El expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva ha ganado la primera vuelta de las presidenciales en Brasil, pero no ha logrado evitar el segundo turno. Lula ha superado a Bolsonaro por más de cuatro puntos al actual mandatario, Jair Bolsonaro.
Habrá segunda vuelta en las presidenciales en Brasil
El ultraderechista ha desafiado todas las encuestas que se han equivocado y ha mantenido durante horas una ventaja sobre Lula da Silva, que ha logrado finalmente aventajarle por más de cuatro puntos.
Con el escrutinio finalizado, Luiz Inácio Lula da Silva ha conseguido superar claramente a Bolsonaro, con el 47,9% y 50.813.474 votos, frente al 43,6% y 50.117.086.
Brasil tendra una campaña eletoral más agresiva
Este resultado deja muy abierta la campaña electoral para la segunda vuelta, que será más agresiva y polarizada.
Durante la jornada, las mesas de votación han registrado largas colas durante todo el día, y se ha pedido a los electores que no se marcharan: todos los votantes que han permanecido en la fila a partir de la hora de cierre, las 17.00 de Brasilia, han podido votar.
Bolsonaro busca la reelección y Lula da Silva, que gobernó el país entre 2003 y 2011, aspiraba regresar al poder. No ha podido ser en la primera vuelta. Habrá que esperar al 30 de octubre para que por fin se expulse del poder a la extrema derecha.
Bolsonaro y sus amenazas al sistema electoral
El actual mandatario puso en duda durante la campaña la seguridad de las urnas electrónicas y sacudió la amenaza de un fraude. Ahora parece que con este resultado sus palabras manchadas por las mentiras y los insultos se las lleva el viento. “Con elecciones limpias que gane el mejor, sin ningún problema” dijo.
Su rival, Lula da Silva, votó en São Bernardo do Campo, en las afueras de São Paulo, el distrito industrial donde nació a la vida política. Y donde creó el gran sindicato de la metalurgia. El expresidente llamó a terminar con el odio: “Los bolsonaristas más fanáticos tendrán que adecuarse a la mayoría de la sociedad”.
Una segunda vuelta en Brasil como más agresividad
La campaña electoral para la segunda vuelta verá como la agresividad vista en el debate presidencial en TV Globo el pasado jueves alcanzará nuevas cuotas. En el caso de Lula, la búsqueda de un voto útil ha supuesto un desengaño. Simone Tebet ( MDB) y Ciro Gomes (PDT) consiguieron el 4,22% de los votos válidos y el 3,06%, respectivamente.
Dada la animosidad entre Ciro y Lula, es probable que se repita lo que sucedió en 2018, cuando volvió a caer en el primer asalto, y terminó no apoyando a ningún candidato. También se espera lo mismo de Tebet, pero nada de esto es importante para los sus votantes: 1 de cada 5 partidarios de los dos dijo que podría optar por el voto útil.
Situación complicada para Bolsonaro
Para Bolsonaro, la situación es mucho más complicada, dado el rechazo al expresidente en las encuestas. Su principal y más evidente ataque fue contra el electorado de bajos ingresos y también contra la clase media baja. Reinventó el Bono Familia Lula como Auxilio Brasil y lo reajustó ofreciendo 600 reales (R$), además de promover una serie de beneficios ocasionales para sus aliados, como los camioneros.
Más importante aún, intervino en la política de precios de Petrobras para lograr reducciones sucesivas en el valor de los combustibles. Pero estas artimañas no le han servido para ganar la primera vuelta, pero si para lograr un segundo asalto. Un poco de vida para un presidente despreciable, pero querido por 50 millones de brasileños, a pesar del daño producido a su país y al Amazonas.
Salario mínimo en Brasil
No funcionó entre los más pobres, que ganan menos de 2 salarios mínimos, aunque tuvo éxito en el segmento inmediatamente superior. Ahora, los observadores se preguntan si hay alguna medida para sacarse de la manga, como siempre las hay en las oficinas de Brasilia, pero la duda sobre la efectividad está instalada.
El aumento de los precios de los alimentos ha devaluado el valor del salario mínimo. Cada vez más difícil la vida del trabajador brasileño, especialmente de los más pobres y de los que residen en las grandes ciudades. Hoy un empleado que gana el sueldo mínimo de R$ 1.212 (aprox. 235 euros) y vive en una capital trabaja alrededor de la mitad del mes solo para comprar lo necesario para su alimentación.
Durante toda la campaña Bolsonaro se ha mostrado muy crítico con el sistema electoral y ha insistido en las insinuaciones golpistas. Pero a pesar de creerse poderoso, no cuenta con el del ejército. No tiene apoyos en el servicio activo de las Fuerzas Armadas para lograr esos gestos de ruptura.
A la imagñen de Trump: Sedición
Bolsonaro lo podría intentar, sobre todo si sigue el manual de sedición que le dejó si talismán, el expresidente estadounidense Donald Trump.
En la segunda vuelta, a la contestación de las urnas le seguiría un levantamiento bolsonarista en las calles, cuyo ensayo habría tenido lugar en las manifestaciones del 7 de septiembre. El diseño no es fácil de ejecutar, aunque los episodios de violencia a lo largo de la campaña muestran puede lograr mucha confusión.
Bolsonaro ha seguido utilizando su traje de radical, aunque sea en realidad un extremista, machista, homófobo, destructor de la vida y del medio ambiente y amante de las armas. Con ello ha querido mantener a gran parte del electorado que lo apoyó en la elección de 2018.
Lula da Silva
A Lula mantener la distancia le bastará, ya que también lidia con un voluminoso rechazo, en torno al 40%. Su desafío será responder con mayor objetividad a lo que se le ha escapado a lo largo de la campaña. El tema económico y en relación con el Poder Judicial.
El camino del expresidente parece menos accidentado que el de Bolsonaro, pero la historia política reciente de Brasil aconseja prudencia antes de los pronósticos, como muestra el desempeño del bolsonarismo en todo el país este domingo.
