Nicolás Maduro, en una parte del discurso que ha realizado ante los manifestantes concentrados en Caracas para mostrar su apoyo al actual presidente electo de Venezuela, aceptó las propuestas de apertura de una mesa de negociación realizadas por México, Bolivia o Uruguay para que los problemas de la República Bolivariana se arreglen a través del diálogo con la política local y sin injerencias externas.

Sin renunciar a su estilo desafiante, Maduro ha dicho: «El día que quieran, donde quieran, como quieran, estoy listo para hablar y para facilitar el camino del encuentro nacional, para respetar esta Constitución entre todo y para poner una agenda nacional de prioridades», añadiendo que la principal es la recuperación económica.

El mismo desafío ha lanzado a la oposición al anunciar que tiene intención de adelantar las elecciones parlamentarias legislativas: «Si ustedes quieren, nosotros queremos».

El verdadero problema con el que se encuentra Maduro es la falta de credibilidad de sus propuestas porque es muy probable que la oposición rechace esa convocatoria, sobre todo si está organizada por Diosdado Cabello, tal y como anunció Maduro.

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