Los verdaderos reconocimientos internacionales que necesita España

La celebración de la próxima Cumbre de la OTAN en España no es otra cosa que un modo de incrementar el ego de Pedro Sánchez, además de que no sirve para nada que nuestro país sea el anfitrión de un encuentro de una organización que se ha caracterizado por la vulneración de los derechos humanos

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Pedro Sánchez
El presidente del Gobierno en la Cumbre de la OTAN. Foto: Flickr Moncloa

El ego de Pedro Sánchez (por el bien de todos esperemos que sea el bueno, porque, como el colesterol, el ego puede ser del bueno o del malo), una característica que es lo más destacable de la figura del actual presidente del Gobierno, se ha visto alimentado en las últimas horas con la confirmación de que España será la anfitriona de la próxima Cumbre de la OTAN.

Esto, que desde Moncloa se ha querido vender como un éxito de Sánchez, en realidad no lo es tanto porque demuestra el poco peso que tiene España en la órbita internacional. «Démosle un caramelito y así les dejamos contentos». Todo ello, evidentemente, sin entrar en los temas más importantes que, desde la órbita internacional, importan a España.

Ese reconocimiento deja al país, que no al ego de Sánchez, en la misma situación que una «gran potencia» como Lituania, que será el país anfitrión en la Cumbre de 2023 o nos iguala a Polonia, Rumanía, Letonia o Turquía, este último país un ejemplo de democracia y de respeto de los derechos humanos, valga el sarcasmo.

Hay que tener en cuenta que de las 29 cumbres de la OTAN que se han celebrado desde el año 1957, 13 han tenido lugar en Bruselas, Cuartel General de la Alianza. 4 en Reino Unido, 3 en Francia y Estados Unidos, 2 en Alemania. Las siete ediciones restantes están repartidas entre diferentes países, España incluida. Por tanto, de éxito nada. Más bien al contrario, es el chocolate del loro, nada más.

Los temas que preocupan a España no importan

Las cumbres de la OTAN, finalmente, sólo se centran sobre las amenazas de Estados Unidos, no del resto de países. La que se ha celebrado en los pasados días lo ha vuelto a demostrar, dado que los puntos centrales han estado dirigidos, principalmente, a China y a Rusia. Es decir, dos de las mayores preocupaciones para el país americano.

También se ha hablado de otros temas, como de las relaciones entre Turquía, aliado estratégico de Estados Unidos de cara a sus intervenciones en Oriente Medio, y Grecia. Es decir, un tema absolutamente local que a España ni le va ni le viene ni supone ningún tipo de amenaza.

Marruecos

Mientras los líderes mundiales de primer nivel sí que focalizaban determinados problemas, los que se encuentran en un segundo o tercer escalón, como es el caso de Sánchez, se peleaban por su momento de gloria con Joe Biden y tiraban fuegos artificiales por encuentros informales de 30 segundos.

Esta sumisión a los poderosos de quienes, como es el caso de España, no tienen ningún peso ni en la OTAN ni en la comunidad internacional, provoca que los verdaderos problemas de seguridad a los que se enfrentan sean absolutamente olvidados.

El éxito de Sánchez hubiera sido lograr que en la Cumbre se tratara el tema de Marruecos, las constantes agresiones, chantajes y amenazas a los que se somete España, y que se obtuviera una declaración institucional de la Alianza Atlántica, en primer lugar, censurando la actitud del régimen de Mohamed VI con uno de los miembros de la OTAN y, en segundo término, plantear sanciones como ya se hizo en el pasado con otros países que amenazaban a otros Estados miembros de la Alianza. Ese sí que hubiera sido el gran éxito de Sánchez por el que se le podría felicitar. Sin embargo, no ha sido así.

La corrupción judicial y la sumisión a la banca

El actual presidente del Gobierno suele sacar toda su maquinaria propagandística (pagada con dinero público, por cierto) cada vez que asiste o realiza algún viaje internacional. Incluso, en los que han sido analizados como una posible «huida» de los asuntos nacionales.

Sin embargo, Sánchez no afronta en ningún caso los verdaderos problemas que asolan a España y que tienen proyección internacional.

El escenario fundamental se da en la Unión Europea. El presidente español no presenta soluciones a elementos como la corrupción judicial en España que son mirados con lupa desde las instituciones europeas en la misma proporción con la que se imponen sanciones a verdaderas «potencias democráticas» (valga nuevamente el sarcasmo) como Polonia y Hungría. Tal y como publicó mi compañero José Antonio Gómez, podrían estar en juego hasta los fondos europeos que llegan a España cada año, no sólo los de recuperación, sino todos los demás. Plantear esas soluciones y obtener el apoyo de Europa sí que sería un verdadero éxito, no la convocatoria de una Cumbre.

En el marco de la UE, Sánchez tampoco plantea ningún tipo de movimiento para revertir el vergonzoso escenario por el cual el Estado español está sometido a la dictadura de las grandes empresas y, sobre todo, de los bancos.

Él sabrá la razón que le mueve a ello. Más bien al contrario, tal y como se está demostrando con la actitud de la Abogacía del Estado en el Caso Popular o el comportamiento absolutamente de defensa inmisericorde de la banca contra el pueblo en las vistas del IRPH.

Un Estado democrático liderado por un político que se autodefine como progresista y de izquierdas jamás puede anteponer los intereses de la banca a los de la ciudadanía. Ser el paladín de la dignidad del pueblo frente a la dictadura de las multinacionales y la banca sí sería un éxito, no lograr ser la sede de una cumbre.

Sin embargo, si en solo dos años se ha olvidado la ideología que se presentó en el 39 Congreso del PSOE… Iván Redondo se ha propuesto, desde Murcia hasta la OTAN, arruinar los «aciertos de Sánchez», marcando los tiempos de acertadas decisiones. Lo malo es que al PSOE de Pablo Iglesias Posse ya lo ha arruinado con sus, erróneas o desastrosas «ideas». Sus declaraciones en las que confesó que no tenía tener ideología son lo más razonable que ha manifestado en los últimos tiempos, desde su etapa en el el PP hasta el presente en el que diseña su novedosa estrategia, por si llegase el caso, «sólo es un poner».

En consecuencia, los reconocimientos internacionales deben ser otros, tienen que ser los que beneficien al pueblo español y a su seguridad, frente a quien sea. El resto no es más que propaganda y los líderes que sobreviven gracias a aquélla suelen tener fecha de caducidad. 

1 COMENTARIO

  1. Parece que el autor del artículo ignora soberanamente el hecho de que Europa se ha metido en berenjenales que han resultado en mas de 100 millones de muertos den los últimos 100 años

    Le recordaré al Sr Manuel Domínguez Moreno
    Periodista , escritor, sociólogo, politólogo y perito en procesos de paz a nivel nacional e internacional ( y cura) que las amenazas contra Europa son multiples y crecientes.

    1. Rusia y su necesidad de salvar a la madre patria mediante un cinturón de paises de seguridad que le rodeen.

    2. Creciente presión China para lograr una hegemonía intelectual del capitalismo autoritario sobre el capitalismo liberal.

    3. Presión de África que en 30 años tendrá 10 x la población europea…con todas sus consecuencias.

    4. La pérdida de valores OTAN/ EU sobre la forma de vivir en un territorio de este planeta.

    Si Ud. no entiende esto….

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