Estamos prácticamente a poco más de un año de la elección presidencial, se piensa que el triunfo de Andrés Manuel López Obrador sería un hecho, sí fuese postulado nuevamente por los partidos que se coaligaron, entorno a él, en elecciones anteriores.
¿Entonces por qué no se concreta la unidad de las fuerzas políticas que se definen de izquierda? Porque los partidos que formaron la coalición Por el Bien de Todos, en 2006 y después el Movimiento Progresista, en 2012; esto es: el Partido de la Revolución Democrática, el Partido del Trabajo y el Movimiento Ciudadano. Sencillamente perdieron su convicción opositora se convirtieron en colaboradores del régimen.
Además de las fuerzas progresistas institucionales, están las organizaciones y corrientes que se identifican con las causas de la izquierda, podemos mencionar las más visibles: Por México Hoy y Ahora. Conformadas por destacados personajes, sean actores políticos, activistas e intelectuales.

Encabezada por Cuauhtémoc Cárdenas y Porfirio Muñoz Ledo, mismos que irrumpieron al régimen tres décadas atrás, Por México Hoy es una expresión importante. Aunque sin base social su relevancia está en sus estratégicos actores con hazañas políticas a cuestas y un amplio dominio del sistema. Se encuentran coyunturalmente aliados con Miguel Ángel Mancera.

Ahora es otra corriente progresista en la que convergen activistas y líderes de opinión, abanderada por Emilio Álvarez Icaza, su plataforma es liberal, bajo la premisa de sin partidos, con la idea de promover candidaturas independientes. Es un pensamiento con mucha cobertura en medios, que cuenta con legítimas demandas, aunque con propuestas perversas como la de sin voto no hay dinero, promovida por el grupo Jalisco, relacionado con Movimiento Ciudadano.

Estas fuerzas políticas se definen progresistas, porque su propósito es la libertad, incluida el libre mercado, por eso el énfasis lo colocan en: las libertades sexuales, matrimonio igualitario; la igualdad de género, la libre determinación de la mujer sobre su cuerpo; las adicciones como un problema de salud pública, despenalización de la mariguana; animalistas, antitaurinos y ambientalistas, quienes promueven el uso de la bicicleta. En fin, una amplia agenda, que se identifica con la defensa de los derechos humanos.
Nosotros en Morena suscribimos esa agenda, sólo que colocamos el énfasis en los derechos colectivos y en la intervención del Estado, para que los bienes nacionales y sus riquezas naturales sean explotados racional y sosteniblemente. Se trata de ponerlos al servicio del pueblo, para garantizar: educación, salud, alimentación y trabajo.

Más allá del pensamiento progresista, esos membretes encierran intereses y cálculos electorales, estoy claro que las siglas del PRD están empeñadas por la cláusula fundacional del Pacto por México, combatir a Andrés Manuel López Obrador. Mismo compromiso hizo el PT a cambio de mantener su registro.

Para el caso de Por México Hoy, Mancera debe sostener su aspiración para honrar su compromiso de impunidad con presidencia, en tanto, el ingeniero Cárdenas y Muñoz Ledo podrían reconocer que lo importante es el cambio verdadero, además de que ideológicamente están mucho más cercanos al proyecto democrático de López Obrador.
Finalmente Ahora, con toda seguridad sostendrá su candidatura independiente, hasta las últimas consecuencias, quién sabe si Emilio Álvarez Icaza se sostenga hasta el final, de ser así, podríamos recordar que las semblanzas son de claroscuros, en caso contrario, quizá Movimiento Ciudadano abandere esta expresión.

Quizá antes de su extinción estos partidos presten el último servicio al régimen: confundir a la ciudadanía y restar votación a López Obrador. Al margen de esa vocación rastrera, más allá de sus partidos, organizaciones o clubes de intelectuales. Los progresistas son bienvenidos, sean de abolengo o sean de a pie, porque el cambio verdadero se hará por la unidad popular, en 2018 la historia ha de ser la que escriba el pueblo.

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