El término «lamejeques» fue acuñado por el periodista y director del programa Tiempo de Juego, Paco González, cuando el actual entrenador del FC Barcelona, Xavi Hernández, y el entrenador del Manchester City, Josep Guardiola criticaron duramente la sentencia del procés catalán. «No deis lecciones morales. Seguid a lo vuestro. Sois unos lamejeques, a seguir lamiendo», afirmó González.
Xavi afirmó que era una «vergüenza» y Guardiola dijo que «España vive una deriva autoritaria bajo la cual se utiliza la ley antiterrorista para criminalizar la disidencia e incluso para perseguir artistas que ejercen su libertad de expresión». Ambos profesionales del fútbol tenían relación con Qatar. Xavi, cuando hizo esas declaraciones, entrenaba al equipo qatarí Al Sadd, club en el que jugó desde que abandonó el Barça en 2015. Guardiola ha sido embajador de la Copa del Mundo que se celebrará en este régimen medieval.
En los días previos al inicio del Mundial de Qatar 2022, el presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), Luis Rubiales, se ha unido también a la «logia de los lamejeques». Mientras otras selecciones van a realizar durante su participación diferentes acciones para denunciar la discriminación y la represión que Qatar impone a la comunidad LGTBi u homenajear a las cerca de 7.000 personas muertas durante la construcción de los estadios y las infraestructuras del Mundial, Rubiales ha ensuciado una vez más la bandera de España al negarse a que la Selección lleve el brazalete arcoíris o haga algún tipo de gesto de protesta contra el régimen medieval qatarí.
Rubiales, el nuevo miembro del «selecto club de los lamejeques», justificó esta decisión en que no se puede contentar a todo el mundo y para poner un ejemplo de ello no se le ocurrió otra cosa que hacer referencia a la celebración de la Supercopa de España en Arabia Saudí, otro país condenado por violaciones constantes de los derechos humanos. Eso sí, los saudíes, al igual que lo qataríes, tienen el dinero por castigo y, por eso, hay que ser partícipe de un vergonzoso procedimiento de blanqueo de imagen.
Luis «lamejeques» Rubiales ha logrado que España se coloque en el mismo barco que Polonia, un país al que la Unión Europea ha abierto varios expedientes por sus leyes homófobas.
Por otro lado, también ha resonado el silencio cómplice del seleccionador nacional, Luis Enrique, quien no ha entrado en polémica. De igual modo, ninguno de los jugadores seleccionados para representar a España en el Mundial se ha manifestado ni ha anunciado que, de manera particular, realizará algún tipo de acción reivindicativa o de denuncia.
El presidente de la RFEF ha hecho oídos sordos a las peticiones que desde diferentes partidos políticos (PSOE y Más País) para que España se sume a Bélgica, Países Bajos, Alemania, Suiza, Gales, Dinamarca, Inglaterra, Francia o Estados Unidos. También ha ignorado a ONG de defensa de los derechos humanos como Amnistía Internacional.
También ha resultado dolorosa la ausencia de ningún tipo de respuesta por parte del gobierno progresista liderado por Pedro Sánchez ante el golpe a la credibilidad de las políticas igualitarias y de defensa de los derechos humanos de España. Ni la ministra de Igualdad, Irene Montero, ni el presidente del Consejo Superior de Deportes, Jesús Franco, ni el ministro de Cultura, Miquel Iceta, que es homosexual, ni, por supuesto, Pedro Sánchez, han dicho nada al respecto. ¿Para qué sirve la igualdad que tanto se pregona desde el actual gobierno? ¿Por qué mantienen un silencio cómplice con el régimen medieval qatarí y sus violaciones de los derechos humanos?
La España de la igualdad es la que sale a la calle a reivindicar los derechos de las mujeres, de los trabajadores, de los diferentes colectivos sociales. Sin embargo, Luis «lamejeques» Rubiales ha manchado la verdadera «marca España» ante la mirada de todo el mundo. Y el gobierno progresista, calla.
