“¿Un poco raro no, de repente, de la noche a la mañana…?”, se pregunta capciosamente Pedro J. Ramírez a propósito de la jubilación total de Juan Carlos I. La noticia de que el rey emérito se retira de la vida pública sigue levantando rumores, sospechas y especulaciones de todo tipo, no solo en Villa y Corte, sino en el mundo. Según Pilar Urbano, biógrafa de cabecera de la reina Sofía, el adiós definitivo del monarca a la primera línea de la política puede “no deberse a asuntos de salud, sino por un proceso de judicialización contra el emérito que esté a la vuelta de la esquina”.

La supuesta bomba estaría activada y a punto de estallar, y esa sería la razón de que Zarzuela haya decidido que el artífice de la Transición sea relegado de cualquier papel institucional. De esta forma, la estrategia de la Casa Real sería dejar caer al rey para salvar la Monarquía.

Urbano cree que algún día veremos a Juan Carlos I en un juzgado, quizá como testigo para dar explicaciones, pero nunca sentado en un banquillo como imputado, investigado o acusado. Además, asegura que si la opinión pública supiera cómo el rey ha logrado su fortuna “nos escandalizaríamos”, ya que no cuadran las cuentas de sus dotaciones y asignaciones presupuestarias desde que llegó a la Corona con las cantidades que efectivamente se atribuyen a su importante patrimonio personal. Según revistas especializadas, la fortuna de Juan Carlos I alcanzaría los 2.300 millones de dólares y eso “lo dice un periódico como de Minglanilla de Abajo que se llama The New York Times”, ironiza la reportera experta en asuntos de la Familia Real. Pocos años antes, la revista británica EuroBusiness ya había lanzado una cifra parecida, por lo que Urbano se pregunta: “¿Y todo esto de dónde sale?”

Juan Carlos I empezó a estropear su imagen histórica y personal en el año 2004 por cuestión “de unas faldas que fueron desleales”, asegura la periodista, que apunta directamente a la princesa Corinna zu Sayn-Wittgenstein, amante del rey, quien en aquellos años destapó la caja de los truenos al denunciar ante el comisario Villarejo hechos “que de ser ciertos son delitos”. La propia reina Sofía ya anticipó lo que estaba por venir cuando le insinuó a Urbano que todo aquel “que no cumple y se desvía o el que tiene ambición de dinero” tiene problemas en la vida. En realidad, le estaba hablando del dramático futuro que le esperaba a su marido, el rey de España. “Ella le lanzaba mensajes: un rey se tiene que morir en la cama; un rey no puede abdicar; aquí hace falta que se diga: el rey ha muerto, viva el rey; el rey no está cansado; el príncipe tiene prisa… Son frases que a mí me ha dicho ella”, asegura Pilar Urbano en una entrevista con Jorge Javier Vázquez en el programa Sálvame de Telecinco.

La escritora confirma que los reyes hace mucho tiempo que no se hablan ni hacen “vida marital”, pese a vivir bajo el mismo techo. Pero lo más sorprendente es que eso ocurre en la pareja desde el año 1976, cuando Sofía tomó la decisión de cambiar el rumbo de su vida. “Luego ha habido muchas vejaciones, humillaciones de Juan Carlos hacia la reina…”, explica. Urbano recuerda aquel famoso anuncio de la agencia de relaciones extramatrimoniales Ashley Madison, que en 2011 desplegó un gigantesco cartel en la Gran Vía de Madrid con las fotografías de Bill Clinton, el príncipe Carlos de Inglaterra y el propio Juan Carlos bajo el eslogan: ¿Qué tienen estas “realezas” en común? Sin duda, se trataba de una campaña publicitaria para promocionar la infidelidad, ya que la agencia de contactos vio en el Borbón una veta de oro por sus comentados flirteos extraconyugales. “Aquello lo vio la reina y puso una demanda, de modo que el anuncio se hizo retirar”, recuerda Urbano.

Sofía sabe desde hace tiempo que el rey tiene devaneos, amoríos, aventuras. Cierto día ella, visiblemente contrariada, entró en el despacho de Sabino Fernández Campo, consejero de confianza del monarca, y le preguntó: “Sabino, ¿es una que se la llevan a todas partes o son varias?”, en referencia al número de amantes de Juan Carlos. Eran los años en que corrían intensos rumores de la relación del monarca con Marta Gayá y los viajes a Suiza que incluso perjudicaban y retrasaban sus tareas como Jefe de Estado.

Urbano cree que se ha protegido en exceso la figura del rey, incluso con una “especie de carpa de amianto”. “Era intocable, y más después de creerse que nos había salvado del 23F. Él podía haber sido como Franco pero en rey, y es verdad, eso no se puede olvidar, nos abrió a Europa, al mundo entero, a la democracia, se despojó de sus poderes”, insiste la biógrafa de la reina Sofía.

Pero las revelaciones de la escritora no quedan ahí e incluso indagan en la compleja personalidad del emérito. “Este hombre ha tenido ya desde niño una especie de esquizofrenia espiritual, moral, porque había tenido que obedecer y desobedecer a su padre; obedecer y desobedecer a Franco; engañando en los dos sitios, en Estoril y en El Pardo, sabiendo que aquí estaba su pasado con Don Juan y su futuro con Franco. Eso crea una doble vida, teniendo en cuenta que ya en 1956 hay una paternidad que no ha reconocido…”

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