Mañana martes 14 de diciembre a las 19.00 horas se celebrará la presentación online de una investigación sobre violencias machistas digitales hacia activistas y colectivos feministas en Twitter desarrollada por la Universitat de Vic con el impulso de Calala Fondo de Mujeres y el apoyo de la Agència Catalana de Cooperació al Desenvolupament.
Esta investigación ha analizado diferentes cuentas de Twitter y ha entrevistado activistas y expertas, desde una perspectiva interseccional. Así, se han evidenciado los tipos de ataques que se producen a los diferentes perfiles; qué estrategias de autodefensa emplean las activistas; cómo son los perfiles de los agresores y cómo configuran estas agresiones.
“El entorno digital no está libre de género y, por tanto, tampoco de violencia machista. A consecuencia de la pandemia, el activismo digital ha cobrado más importancia que nunca, lo que ha provocado una proliferación de ataques contra las activistas, ahora en el ámbito digital. Por ello, es muy importante seguir analizando esta problemática”, señala Maria Palomares Arenas, directora de Calala Fondo de Mujeres.
Esta investigación concluye lo que muchas activistas denuncian hace tiempo: que estas violencias se entrecruzan con otros ejes de discriminación (racismo, capacitismo…). También que los tuits sobre feminismo y racismo son los que más odio despiertan contra las activistas. Y que el acoso colectivo en «jauría» se perfila como una de las principales características de las agresiones en el ámbito digital.
Las violencias machistas en el ámbito digital tienen unas características específicas por su formato que se hacen difíciles de gestionar sin herramientas de seguridad digital y estrategias para la autodefensa y empoderamiento tecnológico. Como explica el colectivo Donestech, experto en violencias machistas online, “son violencias estructurales que funcionan desde el anonimato, que permiten la repetición constante y la inmediatez de los mensajes desde cualquier parte del mundo. Muchas veces no son solo digitales, sino que se trata de un continuum online-offline. Estas violencias además se dan en plataformas gobernadas por grandes empresas que no siempre tienen como interés hacerles frente”.
