diariamente los derechos humanos más primordiales como Israel, ya no solo no se cumplen, sino que ni siquiera se debaten. Sus certificaciones sobre la validez de procesos electorales son ignoradas. Las dictaduras ya no se persiguen. Tampoco los totalitarismos pseudodemocráticos. Hasta el país misógino por excelencia cuyo régimen sigue anclado en la edad media, el de Arabia Saudí, es el que preside el Comité de los Derechos Humanos.

Esta semana pasada nos hemos enterado por la prensa extranjera (la de aquí solo habla de Venezuela y no está para informar sino para deformar y alinear a favor del imperio) que la OTAN y los Estados Unidos, abandonan el Tratado de las Armas Nucleares de Alcance Intermedio (INF) firmado en 1987 por USA y la URSS (Rusia) en el que acordaban destruir y renunciar el uso de este tipo de armamento de media distancia. Mientras escribo esto, leo en la BBC que Rusia va a seguir los mismos pasos. Muchos han titulado este hecho como una vuelta a la guerra fría. Particularmente creo que estando en la Casa Blanca un tipo sin escrúpulos que defrauda impuestos, que miente cada vez que puede, misógino, racista, estúpido, engreído y mentalmente inestable, que debe su elección a los apoyos económicos de las empresas armamentísticas y de las petroleras, la posibilidad de que un día de estos, el whisky acabe apretando el botón rojo, es más que un temor.

Para no ser menos, en este batiburrillo coetáneo, la Unión Europea que lleva tiempo acusando temblores, ve como comienza a tener serios problemas de carcoma en sus cimientos. Si el Brexit es un hecho, aunque los ingleses estén racaneando para seguir jugando con dos barajas como han hecho durante toda su historia, ahora, en Francia, el movimiento de los Chalecos Amarillos que todos los fines de semana saca miles de personas a la calle, parece que empieza a organizarse y comienzan a hablar del Frexit.

Y es que la Unión se ha convertido, si es que alguna vez fue otra cosa, en un nido de vividores pasados de alcohol, practicantes del hijoputismo especulador más acérrimo, que han arruinado a la población de todo el círculo exterior de Europa con el único fin de salvar sus negocios especulativos. El propio inductor de esta ruina reconocía hace unos días, sin ningún atisbo de arrepentimiento, que habían arruinado Grecia, Portugal e Irlanda a propósito.

Así las cosas, comienza a extenderse la idea en la Unión de que Europa solo sirve para beneficiar a Francia y Alemania. Lo que supone que cada día hay más ciudadanos en contra del proyecto europeo. Lo que empezó siendo el sueño de crear un gran país que compitiera por el imperio contra USA, en realidad solo ha sido una pantomima, un epígono siervo del imperio al servicio del hijoputismo.

En este ambiente cargante, dónde cuanto más turbias y revueltas son las aguas, más pesca el fascismo, Europa va camino de la autodestrucción y de una involución que nos está llevando a las puertas de los primeros años del siglo XX. El nacionalismo exacerbado, el señalamiento de un grupo de personas (antes los judíos, hoy los migrantes) como culpables de todos los males que nos acaecen, que sin embargo solo son consecuencia de nuestra estupidez y de nuestras acciones (y no del que viene a buscarse la vida), la rabia social y la saña contra el que piensa diferente son claras muestras de esa involución y del peligro de acabar como entonces.

Surgen así movimientos como el DiEM25 , encabezado por el que fue candidato a la Casa Blanca Bernie Sanders y el superministro de Economía griego Yanis Vaurofakis, que acabó dimitiendo por no querer pasar por el aro de la Troika, que proponen la unión de todos los progresistas del mundo contra la escalada nacional-fascista encabezada por el del pelo naranja.

Viendo quién integra desde España ese movimiento, la desolación acabó en unos segundos con el interés por este proyecto. Porque han escogido como socios de camino al partido político Actúa, esa amalgama de progresistas inmovilistas que se integran en el sistema para que nada cambie, encabezados por el ex-juez Garzón y Gaspar Llamazares.

En la coyuntura actual, en la que volvemos a la esclavitud de un trabajo que ya no da para comer acabas saltándote de motu propio, para poder llegar a fin de mes, los derechos conseguidos en aquellas viejas luchas de hace justamente un siglo, que llevaron a España a ser el primer país del mundo en establecer por ley la jornada laboral de ocho horas. El deterioro es de tal magnitud que tenemos que volver a luchar por algo que ya se hizo en su día y que costó miles de muertos y multitud de torturas, sangre y padecimiento. Son mayoría los que, absorbidos por la TV, creen que los derechos han existido siempre y que, por tanto, no ven el peligro de que desaparezcan. Por eso funcionan los perfiles medias tintas como Errejón, Carmena o Garzón. La gente no quiere mojarse. Y creen que las actitudes pusilánimes les salvaguardarán del desastre. “Ojos que no ven,…” Como si en un incendio, meter la cabeza en una bañera llena de agua sirviera de algo.

Cuando ves como una compañera tuya, competente, trabajadora, orgullosa de ser mujer e independiente, defiende las posturas de los totalitarios que acaudillan que la mujer debe estar en casa, que hay que expulsar a los migrantes, que compra el discurso de que las luchas obreras solo sirven para molestar al ciudadano y que las protestas hay que llevarlas al campo, donde no molesten, la perplejidad da paso al estupor, a la irritación y, por fin, al decaimiento. Es como ver a una persona de tu entorno, a la que estás atado con una soga, se acerca al precipicio, y cuando la adviertes, no solo no hace caso sino que echa a correr hacia el mismo. No puedes dejar de preocuparte porque sabes que tras ella, irás tú.

Se acercan tiempos inciertos. Los poderosos ya se han encargado de quedarse con el 99% de la riqueza de la tierra. Pero, en esta coyuntura de cambio climático, saben que el agua provocará movimientos de lucha que no podrán evitar y de la que pueden salir mal parados. Reducir la población (hace ochenta años que no hay una masacre mundial) se hace inevitable para sus intereses.

En ese foro mundial (Davos) dónde los ricos juegan al parchís con los pobres y la pobreza, dónde hablan de solidaridad mientras hacen lo posible porque cada día haya menos derechos, más pobreza general y más riqueza particular, dónde mientras difunden falsas esperanzas de igualdad, progreso y ecología, se establecen las reglas que harán de los pobres aún más pobres, de la tierra un lugar cada vez más inhóspito y de los derechos y los servicios públicos un recuerdo cada día más lejano, hay mentes brillantes como la del historiador Rutger Bregman que tienen claro que la única solución a esta coyuntura son los impuestos. Esos que debieran hacer que los ricos cedan un poquito insignificante de su patrimonio en beneficio de ese 99% que malvive de ser explotados.

Pero quizá le invitaron justamente para que diera ese discurso, para que fuera la parte estrámbotica de esa reunión de miserables. Las formaciones comunistas y el movimiento feminista son los únicos conscientes de que la igualdad significa redistribución. Solo el movimiento feminista podrá sacarnos indemnes de esta situación que cada día pinta peor.

Malos tiempos para la lírica que decían los “Golpes Bajos”.

Salud, república, feminismo y más escuelas públicas y laicas.

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